Sueño y sistema inmune

Resumen:

El sueño es un proceso que ocupa la tercera parte de la vida del ser humano y resulta imprescindible para que el individuo mantenga la homeostasis del organismo. Emerge como un regulador importante del sistema inmune, ya que durante el sueño se llevan a cabo las funciones necesarias para mantener su equilibrio. Por otro lado, la reducción de sueño tiene efectos adversos que alteran el metabolismo y produce incremento en la secreción de la proteína C reactiva, interleucina (IL)-6 y factor de necrosis tumoral (TNF). Estas citocinas activan a NF-κB, por lo que la alteración en el sueño puede ser un factor de riesgo para desarrollar enfermedades inflamatorias crónicas y metabólicas. Las citocinas proinflamatorias IL-1, IL-6 y TNF aumentan el sueño de movimientos oculares no rápidos y las antiinflamatorias como IL-4 e IL-10 lo disminuyen. El sueño puede modificar la función del sistema inmune induciendo cambios en el eje hipotálamo-pituitaria-adrenal y el sistema nervioso simpático. A su vez, el ritmo circadiano de hormonas como el cortisol y la adrenalina, que descienden en la noche, favorece diferentes actividades del sistema inmune. El objetivo de la presente revisión es abordar diversos aspectos del sueño y su relación con el sistema inmune.

Introducción

El sueño es un proceso fisiológico asociado con periodicidad circadiana, durante el cual la conciencia, la respuesta a estímulos y la tasa metabólica se reducen.

Numerosas actividades disminuyen, mientras que otras se consolidan, como se ha señalado para la respuesta inmune y la memoria.1

Durante el sueño hay restablecimiento de energía, eliminación de radicales libres, regulación endocrina y de la actividad eléctrica cortical, consolidación de la memoria y redistribución celular con aumento y activación de linfocitos T en nódulos linfáticos.

La privación, disminución o fragmentación del sueño producen alteraciones neuroinmunoendocrinas.

Sistema inmune

El sistema inmunitario contribuye a mantener la integridad del individuo eliminando elementos extraños o agentes infecciosos. Esta función la realiza mediante dos tipos de respuesta, la innata y la adaptativa.

Inmunidad innata

Constituye la primera línea de defensa del organismo contra el daño a tejidos e infecciones microbianas.2) En ella participan varios tipos de barreras: mecanismos como la fiebre y la tos, barreras anatómicas -que incluyen diversas estructuras y numerosas células como neutrófilos, macrófagos, natural killer (NK), dendríticas, endoteliales, epiteliales, etcétera- y barreras químicas y fisiológicas, que incluyen moléculas como lisozima, defensinas, complemento, proteína C reactiva.

La activación de estas células deriva en una cascada de procesos inflamatorios que ayudan a contener una infección y a promover la curación, recuperación y regreso a la homeostasis.2

Inmunidad adaptativa

En ella, los linfocitos T o B responden a estímulos inflamatorios, citocinas y principalmente a la presentación de antígenos, como consecuencia se activan, proliferan y se diferencian. Esta respuesta es regulada por numerosas citocinas, entre otras, proinflamatorias (IL-1, IL-6 y TNF), activadoras (IL-2, IFN-γ) y antiinflamatorias (IL-10, factor de crecimiento transformante beta).

Citocinas

Ambos tipos de respuesta inmune, innata y adquirida, requieren una red de moléculas de señalización denominadas citocinas, las cuales son secretadas, además de las células inmunes por la mayoría de las células, entre las cuales se encuentran las neuronas. Las citocinas son un grupo diverso de proteínas de señalización intercelular que participan en la actividad y regulación de la respuesta inmune (a nivel local y sistémico). Estas moléculas participan, además, en numerosos procesos fisiológicos y se unen a las células diana a través de receptores específicos.

Las citocinas tienen cuatro propiedades: pleiotrópicas, redundantes, sinérgicas y antagónicas. Por su importancia en la regulación del sueño se describen algunas.

  • IL-1. Participa importantemente en la inflamación. Activa las moléculas endoteliales de adhesión intercelular facilitando la adherencia de células inmunes al endotelio y su migración a los tejidos.3 La producen numerosos tipos de células, entre ellas las neuronas, y presenta dos formas moleculares: α y β. En 1983, Kruege et al. encontraron la relación entre esta citocina y la regulación del sueño.4 Actúa como proinflamatoria y prosomnogénica.5,6
  • Factor de necrosis tumoral (TNF). Igual que la IL-1 es un pirógeno endógeno, proinflamatorio y prosomnogénico. Es producido por macrófagos y otras células presentes en el entorno inflamatorio, aumenta la expresión de moléculas clase II del MHC y de las moléculas coestimuladoras CD80 (B7-1) y CD86 (B7-2) en macrófagos y células dendríticas. Cuando TNF e IL-1 se administran en animales de laboratorio en el sistema nervioso central o periférico son consistentemente somnogénicos.7,8
  • IFN. Al tipo I pertenecen los α y β, que pueden ser producidos por casi todas las células y participa en la respuesta innata; el tipo II (γ), producido en mayor medida por macrófagos, linfocitos NK y Th1, participa principalmente en la respuesta adquirida, estimula la maduración de las células TCD8, la diferenciación de T y B y la activación de macrófagos. El tipo III (λ) es producido principalmente por las células epiteliales, tiene gran potencial antitumoral y antiviral.8
  • IL-2. Induce crecimiento activación y diferenciación de T, es secretada fundamentalmente por linfocitos Th1. La producen también células presentadoras activadas, así como las células nerviosas, que la secretan principalmente en respuesta a las alteraciones emocionales.
  • IL-6. Participa en el desarrollo de la célula B activada. Tiene propiedades proinflamatorias, quimioatrayentes y vasoactivas, induce fiebre y puede estimular al hígado para que sintetice proteínas de respuesta de fase aguda.8 En ratas modula el sueño de movimientos oculares no-rápidos (NO MOR) y se sabe que contribuye a la somnolencia.9
  • IL-4, IL-10, IL-13. Citocinas tipo Th2 consideradas antiinflamatorias son antisomnogénicas.9,10

Las interacciones neuroinmunes se llevan a cabo bajo condiciones anatómicas y fisiológicas específicas: participan en forma importante células de la glia, neuronas y células del sistema inmune, las cuales expresan receptores específicos y comparten señales procedentes de hormonas, neurotransmisores y citocinas.11

María Guadalupe Rico-Rosillo[1][*]

Gloria Bertha Vega-Robledo[1]

[1] Universidad Nacional Autónoma de México, Facultad de Medicina, Unidad de Medicina Experimental, Ciudad de México, México Universidad Nacional Autónoma de México Universidad Nacional Autónoma de México Facultad de Medicina Unidad de Medicina Experimental Ciudad de México Mexico

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