09/10/2023
Un estudio reciente no mostró ningún beneficio significativo de continuar una terapia antidepresiva durante 52 semanas en comparación con la interrupción de los antidepresivos después de ocho semanas con respecto a la prevención de una recaída de un episodio afectivo en pacientes con trastorno bipolar tipo 1.
Síntomas depresivos más frecuentes en trastorno bipolar tipo 1
Aunque la manía es la característica definitoria del trastorno bipolar I, los pacientes con esta afección tienen tres veces más síntomas depresivos que síntomas maníacos. El impacto de los síntomas depresivos en la salud y el funcionamiento es al menos tan grave como el de los episodios maníacos.
Además, los estudios mostraron que los intentos y los suicidios completos ocurren al menos 18 veces más a menudo durante los episodios depresivos en comparación con los episodios maníacos en los trastornos bipolares tipo I.
Los antidepresivos se utilizan para tratar las depresiones agudas en pacientes con trastornos bipolares tipo 1. Su efecto como terapia de mantenimiento después de la remisión de la depresión aún no se ha estudiado.
Además, su uso no está exento de controversia. Existen preocupaciones de que estos fármacos puedan apoyar la manía, los estados mixtos o un rápido cambio entre manía y depresión.
¿Antidepresivos después de la remisión de una depresión en trastorno bipolar tipo 1?
Por lo tanto, un estudio doble ciego controlado con placebo reciente evaluó la terapia de mantenimiento con Escitalopram (10-30 mg por día) o Buproprion XL (150 a 450 mg diarios) en combinación con un estabilizador del estado de ánimo o un antipsicótico de segunda generación en comparación con la interrupción de la terapia antidepresiva en pacientes con trastorno bipolar tipo 1 que recientemente mostraron remisión de su episodio depresivo.
Los pacientes se asignaron aleatoriamente 1:1 a los grupos de terapia de mantenimiento con antidepresivos durante 52 semanas después de la remisión en comparación con un cambio a placebo en la octava semana. En total, 177 participantes tomaron parte en el estudio. 90 de los pacientes fueron asignados al grupo de terapia de mantenimiento, en comparación con 87 en el grupo placebo.
El resultado primario fue cualquier episodio afectivo, tratamiento adicional o hospitalización por síntomas afectivos o intento o realización de suicidio. Los eventos de resultado primario se clasificaron como maníacos, hipomaníacos, depresivos o mixtos.
El estudio se detuvo debido a la lenta reclutación y limitaciones de financiación antes de la reclutación completa.
Sin beneficio significativo con terapia de mantenimiento
En la semana 52, 28 pacientes del grupo de terapia de mantenimiento y 40 del grupo de placebo experimentaron un evento afectivo. La probabilidad estimada de permanecer sin episodio afectivo en la semana 52 fue del 61% para el grupo de terapia de mantenimiento y del 49% para el grupo de placebo.
En total, once pacientes de la terapia de mantenimiento experimentaron un evento maníaco o hipomaníaco en comparación con cinco del grupo de placebo, y 15 en comparación con 35 pacientes mostraron una recaída de la depresión. La probabilidad estimada de no experimentar una recaída de un episodio depresivo fue mayor en el grupo de terapia de mantenimiento que en el grupo de placebo (72% versus 53%).
Sin embargo, la probabilidad de no experimentar una recaída de un episodio maníaco fue mayor en el grupo de placebo que en el grupo de terapia de mantenimiento (92% versus 81%). La incidencia de efectos adversos fue comparable en ambos grupos.
No se observaron efectos adversos graves. Un aumento de peso clínicamente significativo (aumento del peso corporal = 7%) se observó en el 14% de los pacientes del grupo de terapia de mantenimiento y en el 7% del grupo de placebo. No se realizó un análisis de subgrupos, por lo que los resultados fueron descriptivos.
Los investigadores concluyeron que el estudio no mostró un beneficio significativo de la continuación de la terapia antidepresiva después de una remisión de un episodio depresivo en comparación con la interrupción de la terapia después de ocho semanas en lo que respecta a la prevención de una recaída de un episodio afectivo.
