Evaluación de la funcionalidad y fragilidad de las personas mayores asistentes a centros de día

El envejecimiento de la población representa uno de los grandes desafíos para los servicios socio-sanitarios a nivel mundial. La mayoría de los países industrializados han desarrollado una gama de servicios geriátricos destinados a promover la autonomía y calidad de vida de las personas mayores (PM); entre estos servicios geriátricos están los Centros de Día para Personas Mayores (CDPM)1. En Chile, se han implementado desde el año 2013 a través de una política pública instaurada por el Servicio Nacional del Adulto Mayor, siendo un tipo de servicio gerontológico inédito en el país. Los CDPM realizan intervenciones para PM autovalentes/con dependencia leve2, que incluyen actividades de educación y promoción en salud, rehabilitación orientada hacia el mantenimiento de las capacidades funcionales, intervenciones psicosociales y actividades grupales, así como un descanso y apoyo a las familias cuidadoras3.

El Modelo del Envejecimiento Activo formulado en la Asamblea Mundial del Envejecimiento 2002 y promulgado por la OMS, se caracteriza por haberse convertido en el paradigma referencial para el desarrollo de políticas de países del mundo5. El desarrollo de servicios geriátricos de atención a PM para apoyar la permanencia en casa, junto con estrategias de prevención de la dependencia son dos pilares que este modelo establece5. Los CDPM juegan un papel importante en la prestación de servicios geriátricos para las PM frágiles, especialmente teniendo en cuenta los recursos disponibles para ellos, y se puede considerar como parte de la continuidad de cuidados a largo plazo6.

La evidencia internacional es consistente en señalar que la asistencia regular de las PM a CDPM se asocia con un aumento del funcionamiento psicosocial2, parámetros cognitivos y afectivos4,7, autoestima8, calidad de vida9,10 y niveles de apoyo social11; junto con una disminución de sentimientos de soledad10, institucionalización13,14 y del riesgo de mortalidad15. Sin embargo, no existe evidencia nacional en relación a la evaluación de las PM que asisten regularmente a este tipo de servicio geriátrico.

Este estudio contribuye a ampliar el conocimiento en dos aspectos: Primero, mide la fragilidad de las PM asistentes a los CDPM no centrándose exclusivamente en factores de funcionalidad y; segundo, amplia la evidencia científica desarrollada en países Latinoamericanos que tienen un contexto social y de atención geriátrica distinto a los países europeos o norteamericanos. El objetivo de este estudio fue evaluar los cambios en la valoración geriátrica integral y la fragilidad de un grupo de PM participantes de CDPM en Santiago al egreso de este servicio geriátrico.

DISCUSIÓN

Este es el primer estudio que reporta cambios en la VGI y fragilidad de PM egresadas de CDPM de carácter social en Santiago, Chile. La población en estudio fue mayoritariamente de sexo femenino, soltera, con enseñanza básica, con buena autopercepción de salud, con al menos una enfermedad crónica. Asimismo, son personas con dependencia leve, sin dificultad para realizar sus AIVD, sin estado sugerente de demencia, con un alto porcentaje de tamizaje sugerente de depresión, y con un adecuado apoyo social percibido.

Ninguna de las mediciones de funcionalidad (AVD y AIVD) demostraron tener cambios estadísticamente significativos en este estudio. Una posible explicación para este hallazgo puede estar relacionado a que las actividades realizadas en el CDPM, permiten el desarrollo de herramientas para desenvolverse de una mejor forma en su vida diaria, pero no abordan directamente el desarrollo de ABVD/AIVD de las PM asistentes al CDPM.

Existieron cambios positivos en las PM al egreso del CDPM, en el tamizaje de depresión y en la percepción de apoyo social. Esto puede deberse a que las actividades desarrolladas tienen un fuerte componente grupal, participativo y social. A su vez, el centro cumple con la función de reconectar a las PM con las redes sociales disponibles en su comunidad, apoyando la percepción de apoyo social percibido.

Tanto la fragilidad total, como el componente físico por sí solo, demostraron tener cambios positivos para los mayores al egreso del CDPM. Las PM necesitan tener acceso rápido a servicios destinados a recibir una atención especializada que les permita mantener por mayor tiempo su autonomía26. En este sentido los CDPM se transforman en una oportunidad para contribuir a recuperar PM frágiles que viven en la comunidad.

Llama la atención el alto porcentaje de fragilidad encontrado. Este resultado puede deberse a que la muestra en estudio había sido referida al CDPM y, por ende, eran PM que requerían atención profesional. Por otro lado, el instrumento de fragilidad mide el concepto de forma multidimensional, incorporando la dimensión psicológica y social a la física. La fragilidad puede ser definida como: “un estado dinámico que afecta a un individuo que experimenta pérdidas en uno o más dominios del funcionamiento humano (físico, psicológico, social) que son causadas por la influencia de una serie de variables, y que aumenta el riesgo de resultados adversos”27. Esta definición ejemplifica la naturaleza multidimensional, dinámica y predictora de resultados adversos en salud del concepto28. No existe una definición única de fragilidad, lo que se puede plasmar en los distintos instrumentos de medición que existen para medirla, que varían desde considerar todos o algunos de los aspectos de la fragilidad física, cognitiva y/o social2930. El concepto de fragilidad multidimensional desarrollado por Gobbens, Luijkx, Wijnen-Sponselee y Schols31 fue el usado en esta investigación.

Ninguna de las variables de funcionalidad y cognitivas tuvieron cambios estadísticamente significativos. Al ser estos servicios socio-sanitarios, por definición, no están orientados a que sean las variables de funcionales o cognitivas aquellas que cambien, sino que dan la apertura a la utilización de instrumentos menos tradicionales para la medición de sus resultados. Por ejemplo, la fragilidad desde una mirada multidimensional32 y la autoeficacia que es una de las variables que en Chile se ha encontrado más correlacionada con calidad de vida en la vejez33. Sería recomendable, entonces, incorporar este tipo de indicadores en futuras evaluaciones de los CDPM.

Este estudio tiene una serie de limitaciones. Primero, son PM atendidas en un solo CDPM, por lo tanto, no representan la variabilidad que pueden tener otros centros. Segundo, la muestra en estudio es mayoritariamente autovalente, sin diagnóstico de demencia y con un alto porcentaje de tamizaje de depresión, lo que no necesariamente representa la salud de la población general de PM. Tercero, la muestra es pequeña y puede haber variables que no fueron significativas. Dentro de sus fortalezas está el tipo de diseño, longitudinal y muestra randomizada.

En conclusión, los CDPM mostraron en Chile ser una alternativa para aquellas PM que requieren apoyo de forma que disminuyen sus índices de fragilidad, aumentan su percepción de apoyo social y disminuyen su tamizaje de depresión a través de la asistencia regular a las actividades desarrolladas en este tipo de servicio geriátrico.

Alejandra Ximena Araya1  ae

María Soledad Herrera2  be

Evelyn Iriarte3  c 

Romina Rioja4  d

1Universidad Andres Bello, Facultad de Enfermería. Santiago, Chile

2Pontificia Universidad Católica de Chile. Santiago, Chile

3Corporacion renal infantil Mater. Santiago, Chile

4Servicio Nacional del Adulto Mayor. Santiago, Chile

Para descargar la investigación completa haga clik a continuación:

https://scielo.conicyt.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0034-98872018000800864&lng=es&nrm=iso&tlng=es