Rol de la suplementación con probióticos en el desarrollo y la evolución de la enfermedad de Alzheimer y la enfermedad de Parkinson: una revisión narrativa

Resumen

Con el envejecimiento de la población mundial, las enfermedades neurodegenerativas se han tornado cada vez más prevalentes. Esto afecta la calidad de vida en los adultos mayores y acarrea costos elevados en el cuidado de estos pacientes, además de consecuencias emocionales adversas para sus familias. Por otra parte, la microbiota intestinal emerge como un campo creciente en la investigación al punto de considerarse como un nuevo órgano, con un rol determinante en el proceso salud-enfermedad del individuo. Estudios recientes han caracterizado un posible papel primordial de la microbiota en la patogénesis de la enfermedad de Alzheimer y de la enfermedad de Parkinson, lo cual ha generado un nuevo campo de interés sobre cómo los cambios de la microbiota a través de la suplementación con probióticos podrían influenciar en la evolución de síntomas como el deterioro cognitivo en la enfermedad de Alzheimer y en la mejoría de síntomas motores y no motores en la enfermedad de Parkinson. En este sentido, algunas investigaciones han encontrado resultados esperanzadores tanto en el desempeño cognitivo y perfil metabólico en pacientes con enfermedad de Alzheimer, como en la mejoría en la escala Unified Parkinson’s Disease Rating Scale (UPDRS) y el estreñimiento en pacientes con enfermedad de Parkinson. Lo anterior plantea la necesidad de diseñar estudios futuros que permitan establecer los alcances reales que tiene esta novedosa terapéutica. De comprobarse su utilidad como tratamiento adyuvante, potencialmente podría modificar la progresión de los síntomas y mejorar la calidad de vida de los pacientes con este tipo de enfermedades catastróficas.

INTRODUCCIÓN

En los últimos años, el mundo ha experimentado en mayor medida el fenómeno del envejecimiento poblacional debido al aumento de la expectativa de vida y mayores y mejores cuidados para diferentes patologías con las que antes no se contaba y que generan un mayor número de muertes prematuras(1,2). Como consecuencia de este fenómeno se ha generado un aumento de la incidencia de enfermedades neurodegenerativas cuyo principal factor de riesgo es la edad, ejemplo de ellas son la enfermedad de Alzheimer (EA) y la enfermedad de Parkinson (EP)(3).

Es bien sabido que la nutrición tiene un impacto importante en la salud de los seres humanos. En este sentido, durante las últimas décadas han surgido políticas públicas en diferentes países que buscan crear más conciencia sobre lo que comemos y, de manera secundaria, mejorar los hábitos alimenticios que permitan prevenir o mejorar problemas de salud(4). Uno de los ámbitos que mayor fuerza ha tomado en el campo nutricional ha sido el estudio de la microbiota intestinal, cuyas alteraciones surgen como sustrato fundamental para un gran número de enfermedades. Gran parte de las investigaciones se han concentrado en cómo el mantener una microbiota saludable fortalece el eje neuroendocrino intestino-cerebro(5); una de estas estrategias se basa en la suplementación con probióticos. Gracias a investigaciones crecientes en los últimos años se han logrado establecer los efectos antiinflamatorios sistémicos, así como la modulación de los procesos de neurodegeneración a partir del aumento de la proporción de microbiota beneficiosa, que son productoras de sustancias benéficas para la salud y un desarrollo cerebral adecuado(3,6).

La EA y la EP son condiciones neurodegenerativas que generan un importante impacto en términos de costos y consecuencias emocionales negativas en pacientes y sus familias(7). En la actualidad, los tratamientos disponibles para ambas patologías no ofrecen curación y, con el paso del tiempo, se originan complicaciones que deterioran la calidad de vida del paciente y dificultan su cuidado en casa. Por esta razón, cualquier intervención que logre alguna mejoría para los molestos síntomas acompañantes, enlentecer el implacable proceso de deterioro o, mejor aún, la prevención de la enfermedad redundará en enormes ganancias para la salud de la población. Para el año 2050 se calcula que la población afectada por estas enfermedades alcanzará cifras impactantes, por lo que se hace urgente establecer estrategias que mitiguen el impacto negativo de estas patologías devastadoras(8).

En esta revisión se pretende establecer si existe una asociación entre el desarrollo y la evolución de la EA y la EP con la suplementación con probióticos. Esto como elemento de especial relevancia para el enriquecimiento de la práctica profesional en el campo de la neurología y la nutrición, especialmente en beneficio de los pacientes con estas enfermedades.

María Alejandra Daza-Latorre1

Semiología neurológica, Universidad El Bosque, Colmédica Medicina Prepagada, Bienestar IPS, Liga Central Contra la Epilepsia. Bogotá, Colombia

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https://revistanutricionclinicametabolismo.org/index.php/nutricionclinicametabolismo/article/view/504/822