La innovación del proyecto gerontológico desde la educación social: efectos sobre bienestar psicológico y subjetivo de Personas Españolas Institucionalizadas

Resumen

El objetivo del trabajo fue analizar el efecto sobre el bienestar psicológico y la satisfacción vital de personas mayores institucionalizadas participantes en un proyecto de intervención innovador generado desde la perspectiva de la educación social. Se seleccionó a 50 personas mayores institucionalizadas con capacidades psicomotoras adecuadas para ejecutar el estudio exploratorio y se empleó un diseño cuasiexperimental pretest-postest con grupo control y experimental. Para evaluar el bienestar psicológico se empleó la Escala de bienestar psicológico de Ryff, y la satisfacción vital mediante la Escala de satisfacción con la vida de Diener. El grupo control se mantuvo en las actividades residenciales estimulación cognitiva y gimnasia-mientras que el experimental realizó la intervención innovadora con actividades de envejecimiento activo y empoderamiento. Tras la intervención, los participantes del grupo experimental mostraron mejoras en los valores medios de bienestar y satisfacción vital percibidos, mientras que el grupo control no vio modificadas sus puntuaciones. Los resultados muestran beneficios de una innovación interventiva y de la inclusión del educador social en las residencias gerontológicas.

Introducción

Los centros geriátricos fueron creados a finales del siglo XIX como respuesta a una  población  cada  vez  más  envejecida  y  carente  de  recursos,  con  el  fin  de  paliar  las consecuencias  de  una  industrialización  que  sustituyó  la  experiencia  de  las  personas mayores  por  la  fuerza  de  una  mano  de  obra  juvenil  (Throw,  1976).  En  esta  época,  la perspectiva  de  intervención  atribuida  a  los  centros  era  meramente  asistencial,  donde  el envejecimiento saludable era el resultado de un buen funcionamiento orgánico. En el siglo XX fue sustituida por un tratamiento integral, gracias a la difusión de las investigaciones gerontológicas que buscaban conocer qué relación se daba entre el organismo biológico y   el   estado   emocional   y   social   (Bandura,   1986),   con   el   objetivo   de   lograr   un envejecimiento exitoso. Esta corriente quedó materializada en los años 90 en España, gracias al I Convenio Nacional de Residencias de la Tercera Edad, publicado en el Boletín Oficial del Estado (BOE 128, 1997, p.23376-23378), momento en el que la atención gerontológica agrupaba la  asistencia  básica,  la  atención  sanitaria  y  la  intervención  psicosocial;  por  ende,  la apertura funcional y profesional dentro de los centros geriátricos españoles resulta ser una revolución  cuyo  principal  fin  es  erradicar  las  necesidades  surgidas  de  las personas mayores  institucionalizadas,  a  través  de  la  multidisciplinariedad  para  mejorar  los procesos de envejecimiento tanto dentro, como fuera de los complejos (Bowling, 2007).Posteriormente, ante las demandas y necesidades de los “nuevos mayores”, se incluyó  al técnico  en animación sociocultural, profesional que se convirtió en la figura encargada de intervenir en actividades culturales, sociales, educativas y recreativas desde el ámbito educativo en la atención gerontológica (BOE 181, 2003, p. 29640).

Finalizados  los  90  en  España,  los  estudios  realizados  sobre  el  proceso  de envejecimiento  han  enfocado  sus  investigaciones  en  hallar  definiciones  empíricas, modelos teóricos  y  predictores más complejos del logro de un envejecimiento activo  y saludable  (Fernández-Ballesteros,  2009),  así  como  la  interrelación  de  las  dimensiones biopsicosociales. El  envejecimiento  activo  se  define  como  “el  proceso  de  optimización  de oportunidades de salud, participación y seguridad con el fin de mejorar la calidad de vida a medida que las personas envejecen” (Organización Mundial de la Salud [OMS], 2002): para lograrlo, las personas mayores deben reconocer sus principios y derechos, lo cual les permite  vivir  con  independencia  y  plena  participación  en  todas  las  esferas  de  su  vida (Instituto de Mayores y Servicios Sociales [IMSERSO], 2012) a través de un estado de bienestar físico, psíquico y social (OMS, 2002). Además de la autonomía, independencia y de la participación, posteriormente se añadió el aprendizaje a lo largo de la vida como el cuarto componentedel envejecimiento activo (OMS, 2015), de modo que se constituyó en plan integral sustentado en cuatro pilares: la salud, la participación, el aprendizaje y la seguridad. Tras  la  inclusión  de  este  nuevo  paradigma  de  envejecimiento,  los  proyectos  de intervención gerontológicos se vieron afectados, ya que trataron de incorporar estrategias que   mejoraran   los   procesos   de   envejecimiento   social   y   psicológico   (Fernández-Ballesteros, Zamarrón,  y Maciá.1996). Desde esta perspectiva, se incentivó programas orientados a preservar la autonomía e independencia de las personas mayores el mayor tiempo  posible,  de  modo  que  se  fomentara  un  envejecimiento  saludable  en  el  que  los destinatarios forman parte activa y consciente de su proceso, protagonistas y creadores de su propio proceso de envejecimiento, a través de un mapa de actividades cuyo eje sea la individualización.

En relación con lo anterior, se ha observado que las relaciones positivas, el sentido del  humor,  el  disfrute  de  la  vida  y  laaceptación  ante  los  cambios  son  los  criterios esenciales del bienestar y del envejecimiento exitoso (Ryff, 1989) y que se relacionan con la salud de las personas mayores (Steptoe, Deaton, y Stone, 2015), sin dejar de lado que es un promotor del bienestar percibido y determinante para la prevalencia de una menor discapacidad  y morbilidad (Seeman, Kaplan, Knudsen, Cohen, y Guralnik, 1987; Woo, Leung, y Zhang, 2016). Además de las mencionadas, hay otras estrategias como la participación social y el   empoderamiento   (Pérez,   Rubio-Herrera   y   Padilla,   2015),   dos   de   los   pilares fundamentales para el sostén de la calidad de vida de las personas mayores, gestados a través  de  proyectos  ambiciosos  e  innovadores,  que  buscan  el  mayor  efecto  sobre  el bienestar integral de las personas mayores, y que se enfrentan a la dura tarea de adaptarse a las nuevas e idiosincráticas necesidades de las personas mayores, cuyo origen radica en los  cambios  sociales  que  modificaron  el  perfil  de  la  persona  mayor  española  en  la actualidad. Lapoblación con edades superiores a los 80 años ha pasado de ser en el año 1981  de  725,141  personas,  a  estimarse  en  unas  6,373,947  para  el  año  2051  (Causapié,Balbontín, Porras  y Mateo, 2011;  IMSERSO, 2012). Paralelamente, se han modificado otros factores relativos a la socialización de las personas mayores: un 43.7% ha utilizado el ordenador y un 85.3% ha usado el teléfono móvil en los últimos tres meses (Instituto Nacional de Estadística [INE], 2017), además de que un 53% han realizado actividades de   envejecimiento   activo.   Asimismo,   respecto   a   su   percepción,   participación   e inquietudes, el 87% desea mantener su autonomía y el 43% quiere participar activamente en la sociedad (IMSERSO, 2009, p.139)……

Laura Rubio Rubio1; Cristina Buedo-Guirado2

1Biología  y  Psicología,  Doctora  en  Gerontología  Social.  Docente  en  el  Departamento  de  Psicología Evolutiva y de la Educación, Universidad de Granada, España.

2Magíster  en Gerontología, Dependencia  y  protección  de  los  mayores  por  la  Universidad  de  Granada, España.

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https://revistas.ucr.ac.cr/index.php/gerontologia/article/view/28023/36458