Terapia antiviral en COVID-19

Nos encontramos inmersos en una nueva fase de la pandemia COVID-19, la llegada a la práctica clínica de varias terapias antivirales frente a SARS-Cov2. Las vacunas han conseguido contener la sobrecarga de centros de salud y hospitales, al conseguir bajar de forma muy eficaz el desarrollo de enfermedad severa en personas inmunocompetentes. Sin embargo, las personas vulnerables, fundamentalmente ancianos e inmunodeprimidos, continúan presentando las cifras más altas de hospitalización y lamentablemente de mortalidad. De ahí la importancia de poder disponer de terapias antivirales que se puedan aplicar en estos grupos de población de manera precoz, incluso como profilaxis. Lamentablemente a día de hoy, la disponibilidad de estas nuevas terapias es limitada en nuestro país, por lo que es necesario una priorización de acceso a las mismas. La SEI desde el primer momento luchó por estar en el Grupo de Trabajo Técnico que asesora a la AEMPS para estos tratamientos por dos razones fundamentales. En primer lugar, nuestros pacientes están mayoritariamente incluidos dentro de los pacientes vulnerables. Nuestro segundo objetivo era que se incluyera la medición de la respuesta vacunal en este grupo de pacientes como criterio adicional para estratificar este grupo de inmunodeprimidos, dado el acceso limitado a las mismas. Se consiguió que nuestro presidente, Marcos López Hoyos haya participado en este grupo de trabajo desde el inicio, junto a representantes de otras sociedades médicas. Ha supuesto un avance relevante en la lucha que desde nuestra sociedad venimos haciendo para convertirnos en los interlocutores con la Administración en temas de respuesta inmunitaria a vacunas y de Inmunología en general. Ha sido un logro sin precedentes que se aceptase que la ausencia de respuesta humoral o incluso la respuesta baja como criterio de priorización, hubo que vencer un montón de reticencias. Un concepto como la medición ponderada de la respuesta vacunal tan habitual en nuestras consultas de inmunología aún no se comprende bien por parte de nuestros compañeros. Evidentemente nos queda aún otro frente por conseguir, que es la realización e interpretación de la respuesta celular T, pero todo se andará. El otro campo de batalla fue el defender que en pacientes de alto riesgo (los de baja respuesta vacunal o no vacunados) no se deberían aplicar los mismos plazos temporales de inicio de los tratamientos. Este tipo de pacientes no ha sido incluido de forma mayoritaria en los ensayos clínicos pero la ausencia de anticuerpos los convierte en pacientes especialmente vulnerables por lo que deben recibir estas terapias siempre que haya enfermedad severa si no se ha administrado antes, independientemente del tiempo transcurrido desde el inicio de la enfermedad. Además, recientemente han aparecido varios estudios en los que varias de estas terapias (los anticuerpos monoclonales y el Paxlovid) tienen mejores resultados en pacientes seronegativos, siendo por lo tanto otro motivo para realizar estas mediciones para poder priorizar a los seronegativos o bajos respondedores. Por fortuna, este punto también se ha conseguido introducir en el documento de criterios de priorización en permanente actualización de la AEMPS.

CARMEN CÁMARA

Instituto de Investigación Sanitaria Gregorio Marañón. Inmunología Hospital Universitario la Paz (Madrid)

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https://www.inmunologia.org/images/site/revista/Abril-Junio-2022/Revista_SEI41.2.pdf