Síndrome de COVID-19 post-agudo

El Síndrome Post COVID es una patología emergente con entidad propia, que condiciona la prolongación de las bajas por infección, dando lugar a limitaciones funcionales que perduran semanas o meses y que produce un elevado impacto en la calidad de vida.

Síndrome post-COVID-19”, “Secuelas tardías de COVID-19”, “Síndrome de COVID-19 persistente”, “COVID-19 prolongado” son algunos de los términos más usados por los pacientes y el personal de salud para referirse a los síntomas y/o complicaciones que se desarrollan durante o después de padecer la infección y que continúan después de la enfermedad. Actualmente, el término más aceptado por la comunidad científica es: “Síndrome de COVID-19 post-agudo” debido a que incluye los síntomas que persisten o aparecen después de la fase aguda de la infección (primeras 4 semanas) así como las complicaciones a largo plazo. ¿Qué tan frecuente es y en quienes se puede presentar el Síndrome de COVID-19 post-agudo? Es una condición multisistémica que se presenta en al menos el 10% de las personas infectadas. Se estima más de 67 millones de individuos alrededor del mundo tienen este síndrome, esta estimación se basa en los más de 670 millones de casos documentados de COVID-19 en el mundo hasta la fecha, sin embargo, el número es probablemente mayor debido a los casos no documentados. Diferentes estudios demostraron que este síndrome puede ser más común en personas de mayor edad, en mujeres y en personas con obesidad, un problema de salud mental o afecciones médicas crónicas (enfermedad pulmonar, arritmias, diabetes e hipertensión). La incidencia también varía de acuerdo a la severidad de la COVID-19 en la fase aguda. Se estima en un 10-30% de los casos no hospitalizados, 50-70% de los casos hospitalizados. Sin embargo, cualquier persona puede tener el síndrome, incluso jóvenes adultos y personas saludables, y quienes solo tuvieron el COVID-19 leve.

¿Cuáles son los síntomas y las condiciones asociadas con el Síndrome de COVID-19 post-agudo?

Se han descrito más de 200 síntomas asociados que afectan a diferentes órganos y sis temas del cuerpo. Los más comunes a largo plazo son la fatiga (52%), los síntomas cardiorrespiratorios (30-42%) y los síntomas neurológicos (40%). La dificultad para dormir, tos persistente, dificultad para respirar o dolor en el pecho, dolor de cabeza y dolor muscular o en las articulaciones son los más frecuentes. También pueden experimentar la pérdida del olfato o el gusto, sarpullido, caída del cabello, palpitaciones, sudoración nocturna, estreñimiento y diarrea. Asimismo, este síndrome puede abarcar afecciones más complejas como enfermedades relacionadas con vasos sanguíneos y coágulos (los pacientes son más propensos a formar coágulos en pulmones, las piernas, riñones u otros órganos; estos coágulos pueden causar ataques al corazón o provocar accidentes cerebrovasculares), diabetes de tipo 2, síndrome de fatiga crónica/encefalomielitis miálgica (una enfermedad compleja que incluye agotamiento, cansancio con esfuerzo excesivo y dificultades relacionadas con la memoria y la concentración (también denominado “niebla mental”). Además, puede afectar la salud mental causando síndrome de estrés postraumático, depresión y ansiedad.

Dr. David A. Forero Peña

Médico Infectólogo

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