Nuevo antibiótico permite tratar neumonía e infecciones graves de la piel
- netmd
- 19 de marzo de 2019
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7 de febrero de 2019
De acuerdo con un grupo de investigadores, la versión actualizada de un antiguo antibiótico funciona bien contra la neumonía y las infecciones graves de la piel, lo que brinda a los médicos una nueva opción para combatir estos males.
En dos ensayos, los especialistas hallaron que el nuevo fármaco, llamado “omadaciclina” (omadacycline en inglés), funcionaba tan bien como los antibióticos estándar en el tratamiento de pacientes con neumonía o infecciones cutáneas “adquiridas en la comunidad”. Esto significa que se enfermaron en el mundo real, en lugar de desarrollar infecciones mientras estaban en el hospital, que suelen ser más graves.
La Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA) aprobó la omadaciclina en octubre del año pasado, cuando la agencia revisó los hallazgos del ensayo. Los resultados se publicaron en la edición del 7 de febrero de la revista New England Journal of Medicine.
El medicamento es una tetraciclina renovada y “modernizada”, indicó el doctor e investigador principal Evan Loh, presidente de Paratek Pharmaceuticals, el fabricante del fármaco con sede en Boston.
Las tetraciclinas han existido durante décadas y, a lo largo de ese tiempo, las bacterias han desarrollado formas de resistirse a estos medicamentos. Es un ejemplo del problema global de la resistencia a los antibióticos, donde los medicamentos de uso prolongado están comenzando a perder su eficacia contra diversas infecciones bacterianas.
La omadaciclina fue diseñada para frustrar los dos mecanismos principales que las bacterias utilizan para evadir las tetraciclinas, destacó Loh.
En los dos nuevos ensayos, su equipo encontró que la omadaciclina era tan efectiva como los antibióticos estándar linezolid y moxifloxacina.
En pocas palabras, eso significa que el fármaco “funcionó bastante bien”, dijo el doctor Henry Chambers, especialista en enfermedades infecciosas de la Universidad de California en San Francisco. Sin embargo, Chambers cuestionó cuán valioso será en última instancia.
Esto se debe a que los médicos ya tienen “muy buenas opciones” para las infecciones tratadas en estos ensayos, comentó.
El mayor flagelo, refirió Chambers, son los casos de neumonía y otras infecciones graves que son resistentes a los múltiples antibióticos existentes.
“Ahí es donde está la verdadera necesidad médica“, aseguró.
Cada año en Estados Unidos, al menos 2 millones de personas desarrollan infecciones resistentes a antibióticos, y más de 23,000 mueren, según los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) de esa nación.
Una forma de combatir el problema es mediante el desarrollo de nuevos antibióticos que funcionen mediante mecanismos novedosos, apuntó Chambers. Como alternativa, los investigadores pueden modificar los medicamentos existentes con el objetivo de superar los métodos utilizados por las bacterias para hacerse resistentes al tratamiento. La omadaciclina cae en esta última categoría.
Uno de los nuevos ensayos se centró en pacientes que debían ser hospitalizados tras desarrollar neumonía bacteriana. El equipo de Loh asignó 386 de esos pacientes al azar para que recibieran tratamiento con omadaciclina; y otros 388 recibieron tratamiento de moxifloxacina. Ambos antibióticos se administraron por vía intravenosa una vez al día. Después de tres días, los pacientes podían cambiar a pastillas.
En general, el 81 por ciento de los pacientes medicados con omadaciclina mostraron una “respuesta clínica temprana”. Esto significó que al menos dos de sus síntomas, como dolor en el pecho, tos y problemas respiratorios, mejoraron significativamente después de tres a cinco días.
Dicha tasa fue un poco menor a la de los pacientes con el antibiótico estándar (de 83 por ciento).
En cuanto a los efectos secundarios, los problemas gastrointestinales (náuseas, vómitos y diarrea) fueron la alteración más común con cualquiera de los antibióticos.
La efectividad fue similar en el segundo ensayo, que evaluó a más de 600 pacientes con infecciones cutáneas graves. La mitad recibió omadaciclina y la otra mitad linezolid, y las tasas de respuesta clínica temprana fueron de un 85 por ciento en ambos grupos.
Respecto al punto de Chambers, Loh mencionó que el nuevo antibiótico está dirigido al tipo de paciente que se enferma en el mundo real, no al paciente gravemente enfermo en el hospital cuya infección puede resistir la gama de antibióticos.
“No creamos un fármaco para eso“, subrayó Loh.
Por otra parte, el investigador comentó que existen razones por las que ciertos pacientes no pueden tomar los antibióticos existentes. Por ejemplo, algunos tienen afecciones que los ponen en riesgo de efectos secundarios raros y graves, mientras que otros toman medicamentos que a menudo interactúan con los antibióticos.
La omadaciclina es otra opción, aseveró Loh, quien junto con Chambers hizo énfasis en este punto: no importa cuántos antibióticos nuevos se produzcan, la importancia del uso “sensato” de estos medicamentos nunca disminuirá.
Se calcula que alrededor de la mitad de las recetas de antibióticos en Estados Unidos son inapropiadas, lamentó Chambers.
“El uso inapropiado ciertamente ha sido un gran contribuyente al problema que enfrentamos ahora“, finalizó.