Anafilaxia causada por vacunas

Resumen

A pesar de la difícil situación que se enfrenta con la actual pandemia de COVID-19, la ciencia ha tenido un desarrollo exponencial. Si bien la inmunización contra esa enfermedad ha sido posible gracias a ello, desafortunadamente se ha acompañado de desinformación y mitos en torno a su fabricación y reacciones adversas. Por tal razón, es importante revisar una de las reacciones adversas a vacunas más temidas para el personal de salud y la población general, la anafilaxia. La anafilaxia se define como una reacción alérgica aguda y sistémica que puede poner en riesgo la vida; se asocia con distintos mecanismos inmunológicos, factores desencadenantes y manifestaciones clínicas. Su diagnóstico puede ser confuso, por lo que se han establecido diferentes criterios. Todas las inmunizaciones tienen el potencial de desencadenar anafilaxia, aunque este evento es poco frecuente. Respecto de las vacunas contra el coronavirus SARS-CoV-2, en Estados Unidos se ha reportado una tasa de anafilaxia de 1:200 000 para la vacuna Pfizer-BioNTech, y de 1:360 000 para la vacuna de Moderna. Al igual que un fármaco, las vacunas pueden presentar efectos adversos mediados por mecanismos de hipersensibilidad, pero a diferencia de lo que sucede con los medicamentos, el principio activo rara vez es el responsable; es más frecuente que las reacciones indeseadas se deban a los excipientes. La sospecha de una anafilaxia secundaria a su aplicación obliga a una oportuna referencia y a un correcto diagnóstico, tanto para el beneficio del paciente como para mejorar el perfil de seguridad de la vacuna.

Introducción

La vacunación es uno de los programas más seguros y efectivos para la salud pública. Su éxito ha sido tal que varias de las  enfermedades  que  previenen  son  poco  conocidas  por  el  personal de salud. La actual pandemia de COVID-19 nos ha recordado la importancia de continuar la investigación sobre este tema; y si bien la cobertura mundial ha sido unos de los problemas más  críticos,  la  reticencia  a  la  inmunización  es  un  desafío  creciente  en  el  que  intervienen  factores  como  la  experiencia  con  los  servicios  de  salud,  los  antecedentes  familiares,  la confianza en la ciencia y las autoridades competentes, así como las redes sociales para rechazar y demorar la aplicación de una vacuna.1La percepción sobre la seguridad de las inmunizaciones es otro cofactor involucrado; de hecho, Ruiter et al. demostraron que una mayor apreciación de los riesgos que de los beneficios favorece el rechazo a esta intervención.2  Por  tal  motivo, esta revisión tiene como objetivo recordar a los mé-dicos  que  las  vacunas  tienen  efectos  adversos,  como  cual-quier  otro  medicamento;  y  en  efecto,  estos  pueden  ser  me-diados  por  un  mecanismo  de  hipersensibilidad.  Asimismo,  se ahonda en su correcta clasificación y su abordaje diagnóstico. Afortunadamente la anafilaxia es un evento muy raro tras la vacunación, por lo cual los beneficios de protección contra  una  enfermedad  mortal  sobrepasan  abismalmente  a  los riesgos de esta. En  el  caso  de  las  vacunas  para  el  nuevo  coronavirus  SARS-CoV-2, se ha reportado en Estados Unidos una tasa de anafilaxia de 1:200 000 para la vacuna Pfizer-BioNTech, y de 1:360 000 para la vacuna de Moderna.3

Definiciones de anafilaxia y anafilaxia inducida por vacunas

La anafilaxia es una reacción alérgica aguda y sistémica que puede poner en riesgo la vida y se asocia con distintos mecanismos inmunológicos, factores desencadenantes y manifestaciones  clínicas.  Es  precisamente  por  esta  variabilidad  que  se  han  establecido  criterios,  los  cuales  permiten  diagnosticarla  cuando se cumple al menos uno de tres escenarios.4 (Cuadro 1).Sin  embargo,  desde  el  punto  de  vista  operativo,  y  con  el objetivo de establecer una referencia para los estudios de seguridad de vacunas, The Brighton Collaboration Allergic Reactions Working Group elaboró una definición que asigna tres  grados  de  certeza,  dependiendo  de  la  combinación  de  criterios mayores y menores, siendo el nivel 1 el caso con la mayor certeza diagnóstica y el nivel 3 el caso con la menor certeza diagnóstica (Cuadro 2). Para mantener una especificidad suficiente, el involucro de dos o más sistemas orgánicos es indispensable en cualquier nivel de la definición, y siempre debe incluir a los sistemas cardiovascular o respiratorio. Este trabajo constituye el estándar de oro en lo que concierne a los casos de anafilaxia posteriores a la inmunización.5La  World  Allergy  Organization  también  propuso  una  definición muy amplia.6 Por su parte, el National Institute of  Allergy  and  Infectious  Disease/Food  Allergy  and  Anaphylaxis Network elaboró una definición operacional más específica, aunque empleada principalmente para la evaluación clínica de los pacientes.7

Pablo Perea-Valle

Carlos Julio Delgado-Aguirre

Belkis Grindeli Villafuerte-Domínguez

Blanca Estela Del Río-Navarro

Secretaría de Salud, Hospital Infantil de México Federico Gómez, Departamento de Alergia e Inmunología Clínica, Ciudad de México

Para descargar la investigación completa haga clik a continuación:

https://revistaalergia.mx/ojs/index.php/ram/article/view/989/1519