Tumores primarios de alto grado del sistema nervioso central: análisis clínico y epidemiológico de la experiencia de un centro

Resumen

Antecedentes: 

Se abordaron datos epidemiológicos sobre la presentación clínica de los tumores primarios de alto grado, variables histológicas más comunes y prevalencia y variables sociodemográficas durante enero de 2016 a diciembre de 2020.

Método: 

Se calculó la muestra a partir de los tumores primarios proporcionados por el departamento de estadística, determinado con la CIE-10 (C-71), encontrándose como 105.

Resultados: 

114 casos de tumores primarios de alto grado, la mayoría hombres; el glioblastoma fue la variante más común, seguido por meduloblastoma. El lóbulo frontal resultó la localización más común, los tiempos de consulta se extendieron entre 3-6 meses, la forma más común de abrir cuadro clínico fue cefalea; el motivo de consulta más común fueron crisis convulsivas.

Conclusión: 

El cambio de paradigma en el tratamiento de tumores primarios cerebrales a partir de un perfil molecular, y no precisamente histológico, será el siguiente paso que dar. Estos tumores son de gran importancia epidemiológica y una oportunidad de realizar campañas de medicina preventiva y promoción de la salud.

Introducción

Los tumores del sistema nervioso central (SNC) son un problema mundial de salud pública, representan algunos de los tumores malignos más mortales, refractarios al tratamiento e impactantes en la calidad de vida de pacientes y cuidadores1. La incidencia mundial estimada es 10.82 por 100,000 personas cada año, las metástasis intracraneales son hasta 10 veces más comunes que las neoplasias primarias2,3; seguidas en frecuencia por meningiomas y gliomas con incidencia 7.72 y 3.2 por cada 100,000 respectivamente4-6. El glioblastoma (GBM), anteriormente nombrado glioblastoma multiforme por su compleja imagen histológica, representa el tumor primario maligno más común del SNC, constituyendo el 16% de todas las neoplasias primarias intracraneales, pero el 45.6% de los malignos7,8. El lóbulo frontal es su localización más común (25%), seguido por lóbulo temporal (20%), parietal (13%) y occipital (3%)9,10. La sexta edición de la clasificación de tumores del SNC de la Organización Mundial de la Salud (OMS) es la más utilizada, remarcando la histología11. Pueden aparecer en cualquier momento de la vida, aunque su pico de incidencia se encuentra en la sexta década de la vida y su incidencia aumenta drásticamente a partir de los 54 años, en infantes compone una incidencia de 0.15 por cada 100,000 habitantes; con una leve predilección en hombres sobre mujeres (1.3:1) y caucásicos sobre otras razas, aunque mundialmente existe una gran variabilidad de estos datos12. Menos del 20% tiene historia familiar de cáncer definida y menos del 5% presenta mutaciones germinales13. La exposición a radiación ionizante representa el factor de riesgo mejor establecido14. Actualmente se encuentran en estudio como factores de riesgo otros tipos de radiación, como la proveniente de celulares, y la infección de virus oncogénicos15,16. Es de esperar que con el avance de ciencias derivadas de la genética como la radiología genómica se permita una mejor subclasificación y tratamiento personalizado17. La presentación clínica depende de diferentes factores, incluyendo la localización, el tamaño de la masa y las estructuras comprometidas; la sintomatología incluye cefaleas, déficits neurológicos focales y progresivos, además de crisis convulsivas como los síntomas más comunes en la consulta de primera vez18. Aquellos con tumores en el lóbulo frontal pueden sufrir cambios de la personalidad y el estado de ánimo, aquellos con epilepsia tienden a vivir más19. El procedimiento de imagen preferido para el abordaje diagnóstico es la resonancia magnética nuclear contrastada, mientras que la tomografía computarizada es preferible en los casos de urgencia20. El diagnóstico definitivo es por histología21. El tratamiento implica la máxima resección o la obtención de biopsia del tumor cuando esta no es posible (tumores en tallo encefálico), además del uso de radioterapia y quimioterapia. A pesar del tratamiento intensivo, el pronóstico general es malo y la supervivencia media ronda los 15 meses22,23. En pacientes pediátricos que presentan tumores congénitos, el teratoma es el tumor primario más común. Los tumores congénitos se consideran diferentes desde el punto de vista histológico y molecular; algunos provienen de células neuronales, se agrupan como tumores neuroectodérmicos primitivos que representan los malignos más comunes en este grupo24-26. Los meduloblastomas son para los pacientes pediátricos en general las neoplasias primas malignas más comunes, con su pico de incidencia a los 8 años, pudiendo aparecer en adultos; la detección temprana mejora el pronóstico. Los tumores primarios del SNC representan el 9.4% del total de neoplasias, además de mostrarse como el tumor sólido más común y segunda causa de muerte por cáncer en aquellos con 0-19 años27-29. Su conocimiento epidemiológico es necesario, ya que permite un abordaje más personalizado; desgraciadamente no se cuenta con suficientes estudios recientes que aborden las características de los tumores de alto grado dentro de la literatura de habla hispana. Se busca definir las características clínicas y epidemiológicas más importantes.

Patricio G. García-Espinosa1, Edgar Botello-Hernández1, Leopoldo Pérez-García1, Patricio Guerra-Maldonado1, José H. Fabela-Rodríguez2

1Facultad de Medicina;

2Facultad de Medicina, Departamento de Medicina Preventiva y Salud Pública. Hospital Universitario Dr. José Eleuterio González, Universidad Autónoma de Nuevo León, Monterrey, N.L. México

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