Como habíamos visto anteriormente, el electrocardiograma de Claudia no tuvo hallazgos significativos y en el ecocardiograma se observó una leve hipertrofia ventricular izquierda con patrón de llenado normal y sin dilatación auricular.
Teniendo en cuenta los resultados normales y el examen físico de Claudia, se le había indicado iniciar con una actividad física de menor intensidad, supervisada, a frecuencia bisemanal y de incremento progresivo.
Luego de 3 meses, la paciente acude nuevamente a la consulta, sus tareas y viajes le dificultaron sostener los cambios de hábitos y la adherencia al plan de alimentación, lo que impidió también que acudiera antes a la consulta programada donde se iba a profundizar sobre las opciones de tratamiento.
De todas formas, Claudia trae su último análisis de laboratorio y una ecografía abdominal. Los hallazgos son los siguientes:
La ecografía abdominal, solicitada anteriormente, muestra un aumento de la ecogenicidad hepática compatible con esteatosis grado 1.
Se conversa con Claudia sobre el impacto de la obesidad en los distintos órganos y el riesgo cardiovascular que esto implica, focalizando en la posibilidad de revertir este daño. Teniendo en cuenta que presenta un IMC 37.1, una circunferencia de cintura (cc) de 109 cm y comorbilidades relacionadas, se discuten las posibilidades terapéuticas y se decide, en conjunto, comenzar con un tratamiento farmacológico para la obesidad.
La obesidad se asocia a un mayor riesgo de tener una enfermedad hepática por depósito de grasa no relacionada con el abuso de alcohol (EHGNA) y contribuye a la progresión de hepatopatías de diferentes etiologías. El descubrimiento de que el tejido adiposo es un tejido sometido a un estado de inflamación crónica capaz de secretar adipoquinas ha permitido establecer un punto de encuentro entre las alteraciones metabólicas que conducen al acúmulo de triglicéridos y a la inflamación hepática, y ha reforzado el papel de la lipotoxicidad hepatocelular en la patogenia de la enfermedad hepática por depósito de grasa no relacionada con el abuso de alcohol. Actualmente, se considera que la obesidad y sus alteraciones metabólicas asociadas, como la resistencia a la insulina, están implicadas en la progresión de la enfermedad hepática.
La obesidad contribuye en el desarrollo de los principales factores de riesgo de la enfermedad renal crónica (ERC), como son la diabetes y la hipertensión. Por otro lado, existe un impacto directo en el desarrollo de la enfermedad renal e incluso, de la enfermedad renal crónica terminal (ERCT). En individuos afectados por la obesidad, se produce un mecanismo de hiperfiltración, probablemente compensatorio, para satisfacer la alta demanda metabólica asociada al aumento del peso corporal. El aumento de la presión intraglomerular puede generar una lesión renal estructural e incrementar el riesgo de desarrollar ERC.
Código de Aprobación: AR24OB00053
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