Inmunodeficiencia común variable, diagnóstico clínico y de laboratorio y genes más comunes

RESUMEN

La inmunodeficiencia común variable (ICV) se considera el desorden primario de anticuerpos más común. El término ICV fue propuesto por Charles Janeway y Max Cooper, quienes nombraron como ICV a aquellas inmunodeficiencias primarias de anticuerpos (IDPA) que no cumplieran con los criterios diagnósticos de agammaglobulinemia, síndrome de Hiper-IgM, defectos selectivos de subclases de IgG, entre otros. De esta manera, la ICV es un diagnóstico de exclusión, por lo que engloba una gran cantidad de defectos genéticos que afectan la función de otros tipos celulares además de los linfocitos B. Los criterios clínicos y de laboratorio para el diagnóstico de la ICV son puntos cruciales para el tratamiento de los pacientes. Esta revisión se enfoca en puntualizar las características clínicas y las pruebas de laboratorio que en la actualidad se emplean para realizar el diagnóstico de ICV, así como revisar también aquellos defectos genéticos que más comúnmente se asocian con esta enfermedad.

INTRODUCCIÓN

La inmunodeficiencia común variable (ICV) tiene sus orígenes en 1971, cuando Max Cooper y colaboradores reportaron a dos mujeres, una de ellas con inicio de síntomas durante la infancia, y la otra paciente durante la vida adulta con deficiencia de anticuerpos y niveles normales de linfocitos B con expresión membranal de IgM, IgG e IgA. Además, una de ellas con hiperplasia linfoide en diferentes tejidos, datos que son característicos en pacientes con ICV.1

La ICV se encuentra clasificada dentro de las inmunodeficiencias primarias de anticuerpos (IDPA) y tiene una incidencia de 1 en 10,000 a 50,000 nacimientos. Los pacientes con ICV cursan con hipogammaglobulinemia, defectos en el desarrollo periférico de linfocitos B, linfocitos T normales en número, pero con alteraciones en su función y, desde el punto de vista clínico, presentan infecciones recurrentes, autoinmunidad, linfoproliferación, organomegalia, enfermedad granulomatosa, autoinflamación, entre otras comorbilidades; cabe destacar que la presentación clínica varía en cada paciente y que no todos presentan todas las complicaciones mencionadas.2 La edad de diagnóstico y de inicio de síntomas de la ICV es variable, ya que se puede presentar desde la infancia y hasta la vida adulta, la razón de esta amplia gama de edades para la presentación no se conoce; sin embargo, es posible que influyan no sólo factores genéticos, sino también sociales y ambientales.3

Desde el punto de vista clínico, los pacientes con ICV se caracterizan por presentar infecciones sinopulmonares recurrentes, hipogammaglobulinemia con niveles normales de linfocitos B y T. Aproximadamente 30% de los casos con ICV pueden presentar una comorbilidad, como es algún tipo de enfermedad autoinmune, complicaciones pulmonares como bronquiectasias, fibrosis y formación de nódulos. Otra comorbilidad es la formación de granulomas, que puede afectar diferentes órganos y está asociada con una alta mortalidad. Complicaciones gastrointestinales que pueden ser no infecciosas, las más comunes son la presentación de diarrea crónica con malabsorción, enfermedad inflamatoria intestinal, enfermedad de Crohn, entre otros. Por último, estos pacientes tienen un alto riesgo de padecer alguna neoplasia, los más frecuentes son el linfoma no-Hodgkin y el cáncer gástrico.2

En 2003, Grimbacher y colaboradores identificaron la primera deficiencia genética asociada con ICV, en ese momento.4 El hallazgo de defectos genéticos adicionales ha progresado mucho, sobre todo gracias a las nuevas tecnologías de secuenciación masiva, de manera que en 2021 se conocen más de 20 defectos genéticos asociados con esta enfermedad. El surgimiento de nuevas tecnologías de secuenciación, como es el caso de las plataformas de secuenciación masiva, facilitó la identificación de muchos más genes, por lo que en 2021 existen más de 20 defectos asociados con pacientes con diagnóstico clínico de ICV.5

En este trabajo, nos enfocamos a revisar los criterios diagnósticos para ICV, así como las pruebas de laboratorio que se emplean para esto; además de comentar algunos trabajos en los que han reportado cohortes relativamente grandes de ICV para determinar las comorbilidades que predominan en esta enfermedad, los tratamientos que han dado mejores resultados y, por último, los defectos genéticos más comunes a la fecha en ICV, mismos que han dado la pauta para establecer nuevos esquemas de tratamiento en estos pacientes.

González-Serrano, María Edith1; Rodríguez-Alba, Juan Carlos2; López-Herrera, Gabriela1

 1 Laboratorio de Inmunodeficiencias, Instituto Nacional de Pediatría, Ciudad de México, México.

2 Unidad de Citometría de Flujo, Instituto de Ciencias de la Salud, Universidad Veracruzana, Xalapa, México.

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