5 de cada 1000 niños nace con algún tipo de sordera siendo una de ellas profunda

22/09/2020  

Según la OMS la sordera ocupa el tercer lugar entre las patologías que implican años de discapacidad y afecta a 3,5 millones de españoles.

Aproximadamente un 8% de la población mundial, según la OMS alrededor de 500 millones de personas, presenta una hipoacusia en mayor o menor grado. En España afecta a más de 3,5 millones de personas.

El profesor Antonio Abrante, codirector del Servicio de Otorrinolaringología de Quirónsalud Sagrado Corazón, explica que “con el paso de los años el número de personas con discapacidad auditiva ha ido en aumento lo que se explica por el envejecimiento de la población y por la mejora en el diagnóstico, siendo el trastorno sensorial más común”.

La hipoacusia, puede tener diferentes orígenes y reconocer su causa es fundamental para el abordaje y tratamiento del paciente.

Así encontramos dos grandes grupos, apunta el profesor Abrante: las hipoacusias congénitas e hipoacusias adquiridas. El 50% de las congénitas son de origen genético y el 50% restante debidas a causas ambientales prenatales, infecciones que afectan a la embarazada y al feto —rubéola, toxoplasmosis, citomegalovirus, sífilis, entre otras—, administración de algunos fármacos durante el embarazo que pueden resultar tóxicos para el feto —antibióticos, antipalúdicos, diuréticos, citostáticos, ácido retinoico, etc.—, y exposición a radiaciones ionizantes o isótopos radioactivos durante el embarazo. En cuanto al segundo grupo, las adquiridas, se producen por afectación del oído externo medio o interno, tienen diversas causas como, cerumen, cuerpo extraño, tumores, otitis, perforaciones por traumatismos o la enfermedad de Ménière, entre otras.

El tipo de sordera más frecuente es la pérdida de la audición asociada al envejecimiento, empezando a producirse a partir de los 50 años, alcanzando al 60% de los mayores de 85 años. Es más frecuente en hombres y se estima que después de los 60 años, la audición disminuye en promedio 1 dB por año.

La hipoacusia se puede clasificar en: congénita o adquirida, unilateral o bilateral, leve-moderada-severa-profunda, súbita o progresiva y temporal o permanente.

Por pérdida de audición discapacitante se entiende una pérdida de audición superior a 40 dB en el oído con mejor audición. Dependiendo de la gravedad, las frecuencias afectadas y la etapa de vida en que se manifieste, la hipoacusia puede causar un daño profundo al desarrollo del habla, el lenguaje y las habilidades cognitivas, especialmente si comienza en niños en etapa prelocutiva (antes de que aprenda a hablar).

En cuanto a la evaluación de la sordera el profesor Abrante explica que “hoy día realizamos screening auditivo a todos los recién nacidos, analizamos los antecedentes personales, los antecedentes familiares y el desarrollo de la enfermedad. Asimismo, realizamos un examen físico: de los oídos, de la audición y un examen neurológico, que a veces, completamos con pruebas de imagen (RMN y TC)”.

En cuanto al tratamiento, el profesor incide en el diagnóstico precoz de la hipoacusia para tratarla cuanto antes y obtener un mejor resultado, ya que en palabras del doctor “todos los pacientes pueden mejorar su audición, ya sea con medicamentos, cirugía o el uso de audífonos u otros dispositivos”.

En los casos de pérdida auditiva severa o profunda, el especialista insiste en que puede recurrirse al implante coclear. “El implante coclear está considerado como uno de los grandes avances médicos de la historia reciente y, sin duda, como el más importante en el ámbito de la salud auditiva, concluye el profesor”.

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