Asociación entre la enfermedad por reflujo gastroesofágico y el estilo de vida: ¿cuáles intervenciones no farmacológicas impactan en el tratamiento de la enfermedad?

Resumen

La  enfermedad  por  reflujo  gastroesofágico  pertenece  a  los  principales  motivos  de  consulta en la actualidad, de ella se deriva una disminución en la calidad de vida de quienes la padecen; sin embargo, aunque la primera línea de tratamiento son las intervenciones no farmacológicas, el uso indiscriminado de medicamentos prevalece sobre la modificación en los estilos de vida de los pacientes. Para llevar a efecto este trabajo, se realizó un estado del arte actualizado en torno a las intervenciones no farmacológicas (estilo de vida), con el propósito de generar una nueva perspectiva sobre cómo se debe iniciar u optimizar el tratamiento del paciente antes de llegar a la terapia farmacológica o, incluso, como gran coadyuvante de la misma; encontrando que múltiples factores del estilo de vida influyen en el desarrollo de la enfermedad, como el tabaquismo, la obesidad, la mala higiene del sueño, los factores psicosociales, además de otros que, de ser intervenidos por el paciente y el personal médico, tendrán un impacto positivo en el desarrollo de la enfermedad.

Introducción

La ERGE es una patología que se caracteriza por la sensación de pirosis y regurgitación, que se desarrolla cuando el contenido gástrico asciende hacia el esófago, siendo la relajación transitoria  del  EEI  su  principal  mecanismo  patológico.  La  ERGE  es  responsable  de  una  de las causas más comunes de consulta médica  en  atención  primaria  [1];  y,  como  se  ve  en  el  panorama  actual,  la  prevalencia  de  la  sintomatología  relacionada  a  la  ERGE  se  ha  ido incrementando en los últimos años, hasta el  punto  de  ser  una  patología  común  en,  al  menos,  un  miembro  de  la  familia.  Al  tratarse  de una enfermedad crónica, conlleva consigo complicaciones asociadas, dentro de las cuales se destacan: la presencia de adenocarcinoma, las  estenosis  esofágicas  y  el  esófago  de  Barrett,  que  han  mejorado  con  el  advenimiento  de las terapias inhibidoras de secreción ácida gástrica, como los inhibidores de receptores H2 de histamina e IBPs (omeprazol, esomeprazol, entre otros), con una amplia disponibilidad en el mercado mundial y al alcance de la mayoría de los pacientes [2]. Aun así, la primera línea de tratamiento es la modificación de los estilos de vida y los hábitos higiénico-dietéticos, llevándonos a preguntarnos: ¿cuáles intervenciones no  farmacológicas  realmente  impactan  en  el  tratamiento  de  la  enfermedad?  Por lo  que  decidimos buscar cuáles y qué relación tienen estos factores con el desencadenamiento de la sintomatología, para brindar una actualización de la literatura que pueda causar un impacto positivo que lleve a la reducción de la incidencia y prevalencia de la enfermedad, al tiempo que  a  mejorar  la  calidad  de  vida  y  el  control  sintomático de estos pacientes [3]. Para lograr este estado del arte, se realizó un revisión de la literatura de 21 años (2000-2021), utilizando las palabras clave ERGE, GERD, factores de riesgo, dieta, lifestyle measures, estilo de vida, tabaco,  alcohol,  obesidad,  sobrepeso,  café,  cafeína,  comidas  picantes,  bebidas  carbonatadas,  comidas  grasas,  té,  dormir,  comidas  tarde,  acostarse  del  lado  derecho  y  ejercicio.  Los  estudios  comprenden,  además,  ensayos clínicos,  revisiones  sistemáticas  y  narrativas  tanto  en  español  como  en  inglés;  asimismo,  analizando  la  forma  de  evaluar  la  presencia  de  la  enfermedad  por  reflujo,  los  métodos  utilizados,  la  significancia  estadística  y  las  conclusiones que pudieran sacar los autores, llevándonos a identificar los factores más importantes para el desarrollo y la presencia de la enfermedad. Cabe aclarar que nuestra revisión fue extensa, por lo que decidimos fraccionarla en dos entregas, la presente, relacionada con las  intervenciones  no  farmacológicas  de  tipo  ‘estilo de vida’ y, la segunda, de tipo ‘factores higiénico-dietéticos’.

Brenda Lucía Arturo Arias1, Juliana Pava de los Ríos2, Juan Diego Osorio Olarte3

1 Gastroenteróloga Clínico Quirúrgica, docente investigadora. SES Hospital Universitario de Caldas.

2 Residente de primer año de Medicina Interna, Universidad de Rutgers, Community Medical Center, New Jersey.

3 Medico SSO. Universidad de Manizales.

Para descargar la investigación completa haga clik a continuación:

https://revistasum.umanizales.edu.co/ojs/index.php/archivosmedicina/article/view/4967/7712