Riesgo cardiometabólico en adolescentes con y sin obesidad: Variables metabólicas, nutricionales y consumo de refresco

Resumen

El consumo alto de azúcares añadidos (AZA) se asocia a mayor sobrepeso y obesidad; sin embargo, la posesión de un peso corporal adecuado puede no descartar dicho consumo. El objetivo del presente estudio fue investigar la asociación de los principales factores de riesgo cardiometabólico con el estado nutricio, el consumo de refresco (CNR) y de otras bebidas con AZA. Participaron 89 adolescentes de 10-15 años de edad (53 con obesidad [GCO] y 36 sin obesidad [GSO]). Las medidas recabadas fueron: porcentaje de grasa corporal, índice de masa corporal, presión arterial, ácido úrico y glucosa sanguínea; además de un recordatorio de alimentación (24 hrs) y un cuestionario de frecuencia de consumo de alimentos. Del GCO, 31% presentó hipertensión, 71% acantosis nigricans, 13% hiperuricemia y 17% valores altos de glucosa. No obstante, el GSO registró mayor consumo de refresco, así como valores limítrofes en los demás factores de riesgo. Aunque no hubo diferencia entre los grupos en el consumo de carbohidratos, si en la frecuencia y cantidad del consumo de azúcar simple y de bebidas con AZA, entre ellas el refresco. Destaca la importancia de integrar a los factores de riesgo ya conocidos, el análisis pormenorizado del CNR y otras bebidas con AZA.

INTRODUCCIÓN

De acuerdo a la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2012 ([ENSANUT], Gutiérrez et al., 2012), 35% de la población adolescente presenta sobrepeso (uno de cada cinco) u obesidad (uno de cada 10). No obstante, en el 2006 la prevalencia combinada fue 32.2% (Olaiz et al., 2006), lo que significó un incremento del 2.8% en seis años. La presencia de obesidad se asocia con el desarrollo de enfermedades cardiometabólicas, como diabetes mellitus (DM), hipertensión arterial (HTA) o dislipidemia (Gutiérrez et al., 2012; Lara-Esqueda et al., 2000; Olaiz et al., 2006). En general, el sobrepeso y la obesidad son el resultado de un balance positivo de energía, dado un desequilibrio entre el consumo y el gasto energético total, aunado ello a mayor sedentarismo, incremento en el tamaño y número de porciones, consumo de alimentos con alta densidad energética y de bebidas con azúcares añadidos (BAA), por ejemplo: los refrescos o los jugos industrializados (López, Pérez y Monroy, 2011; Robinson, 2000; Stein y Colditz, 2004). A nivel mundial, México ocupa uno de los primeros lugares en el consumo de refresco o de BAA, lo que durante el primer semestre del 2016 representó 167-180 lts per cápita, esto pese a los dos años que llevaba ya vigente la nueva Ley de Impuesto al Refresco (Cámara de Diputados, 2013). En adolescentes se ha constatado que el consumo de BAA se asocia a incremento en el índice de masa corporal ([IMC], Jiménez-Aguilar, Flores y Shaman-Levy, 2006), al desarrollo de obesidad (OR = 2.3) y de DM en la edad adulta (French, Sanborn, Dimarco y Stephens, 2016; Malik, Popkin, Bray, Despres y Hu, 2010; Stein y Colditz, 2004). Específicamente, el consumo prolongado de una porción mayor a 300 ml de refresco al día se asocia con el desarrollo de obesidad ([OR = 1.6], Dubois, Farmer, Girard y Peterson, 2007; Nissinen et al., 2009), síndrome metabólico ([OR = 1.48], Dhingra et al., 2007), HTA (Brown, Dulloo y Montani, 2008) y DM ([OR = 1.2]; Greenwood et al., 2014), esto como resultado del decremento en la saciedad que produce el jarabe de maíz alto en fructosa (JMAF), uno de los principales endulzantes presente en dichas bebidas (Hallfrisch, 1990; Nguyen, Choi, Lustig y Hsu, 2009; Raben, Vasilaras, Moller y Astrup, 2002). El consumo elevado de JMAF se asocia a mayor riesgo de presentar HTA, hipertrigliceridemia y DM, así como incremento del ácido úrico (AU) y el ácido láctico (Bray, 2009; Nguyen et al., 2009; Nissinen et al., 2009). En la infancia, los niveles elevados de AU se asocian con incremento en los niveles tanto de la presión arterial sistólica (PAS) como de la diastólica (PAD) en la etapa adulta (Pacifico et al., 2009). En tanto que la acantosis nigricans (AN) es un signo dermatológico cuya manifestación refleja una alteración metabólica, ya que se asocia con resistencia a la insulina (Aranibar, 2006; Bray, 2009; Katz, Goff y Feldman, 2000). Este signo consiste en dermatosis con hiperqueratosis, papilomatosis e hiperpigmentación que se presentan principalmente en cuello, axilas y región inguinal. Dadas las cifras altas de sobrepeso y obesidad en México, así como de los factores de riesgo asociados a estos (Gutiérrez et al., 2012; Johnson et al., 2007; Olaiz et al., 2006), en el 2016 la Secretaría de Salud declaró al país en emergencia epidemiológica. De entre los diferentes factores de riesgo dietéticos, destaca el consumo de refresco o de BAA, bebidas cuyo consumo está generalizado en toda la población, incluyendo jóvenes o adultos, que aún no han desarrollado obesidad (Bray, 2009); por lo tanto, podría estarse subestimando el riesgo cardiometabólico, y principalmente en los adolescentes. Por lo que el interés del presente estudio fue investigar la asociación de los principales factores de riesgo nutricional con el consumo de refresco y otras BAA en adolescentes con obesidad vs. adolescentes sin obesidad.

Rebeca Monroy-Torres a , Carolina Aguilera Juárez a , Jaime Naves-Sánchez b

a Laboratorio de Nutrición Ambiental y Seguridad Alimentaria, Universidad de Guanajuato, Campus León, Guanajuato, México

b Unidad Médica de Alta Especialidad T48, Instituto Mexicano del Seguro Social, Delegación León, Guanajuato, México

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http://journals.iztacala.unam.mx/index.php/amta/article/view/464