La lipoproteína A (LpA) ha emergido como un factor clave en el riesgo cardiovascular, especialmente en pacientes que, a pesar de lograr bajos niveles de colesterol LDL (colesterol “malo”) gracias a tratamientos eficaces, siguen experimentando eventos cardiovasculares isquémicos. Este fenómeno se conoce como riesgo cardiovascular residual, y se ha asociado con concentraciones elevadas de LpA en sangre.
¿Qué es la lipoproteína A (LpA)?
La LpA es una partícula similar al LDL, pero con una proteína adicional llamada apolipoproteína(a), que le otorga características únicas. Esta proteína adicional hace que la LpA sea hereditaria, y desempeñe un papel significativo en procesos proinflamatorios y protrombóticos, incrementando el riesgo precoz de eventos cardiovasculares como infartos agudos de miocardio o accidentes cerebrovasculares isquémicos.
Aunque la mayoría de la población tiene niveles bajos de LpA, entre el 20-25% presenta niveles elevados, considerados un indicador de mayor riesgo cardiovascular. La cantidad de LpA en sangre está determinada genéticamente y no responde a las estrategias típicas de reducción del colesterol LDL, como dieta, ejercicio o medicamentos tradicionales.
Riesgos Asociados con Niveles Elevados de LpA
Los niveles elevados de LpA están asociados con efectos protrombóticos y proinflamatorios, lo que incrementa el riesgo de enfermedades cardiovasculares, especialmente en edades tempranas o en ausencia de otros factores de riesgo clásicos. En estos casos, la LpA puede ser un factor determinante en la aparición de eventos cardiovasculares graves.
Control y Prevención: ¿Qué Se Puede Hacer?
Actualmente, no existen tratamientos directos para reducir los niveles de LpA. Por lo tanto, el enfoque se centra en controlar otros factores de riesgo cardiovascular, como mantener niveles bajos de colesterol, seguir una dieta equilibrada, hacer ejercicio, evitar el sobrepeso, no fumar y controlar la presión arterial y la glucosa.
Los inhibidores de PCSK9 (iPCSK9) son el único grupo farmacológico que ha demostrado algún efecto terapéutico sobre la LpA, aunque su uso es muy restringido y se espera que nuevos fármacos dirigidos específicamente a reducir la LpA no estén disponibles hasta dentro de varios años.
Importancia de la Medición de LpA
Es crucial medir los niveles de LpA al menos una vez en la vida, sobre todo en personas con antecedentes familiares de enfermedades cardiovasculares o aquellos con enfermedad cardiovascular establecida. En caso de encontrar niveles elevados de LpA, es recomendable que los familiares cercanos también se realicen un análisis para evaluar su propio riesgo cardiovascular.
Conclusión
La LpA es un factor esencial en la evaluación del riesgo cardiovascular, especialmente en pacientes con factores de riesgo ya conocidos, como la dislipemia. La medición y el seguimiento de sus niveles pueden ser claves para una prevención más eficaz y una mejor estratificación del riesgo cardiovascular.
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