
Manejo del trastorno por consumo de alcohol.
- ComiteNetMD
- 14 de abril de 2025
- Gastroenterologia, Nutrición, Psiquiatría
- 0 Comments
09/04/2025
Los trastornos relacionados con el consumo de alcohol representan un problema de salud importante. En particular, en el contexto de la enfermedad hepática relacionada con el alcohol, un enfoque terapéutico estructurado e interdisciplinario es crucial para una atención eficaz.
Los trastornos por consumo de alcohol (TCA) se encuentran entre los trastornos más comunes, pero a menudo subestimados en todo el mundo. Con una prevalencia mundial de aproximadamente el 7% de la población adulta, el TUA es una de las principales causas de morbilidad y mortalidad. Una de las complicaciones más graves es la enfermedad hepática relacionada con el alcohol (EHA), que abarca desde la enfermedad del hígado graso alcohólico hasta la esteatohepatitis y la cirrosis hepática . A pesar de la estrecha asociación entre el trastorno por consumo de alcohol y la enfermedad por alcohol, el consumo de alcohol a menudo no se registra sistemáticamente en la práctica clínica y solo entre el 10 y el 14 % de los afectados reciben un tratamiento específico.
La detección temprana del trastorno por consumo de alcohol y la terapia interdisciplinaria son cruciales para prevenir o limitar la progresión del daño orgánico relacionado con el alcohol. Además de las medidas psicoterapéuticas, dependiendo del estadio de la enfermedad también existen opciones de tratamiento farmacológico.
Diagnóstico del trastorno por consumo de alcohol
En la práctica hepatológica, los diagnósticos de TUA a menudo no se realizan de manera consistente porque los pacientes subestiman o no revelan su consumo de alcohol, especialmente en casos de trasplante de hígado planificado. Por lo tanto, una encuesta estructurada sobre el comportamiento de consumo de alcohol debería ser una parte integral de la historia clínica.
La Prueba de Identificación de Trastornos por Consumo de Alcohol (AUDIT) ha demostrado ser confiable para identificar el TCA. La versión abreviada AUDIT-C se puede utilizar para evaluar rápidamente los patrones de consumo. Además, los biomarcadores directos como el fosfatidiletanol (PEth) permiten una cuantificación objetiva del consumo de alcohol con alta especificidad. Un valor de PEth ≥ 20 ng/mL indica un consumo regular de alcohol. Los marcadores indirectos, como la transferrina deficiente en carbohidratos (CDT), la gamma-glutamiltransferasa (GGT) o la relación AST/ALT, pueden proporcionar evidencia adicional del consumo crónico de alcohol, pero son menos específicos.
Terapia no farmacológica
Las intervenciones de terapia psicosocial y conductual son esenciales para la abstinencia a largo plazo y la prevención de recaídas.
- ■La terapia de mejora de la motivación (MET) promueve la motivación intrínseca para la abstinencia y ayuda a superar la ambivalencia.
- ■La terapia cognitivo conductual (TCC) ayuda a afrontar los antojos y a prevenir las recaídas.
- ■Los programas de 12 pasos como Alcohólicos Anónimos ofrecen apoyo grupal a largo plazo.
- ■La gestión de contingencias utiliza sistemas de recompensa para reforzar el comportamiento que promueve la abstinencia.
Terapia farmacológica
La elección del tratamiento farmacológico depende de la gravedad del trastorno por consumo de alcohol y de la función hepática del paciente.
- ■ La naltrexona (50 mg por vía oral al día o 380 mg por vía intramuscular al mes) reduce los antojos al bloquear los receptores opioides. Sin embargo, está contraindicado en insuficiencia hepática grave.
- ■ El acamprosato (666 mg tres veces al día) estabiliza el equilibrio entre los neurotransmisores excitadores e inhibidores. Debido a su eliminación renal, también es una opción preferida en la cirrosis hepática avanzada.
- ■ El baclofeno (10-30 mg tres veces al día) es un agonista de GABA-B con eficacia demostrada en el trastorno por consumo de alcohol con enfermedad hepática alcohólica y también se puede utilizar de forma segura en la cirrosis hepática descompensada. Sin embargo, la evidencia es inconsistente, por lo que es necesaria una evaluación individual del beneficio-riesgo.
- ■ El disulfiram (250-500 mg diarios) inhibe el aldehído deshidrogenasa y provoca reacciones de intolerancia graves cuando se consume con alcohol. Debido a la posible hepatotoxicidad, no se recomienda en casos de EHA avanzada.
- ■ La gabapentina y el topiramato son opciones fuera de etiqueta para reducir el consumo de alcohol y son particularmente adecuados para pacientes con trastornos de ansiedad concomitantes o dolor neuropático .
Terapia de abstinencia de alcohol
La abstinencia abrupta de alcohol puede dar lugar a síndromes de abstinencia de alcohol que van desde síntomas autonómicos leves hasta complicaciones graves como el delirium tremens. La terapia estándar incluye benzodiazepinas , siendo el lorazepam y el oxazepam los preferidos debido a su glucuronidación hepática y son mejor tolerados en pacientes con EHA.
Manejo de la nutrición
Los pacientes con EHA a menudo sufren desnutrición proteico-energética, lo que puede promover la progresión de la enfermedad hepática. La terapia nutricional optimizada debe incluir una ingesta energética diaria de 30-35 kcal/kg de peso corporal y una ingesta de proteínas de 1,2-1,5 g/kg. Se deben complementar micronutrientes como tiamina (100 mg al día), ácido fólico y zinc para compensar las deficiencias relacionadas con el alcohol.
Abstinencia a largo plazo mediante un enfoque terapéutico interdisciplinario
El AUD y la ALD representan un desafío médico complejo que requiere una estrecha colaboración interdisciplinaria entre hepatólogos, especialistas en medicina de adicciones y psiquiatras. La detección temprana del TCA en la práctica hepatológica es crucial para prevenir o limitar el daño hepático inducido por el alcohol. Si bien los tratamientos psicosociales y farmacológicos aumentan las posibilidades de abstinencia a largo plazo, la atención integrada por diversas disciplinas sigue siendo la clave para una terapia exitosa.
Guía S3: Reducción del consumo como opción de tratamiento basada en la evidencia
Además de la abstinencia completa, la reducción del consumo de alcohol también puede ser un objetivo de tratamiento realista y basado en evidencia. La guía S3 “Trastornos relacionados con el alcohol” recomienda que esto se considere explícitamente en los pacientes adecuados. Los estudios muestran que los programas de reducción del consumo pueden ser al menos tan eficaces como los enfoques orientados a la abstinencia en términos de calidad de vida, salud física y participación social. Además, la opción de reducir el consumo facilita un abordaje de bajo umbral y que promueve la aceptación del delicado tema del alcohol en las consultas médicas.
https://www.vademecum.es/noticia-250409-Manejo+del+trastorno+por+consumo+de+alcohol_452692