Tratamiento multidisciplinar para la Fibromialgia y el Síndrome de Fatiga Crónica: una revisión sistemática

Resumen

Los objetivos de esta revisión sistemática fueron examinar la eficacia del tratamiento multidisciplinar (TM) aplicado a pacientes con fibromialgia y síndrome de fatiga crónica (SFC), junto con la exploración de predictores, mediadores y moderadores de resultados. Se realizó una búsqueda bibliográfica exhaustiva en las bases de datos Medline, PsycInfo, Scopus y Cochrane Library en el período 1990- 2018. En total, 31 artículos de fibromialgia y seis de SFC fueron identificados. Los resultados reflejaron que en fibromialgia el TM fue más eficaz que la lista de espera (LDE) y el tratamiento médico habitual, produciendo las mejoras más consistentes en funcionalidad, dolor, calidad de vida y aptitud física. En el SFC los beneficios fueron menores que en fibromialgia, y el TM fue solo más eficaz que la LDE y disminuyó principalmente la discapacidad. Sin embargo, las evidencias no fueron suficientes para constatar la superioridad del TM frente a otros tratamientos activos, ni para consolidar el valor pronóstico de los predictores, mediadores y moderadores de resultados informados.

Introducción

La fibromialgia y el síndrome de fatiga crónica (SFC) son condiciones complejas y heterogéneas, que se caracterizan respectivamente por dolor músculo- esquelético generalizado y fatiga persistente e incapacitante. Sin embargo, ni el dolor ni la fatiga son específicos de ambos síndromes, y estos y otros síntomas como las alteraciones del sueño, los problemas del estado de ánimo, las cefaleas y las dificultades cognitivas, pueden existir en ambos casos (Fernández et al., 2009; Miró, Martínez, Sánchez, Prados y Diener, 2012; Sifuentes-Giraldo y Morell-Hita, 2017). En cuanto a su prevalencia, la fibromialgia se diagnóstica con una media del 4% de la población mundial, y solo un 0,3% en el SFC (Natelson, 2019). Los síndromes afectan principalmente a mujeres de entre 20 y 55 años en fibromialgia y de entre 20 y 40 años en SFC, y tienden a la cronicidad, provocando un alto grado de discapacidad y deterioro de la calidad de vida (Del Río, García y Botella; 2014; Fernández et al., 2009; Sifuentes-Giraldo y Morell-Hita, 2017). La etiología exacta de los síndromes es desconocida y se han propuesto como agentes que contribuyen a su patogénesis la desregulación del sistema nervioso central y las alteraciones inmunológicas, neuroendocrinas y psicológicas (Bassi, Amital, Amital, Doria y Shoenfeld, 2008; Bellato et al., 2012). Debido a la diversidad de perfiles sintomatológicos asociados y a su naturaleza multifactorial, el manejo de la fibromialgia y el SFC supone un gran desafío terapéutico. En este contexto, las intervenciones que aúnan actuaciones procedentes de diversas disciplinas están demostrando ser la vía más eficaz en ambos casos. Así, por ejemplo, un metaanálisis de fibromialgia (Häuser, Bernardy, Arnold, Offenbächer y Schiltenwolf, 2009) obtuvo una fuerte evidencia a favor de los beneficios a corto plazo del tratamiento multidisciplinar (TM) constituido por al menos un componente educativo o terapia psicológica y al menos una terapia de ejercicio físico (EF). El TM conducía a la reducción del dolor, la fatiga, los síntomas depresivos y las limitaciones en la calidad de vida y, por otra parte, al aumento de la autoeficacia del dolor y la aptitud física de los pacientes. Sin embargo, los efectos a largo plazo no fueron significativos excepto en aptitud física. A su vez, varias revisiones de guías basadas en la evidencia para la fibromialgia (García, Martínez y Saturno, 2016; Häuser, Thieme y Turk, 2010) también informaron que el TM produce mejores resultados que la aplicación de cualquier otro tratamiento de forma aislada, aunque también critican la gran disparidad tanto en presencia como en fuerza de recomendación de muchos tratamientos. Häuser et al. (2010) encontraron que de las tres guías basadas en la evidencia que incluyeron en su revisión, dos de ellas recomendaron como tratamientos de primera elección el EF aeróbico, la terapia cognitivo conductual (TCC), la amitriptilina y el TM, mientras que la guía restante asignó el máximo nivel de recomendación a la farmacoterapia. Posteriormente, García et al. (2016) revisaron seis guías y señalaron que las terapias no farmacológicas eran los tratamientos de primera elección, siendo el EF y la TCC los procedimientos con mayor evidencia y beneficio neto. En cambio, el uso de Tratamiento de la fibromialgia y la fatiga crónica 457 fármacos se recomendó solo para episodios de dolor intenso y síntomas no controlados, siendo la amitriptilina el único fármaco con evidencia sólida. Por lo tanto, aunque hay un acuerdo sobre la necesidad de un abordaje interdisciplinar de la fibromialgia, existe una controversia en torno a los tratamientos a priorizar. Además, en esta área, recientes metaanálisis (Nüesch, Häuser, Bernardy, Barth y Jüni, 2012; Papadopoulou, Fassoulaki, Tsoulas, Siafaka y Vadalouca, 2016) constataban que la utilidad de la farmacoterapia era de una relevancia clínica cuestionable, y que los beneficios de los tratamientos no farmacológicos eran limitados. Por último y más recientemente, Giusti, Castelnuovo y Molinari (2017) en una revisión sistemática de las características de los TM, encontraron que estos eran muy heterogéneos en términos de número, tipo e integración de los componentes y profesionales, así como en términos de duración e intensidad. De igual manera que con la fibromialgia, el tratamiento del SFC arroja las mismas dificultades con una considerable menor evidencia científica, acorde con la menor prevalencia del síndrome. Recientemente, Theoharides (2019) señala que probablemente ningún enfoque terapéutico aborde todos los síntomas en la mayoría de los pacientes y, por lo tanto, la mejor estrategia podría ser trabajar con subgrupos en función de biomarcadores y/o sintomatología común. Conforme a esta conclusión encontramos que las únicas terapias respaldadas por suficiente evidencia científica son la terapia de EF gradual y la TCC (p. ej., Chambers, Bagnall, Hempel y Fobes, 2006; Fernández et al., 2009; Larun, Brurberg, Odgaard-Jensen y Price, 2017; Malouff, Thorsteinsson, Rooke, Bhullar y Schutte, 2008; Whiting et al., 2001). Según una revisión reciente de Cochrane (Larun et al., 2017), el EF y la TCC tienen una eficacia similar en la reducción de síntomas de fatiga a corto y largo plazo, no obstante, no obtuvieron resultados concluyentes sobre otros síntomas como el dolor, la calidad de vida, la ansiedad, la depresión, la tasa de abandono y los recursos de los servicios de salud. Así pues, recopilar información de ambas condiciones beneficiaría principalmente al tratamiento del SFC, dado que no existen revisiones que recojan la eficacia terapéutica del TM en SFC en solitario o junto con la fibromialgia. Teniendo en cuenta las limitaciones de los estudios, el objetivo principal de la presente revisión sistemática es evaluar la eficacia del TM aplicado en pacientes con fibromialgia y SFC a corto y largo plazo, a través de la descripción y síntesis de los tratamientos y resultados obtenidos. Como objetivos secundarios, se pretende comparar el efecto del TM en ambos síndromes y recopilar información acerca de predictores, mediadores y moderadores de resultados con el fin de mejorar la eficacia de los tratamientos al adaptarlos a las características individuales de los pacientes.

Ana I. Sánchez, M. Goya Nakakaneku, Elena Miró y M. Pilar Martínez Universidad de Granada (España)

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