Comportamiento clínico y secuelas de la Covid-19 en niños

Resumen

La COVID 19 es una enfermedad que, habitualmente, no resulta grave en la edad pediátrica, excepto en niños con comorbilidades significativas subyacentes. Es muy importante reconocer los cuadros post COVID, como el síndrome inflamatorio multisistémico (SIM-C) y la COVID-19 prolongada o long COVID que pueden afectar de manera significativa a la población de niños y adolescentes. La pandemia COVID-19 también ha tenido un fuerte impacto en los aspectos sociales, emocionales y nutricionales. El aislamiento prolongado impactó en los controles de salud de niños y adolescentes con enfermedades crónicas y las coberturas de las vacunas de calendario disminuyeron significativamente. Es claro que la vacunación contra el SARSCov-2 en niños, niñas y adolescentes no sólo busca cuidar de su salud; también busca preservar la vida social y presencialidad escolar, reducir el riesgo de los cuadros post COVID-19 y mejorar la inmunidad de rebaño de la población general.

COMPORTAMIENTO   DE   LA   COVID-19   EN   LA   POBLACIÓN PEDIÁTRICA

La   enfermedad   producida   por   el   SARS-CoV2  que  ha  producido  a  finales  de  noviembre  2021 un total de 261,075,046 millones de casos y 5,195,138 de muertes en el mundo, tiene algunas características  particulares  en  la  edad  pediátrica  (1).Es  bien  conocido  que  los  niños  sanos  padecen   una   enfermedad   menos   grave   que   los   adultos,  pero  a  medida  que  el  número  de  niños  afectados  aumenta,  también  aumenta  el  número  de  casos  graves  que  requieren  internación  y  de  fallecidos,  especialmente  entre  los  niños  con  enfermedades crónicas severas de base. Buscando   homologar   criterios, podemos   enunciar  las  características  de  los  cuadros  clínicos  vinculados  con  la  COVID-19  (2)  en  la  población pediátrica:

Infección asintomática (infección silente): ocurre en niños  con  prueba  positiva  para  SARS-CoV-2,  sin  síntomas  clínicos  sistémicos  o  respiratorios  y  si alteraciones radiológicas.

Enfermedad  leve:  se  caracteriza  por  producir  en  los  niños  únicamente  síntomas  de  compromiso  de la vía aérea superior.

Enfermedad   característica:   los   niños   que   presentan  síntomas  y  cumplen  con  la  definición  de  caso de COVID-19 tienen: síntomas inespecíficos: fiebre,  fatiga,  tos,  odinofagia,  malestar  general,  dolores  musculares,  congestión  nasal,  cefalea  y  menos frecuentemente disnea. Y síntomas gastrointestinales:  diarrea, náuseas y  vómitos,  más  frecuentes en menores de 5 años. La mayoría  de  los  niños  con  esta  sintomatología se recupera en una a dos semana.

Enfermedad moderada:  se  expresa  como  neumonía   en   niños   y   adolescentes,   que   habitualmente no presentan requerimientos de oxígeno.

Enfermedad  grave:  se  caracteriza  por  una  serie  de  hallazgos  clínicos  y  de  laboratorio  (3)  que  se  detallan en la tabla 1. Los factores de riesgo asociados a la severidad  de  la  enfermedad  fueron:  la  edad  (menor  de  3  meses),  cardiopatía  congénita,  enfermedad  pulmonar   crónica,   inmunosupresión,   enfermedad oncológica, malnutrición y enfermedad neurológica previa. En un estudio multicéntrico (4) que recopiló los  datos  de  19  centros  pediátricos  de  referencia  en  Argentina,  se  evidenciaron  las  siguientes  características  clínicas  y  epidemiológicas  sobre  2690 casos confirmados de COVID-19 durante el primer año de la pandemia.

Elizabeth Bogdanowicz

Médica Infectóloga Pediatra . Hospital de Clínicas José de San Martín. Facultad de Medicina. Universidad de Buenos Aires. Sociedad Argentina de Pediatría.

Para descargar la investigación completa haga clik a continuación:

https://www.neumologia-pediatrica.cl/index.php/NP/article/view/475/436