Utilidad de la ultrasonografía musculoesquelética en la reumatología, una puesta al día

Resumen

En los últimos años, la ecografía musculoesquelética ha ido despertando mayor interés, permitiendo su gradual inclusión en la reumatología, cambiando el paradigma tanto del diagnóstico, como de la evaluación de la actividad en diversas condiciones que se presentan como artritis. Es un método no invasivo, costo efectivo, que permite comparar en tiempo real los hallazgos ana­tómicos con la evaluación clínica del paciente, lo que nos aumenta la precisión del examen físico, evaluar varias articulaciones en un mismo tiempo y permitir una toma de decisiones inmediata. Para realizar una evaluación estandarizada de la ecografía articular, el grupo de trabajo “outcome measures in rheumatology” (OME- RACT) fue creado con el objetivo de identificar, estandarizar y validar herramientas de medida, así como definiciones clínicamente importantes para ser incluidas en ensayos clínicos, publicando el 2005 las definiciones ultrasonográficas1 y en el 2019 las lesiones elementales2. A continuación, se revisará la evidencia disponible de la utilidad del ultrasonido (US) en todo el espectro de evolución de una artritis, desde artralgia de riesgo hasta artritis en remisión.

Ecografía en individuos con artralgias de riesgo

En  el  2016,  se  publicó  la  cohorte  de  Leeds3  que  incluyó  a  136  individuos  con  artralgias,  sin  sinovitis  clínica.  El  objetivo del estudio fue determinar si el US, evaluando el grado de hipertrofia sinovial por escala de grises, el power doppler (PD) y la presencia de erosiones, eran capaces de identificar a los pacientes que progresarían a una artritis inflamatoria. Todos los pacientes tenían CCP positivos y el 83% a título alto, tenían  una  media  de  duración  de  la  artralgia  de  17,2  meses  y  hubo una mediana de seguimiento de 18,3 meses. La presencia de inflamación subclínica en la ecografía se asoció fuertemente con el desarrollo de la artritis inflamatoria (AI) objetivado en una puntuación de PD de ≥ 2 en cualquier articulación presentando un riesgo significativamente mayor de progresión que aquellos sin  PD  (mediana  de  7,1  meses  frente  a  52,4  meses,  HR  3,7,  p  < 0,001). La presencia de erosión en al menos una articulación también tuvo más probabilidad de progresar a artritis inflamatoria que  aquellos  sin  erosiones  (mediana  7,5  meses  vs  50,1  meses,  HR 2,9, p < 0,001).En el 2018, en el Arhritis research and therapy se publicó la Cohorte de Ámsterdam4 que incluyó a 163 individuos, reclutados desde marzo de 2009 al 2015 con artralgias de riesgo, definidas previamente5, 74% fueron mujeres, con una duración de la artralgia 13 meses. De éstos, 44% eran FR (+) ACPA (-), 27% ACPA (+) FR (-), 29% doble positivo. El seguimiento fue por más de 5 años. Se realizó US con protocolo de 16 articulaciones.  Se demostró que 31% de los individuos presentaron artritis después de una mediana de seguimiento de 12 meses (5-24 meses), de los cuales, 86% cumplieron criterios ACR/EULAR 2010. Se identificó hipertrofia sinovial (HS) al US en 30% y PD en 4%. Al excluir las MTP, la HS fue asociada al desarrollo de artritis a nivel de paciente con un OR 6,6 y con un tiempo medio hasta la artritis de 23 vs 45 meses. La aparente disparidad entre los dos estudios (3 y 4) anterior-mente expuestos puede deberse a los diferentes perfiles de riesgo de los participantes. La cohorte de Leeds eran todos ACPA (+) e incluían sujetos de mayor riesgo, muchos de los cuales tenían AI  inminente;  42%  desarrollaron  AI  en  una  mediana  de  8,6  meses.  La  cohorte  de  artralgia  de  Amsterdam  tenía  un  riesgo  comparativamente  menor;  no  todos  eran  ACPA  positivos  y  31%  desarrollaron  AI  con  una  mediana  de  12  meses.  Por  lo  tanto, parece ser que el US es de mayor valor en los grupos de riesgo más alto. En los individuos con artralgias, la ausencia de sinovitis al US se asoció con un alto (89%) valor predictivo negativo para el desarrollo de AI durante 1 año4.En  resumen,  en  individuos  con  artralgias  de  riesgo,  sin  sinovitis clínica, aún es controversial el uso del US. Dado que los estudios son muy heterogéneos, las poblaciones tienen diferentes perfiles de riesgos, los protocolos de US utilizados son diferentes y los grados de HS y PD no estaban estandarizados (pre-OMERACT). El US podría ayudar a predecir el riesgo de desarrollar AR y estratificar para el seguimiento en pacientes con riesgo intermedio y alto de desarrollar artritis.

María Paz Poblete D.

Unidad de Reumatología, Hospital Clínico Universidad de Chile.

María Luisa Molina C.

Unidad de Reumatología, Hospital Clínico Universidad de Chile.

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https://revistareumatologia.cl/index.php/rcr/article/view/64/56