Hepatitis C en pacientes con enfermedad renal crónica: ha llegado la oportunidad de erradicarla. Reseña del manejo en esta población con el advenimiento de las nuevas drogas antivirales directas

Resumen

Con el advenimiento de los nuevos antivirales de acción directa (DAA) para el tratamiento de la Hepatitis C, y su posible utilización en enfermos con insuficiencia renal terminal y trasplantados renales se abre la posibilidad de la erradicación de dicha infección en ésta población. De lograrse la misma tendría enorme impacto clínico dada la mayor tasa de morbimortalidad que dicha infección genera en ésta población ya sea por sus complicaciones hepáticas como extrahepáticas, donde las glomerulopatías juegan un rol preponderante. En éste artículo nos enfocamos en revisar los adelantos publicados con respecto al posible rol patogénico del virus C en el daño endotelial de los pacientes renales, su incidencia e impacto clínico. Asimismo revisamos las guías recientes de KDIGO en lo referente a los criterios de tratamiento y el tipo de régimen recomendado en cada escenario.

INTRODUCCIÓN

La infección por el virus de la hepatitis C (VHC) es una epidemia de alto impacto global con una prevalencia mundial estimada de 71 millones de individuos infectados.(1) Existen varios grupos con alto riesgo de infección, entre los cuales se destacan los pacientes con enfermedad renal en etapa terminal (ERC). Los datos iniciales de prevalencia de infección crónica por VHC en pacientes en hemodiálisis varían del 1 al 70%; información más reciente muestra una reducción progresiva de dicha prevalencia, la cual llega a cifras cercanas al 1-2% en los países desarrollados. En tanto que en los receptores de trasplante renal, las tasas de prevalencia reportadas también son variables, entre el 2 al 40% en función del área geográfica estudiada.(2-3) Uno de los datos más significativos referidos al impacto de la infección crónica por VHC es su alta morbi-mortalidad. La misma está relacionada tanto a la progresión de la hepatopatía crónica como también a las complicaciones de sus manifestaciones extra hepáticas (MEH). La progresión de la hepatopatía lleva a la cirrosis hepática, el desarrollo de carcinoma hepatocelular (HCC) y a la descompensación y muerte, o a la necesidad de trasplante hepático. Es bien conocido por todos que en occidente la cirrosis asociada el VHC es la causa número uno de indicación de trasplante y de HCC. Como consecuencia de ello, cuando sumamos el número de muertes relacionadas a la enfermedad hepática crónica inducida por VHC y el virus de la Hepatitis B, entre ambas han superado al de las muertes producidas por la infección por el VIH, la malaria como también de la tuberculosis.(1) Como ya hemos mencionado, el VHC puede afectar otros órganos, principalmente los riñones, la piel, la tiroides, los ojos, articulaciones, el sistema nervioso central y periférico, y el sistema inmune.(4) Algunas de estas MEH están patogénicamente relacionadas al VHC, como ser la crioglobulinemia mixta (CM), los linfomas de células B, algunas glomerulopatías, la porfiria cutánea tarda, el liquen plano y la poliartritis.

Marcelo O. Silva1,2, Ezequiel Ridruejo1,2,3, Cristina Alonso1,2

1) Unidad de Hepatología y Trasplante Hepático, Hospital Universitario Austral, Buenos Aires, Argentina

2) Latin American Liver Research Awareness and Education Network (LALREAN)

3) Departamento de Medicina, Centro de Educación Médica e Investigaciones Clínicas Norberto Quirno (CEMIC), Buenos Aires, Argentina

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https://www.revistarenal.org.ar/index.php/rndt/article/view/298