Estrategias y recomendaciones para enfrentar la enfermedad por virus respiratorio sincicial el año 2024

Resumen

Durante el invierno de 2023, Chile enfrentó una compleja situación relacionada con al virus respiratorio sincicial (VRS). Después de experimentar una disminución en la circulación del VRS durante los años de la pandemia de SARS-CoV-2, se observó un brote tardío en la primavera de 2022 y un inicio anticipado del brote en 2023, con un aumento significativo en el número de casos graves. La poca efectividad en la planificación estratégica y comunicación de riesgo contribuyeron a la complejidad de la situación. Para evitar lo anterior el próximo invierno, se sugieren medidas como vigilancia activa, unificación de definiciones para infecciones respiratorias agudas, identificación de variantes del VRS, educación pública sobre contagios y preparación anticipada respecto a camas hospitalarias y personal de salud. Se destaca la importancia de la inmunización y colaboración intersectorial para adquirir nuevas alternativas preventivas como también la necesidad de una comunicación temprana sobre la importancia de la inmunización e identificación de grupos de alto riesgo, mejora en capacitaciones del personal médico y planificación estratégica del Ministerio de Salud buscando un enfoque proactivo y colaborativo para abordar la compleja situación del VRS en futuros inviernos. El Comité Asesor en Vacunas y Estrategias de Inmunización de Chile ya realizó un análisis y recomendación sobre una nueva alternativa de prevención. Este grupo de trabajo apoyará cualquier decisión del Ministerio de Salud en políticas públicas que intenten un cambio en el paradigma del control de esta enfermedad por la salud de los niños/as de nuestro país. 

Antecedentes

En 1956 se identificó el virus respiratorio sincicial (VRS) asociándose un año más tarde como principal causa de bronquiolitis1 y como una de las principales causas de infecciones en las vías respiratorias agudas bajas (IRAB) en la población infantil menor de un año, población adulta mayor de 65 años y en personas con condiciones de riesgo. Hoy en día constituye la segunda causa de muerte en el mundo en población pediátrica2 . En países desarrollados el VRS genera una importante sobrecarga asistencial, ocupación de camas críticas todos los periodos invernales3 y para el cual, por años, solo se dispuso de una estrategia de prevención primaria para población infantil menor de 2 años de edad con patologías que predisponen a alto riesgo de enfermedad grave: el anticuerpo monoclonal palivizumab (Synagis®,Abbot)4,5, el cual en Chile, está garantizado por la ley 20.850 (Ricarte Soto) en el “Protocolo 2019: Profilaxis de la infección del virus respiratorio sincicial con palivizumab para prematuros menores de 32 semanas y lactantes menores de 1 año con cardiopatías congénitas hemodinámicamente significativas”6,7. El VRS humano (nombre común), científicamente conocido como orthopneumovirus humano, es un virus con envoltura lipídica y un genoma constituido por una única molécula de ARN lineal, monocatenaria y polaridad negativa, perteneciente al género Orthopneumovirus de la familia Pneumoviridae del Orden Mononegavirales8 .

El VRS es una de las principales causas de infección aguda de las vías respiratorias inferiores en lactantes y niños/as en todo el mundo, especialmente las relacionadas con bronquiolitis y neumonía, así como en la población adulta mayor de 65 años y en personas con condiciones de riesgo. Este virus produce con una carga importante de morbilidad y mortalidad siendo a nivel mundial. En Chile y en otros países, este virus se convierte en uno de los principales motivos de consulta para el sistema de salud, tanto en urgencia como en consulta pediátrica ambulatoria, especialmente en los meses de invierno, observándose durante el año 2023 un aumento considerable de los casos de la enfermedad, lo que secundariamente generó una sobrecarga en la red asistencial en todos sus niveles.

Enrique Paris a,b, Paula Daza c, Lorena Tapia d, Juan Pablo Díaz e, Pablo Cruces Romero f, Andrés Castillo g, Cecilia González h, María Luz Endeiza i, Leonor Jofré j, Fabiola Castro k, Alejandra Zamorano l, Jaime Rodríguez m,n, Johanna Acevedo o,p, Teresita Santa Cruz q, Jaime González r, Raúl Escárate s, Juan Pablo Moreno t, Paula Cisternas u

aProyecto Coalición Virus Sincicial. Santiago, Chile.

bInstituto de Políticas Públicas en Salud, Universidad San Sebastián (IPSUSS). Santiago, Chile.

cCentro de Políticas Públicas e Innovación en Salud (CIPS), Universidad del Desarrollo. Santiago, Chile.

dUniversidad de Chile. Santiago, Chile.

eClínica Indisa. Santiago, Chile.

fHospital El Carmen. Universidad Andres Bello. Santiago, Chile.

gUnidad Académica de Paciente Crítico Pediátrico, Pontificia Universidad Católica de Chile. Santiago, Chile.

hUniversidad del Desarrollo, Santiago, Chile.

iClínica Universidad de Los Andes. Santiago, Chile.

jRama de Infectología, Sociedad Chilena de Pediatría (SOCHIPE). Santiago, Chile.

kRama de Intensivo Pediátrico, Sociedad Chilena de Pediatría (SOCHIPE). Santiago, Chile.

lComité de recomendación de Palivizumab, Ministerio de Salud. Santiago, Chile.

mInfectología Infantil, Clínica Alemana. Santiago, Chile.

nComité Asesor en Vacunas e Inmunización (CAVEI).

oEnfermera, Instituto de Ciencias e Innovación en Medicina (ICIM), Universidad del Desarrollo.

pObservatorio Latinoamericano de Virus Sincicial. Santiago, Chile.

qAbogada. Fundación Jaime Guzmán. Santiago, Chile.

rAbogado. Pontificia Universidad Católica. Equipo Legislativo Ideas Republicanas.

sAsesor comunicacional en salud y políticas públicas. Santiago, Chile.

tPeriodista. Coordinación Proyecto Coalición Virus Sincicial Respiratorio. Santiago, Chile

uKinesióloga. Market Access Clínica NúcleoSalud. Universidad San Sebastián. Universidad Central de Chile. Santiago, Chile.

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https://www.revistachilenadepediatria.cl/index.php/rchped/article/view/5055/4737