Displasia septo-óptica plus: reporte de caso para revisar y reconocer esta entidad.

Resumen

La displasia septo-óptica es una afección neurológica congénita de etiología multifactorial caracterizada por agenesia del septum pellucidum, disgenesia del cuerpo calloso o ambas, hipoplasia del quiasma o nervios ópticos y disfunción hormonal con alteraciones hipofisiarias o hipotalámicas. Para hacer el diagnóstico se requieren dos de estos criterios y la resonancia magnética es el examen de elección. La mayoría de los casos se presentan con anomalías del desarrollo cortical en la forma conocida como displasia septo-óptica plus. Si bien las convulsiones y los trastornos del neurodesarrollo son las manifestaciones neurológicas dominantes, es una entidad muy heterogénea con múltiples hallazgos clínicos y radiológicos que se deben considerar.
Se presenta el caso de un hombre de 35 años con antecedentes de traumatismo craneoencefálico en la infancia y remisión por epilepsia focal resistente al tratamiento asociada con déficit cognitivo.
En la evaluación inicial, la tomografía computarizada de cráneo simple se apreció agenesia del septum pellucidum y disgenesia del cuerpo calloso. Se practicó una resonancia magnética cerebral que confirmó la agenesia del septum pellucidum y, también, reveló irregularidad y engrosamiento anómalo de la corteza cerebral en los lóbulos frontales y la región perisilviana; además, se encontró sustancia gris heterotópica en los lóbulos frontales y la región frontoinsular izquierda, leve ventriculomegalia supratentorial, apariencia atípica del rostrum del cuerpo calloso e hipoplasia del quiasma y los nervios ópticos.
Aunque la agenesia del septum pellucidum fue la clave en este caso, no es un hallazgo presente en todos los pacientes.

INTRODUCCIÓN

La displasia septo-óptica, también conocida como el síndrome de De Morsier, es una afección neurológica congénita poco común caracterizada por una tríada conformada por el desarrollo anormal de las estructuras de la línea media, como la agenesia del septum pellucidum o la disgenesia del cuerpo calloso, la hipoplasia del quiasma o los nervios ópticos y la disfunción hormonal con alteraciones hipofisiarias o hipotalámicas. Para la confirmación diagnóstica, se requiere la presencia, al menos, de dos de los criterios mencionados. Aunque esta condición no es completamente desconocida, aún existen algunas controversias sobre ella y muchos especialistas – radiólogos, pediatras y neurólogos- deberían incluirla rutinariamente en su diagnóstico diferencial al evaluar pacientes con síntomas neurológicos o epilepsia.

El diagnóstico de displasia septo-óptica puede ser un desafío, ya que tiene un amplio espectro de hallazgos clínicos y radiológicos 1 y es muy heterogénea clínicamente, con una variabilidad significativa en cuanto a la gravedad y el tipo de manifestaciones neurológicas. Debido a esto, algunos investigadores han postulado que, más que una condición única, es un síndrome 2.

Algunos estudios han informado que la tríada completa está presente solo del 30 al 47 % de los pacientes diagnosticados. En otros trabajos, el 62 % de los enfermos puede presentar hipopituitarismo, el 60 %, ausencia del septum pellucidum, y alrededor del 70 % tiene hipoplasia de las vías ópticas, segmentaria o parcial, e incluso, unilateral o bilateral.

Considerando esta variabilidad y la coexistencia de otros hallazgos, algunos autores han considerado la displasia septo-óptica, más que una enfermedad, un espectro de malformaciones, utilizándose en algunos casos el término DSO PLUS (DSO +) 2. El término DSO-plus fue acuñado por Miller et al. en el 2000 3 para aquellos casos en los que, además de los hallazgos típicos de la displasia septo-óptica, también se presentaban trastornos del neurodesarrollo y malformaciones del desarrollo cortical, como polimicrogiria, esquizencefalia, heterotopías de sustancia gris y displasia cortical. En consecuencia, un caso de displasia septo-óptica con anomalías del desarrollo de la corteza cerebral, se consideraría como DSO-plus. Paradójicamente esta última entidad es más frecuente que la forma original.

Desde su descripción inicial por George de Morsier en 1957 3, los estudios sobre la displasia septo-óptica han asociado su etiología con diversos agentes. La lista incluye infecciones por virus como el citomegalovirus, lesiones vasculares, mutaciones genéticas, edad materna, diabetes gestacional y sustancias tóxicas como el alcohol, así como algunos medicamentos antiepilépticos o la quinidina.

La mayoría de los casos son esporádicos. Los avances en investigación genética han llevado al descubrimiento de mutaciones que podrían estar ligadas a esta entidad, dados los aspectos embriológicos comunes entre la vía óptica y la hipófisis.

Los genes originalmente relacionados con la displasia septo-óptica son el HESX1 y el SOX2, y posteriormente el SOX3. No obstante, un número cada vez mayor de genes, como el OTX2 y el PROKR2, ha sido implicado en su etiología, además de factores de transcripción como los de crecimiento de fibroblastos (fibroblastgrowth factor, FGF), FGF1 y FGF8 4,5. Dada esta variabilidad genética, el fenotipo y las manifestaciones radiológicas varían significativamente entre los individuos, incluso entre gemelos.

El gen HESX1 quizás sea el más estudiado. Este es un gen con dominio homeobox, que actúa principalmente como un represor de la transcripción y es uno de los primeros marcadores del desarrollo de la hipófisis en múridos.

Se han identificado mutaciones del genSOX2 asociadas con anomalías oculares bilaterales graves, defectos del cuerpo calloso e hipoplasia hipofisaria. Además, se han descrito otras características, como retraso en el desarrollo, anomalías del aparato genital masculino, atresia esofágica y pérdida auditiva neurosensorial. Los genes SOX2 y SOX3 están relacionados con otros trastornos como holoprosencefalia, microftalmia o anoftalmia.

A pesar del descubrimiento de estos genes y su asociación con la displasia septo-óptica, se estima que en menos del 1 % de los casos se ha confirmado que los pacientes son portadores de sus mutaciones patogénicas. Por lo tanto, es importante considerar los otros factores implicados -ya mencionados anteriormente-en el origen de esta compleja condición. De hecho, se ha establecido una clara asociación entre el consumo de alcohol y las malformaciones de las estructuras de la línea media cerebral.

Alexander Reyes

Grupo para la Renovación Educativa de Medicina Interna (GERMINA), Facultad de Salud, Universidad Industrial de Santander, Bucaramanga, Colombia, Colombia

Servicio de Radiología, Hospital Internacional de Colombia, Bucaramanga, Colombia, Colombia

Julieth Galvis

Grupo para la Renovación Educativa de Medicina Interna (GERMINA), Facultad de Salud, Universidad Industrial de Santander, Bucaramanga, Colombia, Colombia

Yilver Estupiñán

Servicio de Hospitalización, Hospital Internacional de Colombia, Bucaramanga, Colombia, Colombia

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https://revistabiomedica.org/index.php/biomedica/article/view/7370/5696#content/contributor_reference_3