Impacto del ejercicio sobre el metabolismo de los lípidos y la dislipidemia

Impacto del ejercicio sobre el metabolismo de los lípidos y la dislipidemia

Resumen

La práctica crónica del ejercicio induce una serie de adaptaciones celulares y orgánicas que modifican la forma en que el cuerpo humano metaboliza todos los macronutrientes, incluidos los lípidos. El ejercicio de duración y el ejercicio de resistencia provocan diferentes respuestas que resultan en efectos diferenciales sobre el metabolismo de los lípidos y las lipoproteínas. Estos efectos son cuantitativa y cualitativamente diferentes y mediados por distintas vías de señalización. Esta revisión, resume la evidencia pertinente sobre la repercusión del ejercicio en el metabolismo de los lípidos y las lipoproteínas, y finaliza con algunas recomendaciones sobre la práctica del ejercicio para los pacientes con dislipidemia en el ámbito de la atención primaria.

INTRODUCCIÓN

Durante la evolución, solo los más aptos lograron sobrevivir y transmitir sus genes a la siguiente generación. En una época en la que los recursos eran escasos, los humanos más aptos eran aquellos que podían soportar largas horas de caza o de trabajo. Esto significa que los genes que codifican el almacenamiento eficiente de energía y el metabolismo son favorecidos y transmitidos generación tras generación hasta ahora. Sin embargo, en los tiempos modernos de abundancia de recursos y producción mecanizada, la sobreabundancia de energía y el bajo gasto son la norma. Esta inactividad física aumenta la incidencia de al menos 17 afecciones no saludables y enfermedades crónicas relacionadas, mientras que una baja capacidad de ejercicio es un indicador independiente de la mortalidad y morbilidad por todas las causas(1). Uno de los efectos demostrados del comportamiento sedentario es la disfunción metabólica, caracterizada por el aumento de los niveles de triglicéridos en plasma, la disminución de los niveles de colesterol de lipoproteínas de alta densidad (HDL) y la disminución de la sensibilidad a la insulina(2). Todas estas consecuencias indeseables de la inactividad física justifican una comprensión de las vías fisiológicas por las que la actividad física confiere sus beneficios metabólicos.

ACTIVIDAD FÍSICA, EJERCICIO Y DEPORTE

Mientras la actividad física (AF) se refiere a cualquier tipo de movimiento corporal producido por la contracción consciente del músculo esquelético que exige el uso de energía(3), el ejercicio es un tipo de actividad física planificada, estructurada, repetitiva y con propósito, en el sentido de que el objetivo es la mejora o el mantenimiento de uno o más componentes de la aptitud física(4). Si bien es cierto que cada vez que la persona hace ejercicio hace AF, no significa que cada vez que está físicamente activa esté haciendo ejercicio. Por último, deporte significa todas las formas de AF que, a través de la participación casual u organizada, tienen como objetivo expresar o mejorar la forma física y el bienestar mental, obteniendo resultados en la competición a todos los niveles, y estableciendo relaciones sociales.

La capacidad de coordinación y adaptación de una amplia gama de cualidades fisiológicas y cognitivas determina la forma física. Este término se divide a su vez en tres componentes que pueden ser mejorados a través de la formación continua, y son: la aptitud cardiorrespiratoria, la aptitud muscular y la velocidad/coordinación. El acondicionamiento cardiorrespiratorio es la capacidad general de los sistemas cardiovascular y respiratorio para realizar ejercicios vigorosos y prolongados. El American College of Sports Medicine define la capacidad aeróbica como el producto de la capacidad del sistema cardiorrespiratorio para suministrar oxígeno y la de los músculos esqueléticos para utilizarlo(5). El consumo máximo de oxígeno alcanzado durante un ejercicio graduado hasta el agotamiento voluntario ha sido considerado, desde hace tiempo, como el mejor indicador del estado físico cardiorrespiratorio. La aptitud muscular es la capacidad de realizar un trabajo contra una resistencia. La fuerza máxima que se puede generar depende de varios factores, incluyendo el tamaño y el número de músculos involucrados, la proporción de fibras musculares llamadas a la acción y la coordinación de los grupos musculares.

Los principales componentes de la aptitud muscular relacionados con la salud son la fuerza máxima (isométrica y dinámica), la fuerza explosiva, la fuerza de resistencia y la fuerza isocinética(6). La velocidad es la capacidad de mover el cuerpo (o algunas partes del cuerpo) lo más rápido posible. La agilidad es la capacidad de moverse rápidamente y cambiar de dirección mientras se mantiene el control y el equilibrio. Por consiguiente, la agilidad es una combinación de velocidad, equilibrio, potencia y coordinación(6).

Eitan A. Scher-Nemirovsky1, Daniel Ruiz-Manco1, Carlos O. Mendivil1,2

1 Facultad de Medicina, Universidad de los Andes, Bogotá, D.C., Colombia

2 Sección de Endocrinología, Fundación Santa Fe de Bogotá, Bogotá, D.C., Colombia.

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