Diagnóstico en la patología del olfato: Revisión de la literatura

RESUMEN

La patología del olfato es una afección común en la población, principalmente en adultos mayores, que puede alterar de manera significativa la calidad de vida del paciente, pudiendo ser la manifestación inicial de enfermedades neurológicas como la enfermedad de Parkinson. A pesar de su relevancia, el sentido del olfato continúa siendo poco estudiado en clínica, no obstante la existencia de métodos simples validados para su evaluación.

En este articulo realizamos una revisión y análisis de la literatura actual sobre el estudio clínico del olfato, con el objetivo de establecer las herramientas diagnósticas disponibles en la práctica clínica para su estudio.

INTRODUCCIÓN

El sistema nervioso del ser humano y los animales están dotados de interfaces físicas y químicas que les permiten interactuar con el medio. El origen de la detección de una molécula se remonta a los procariotas. Este sistema de detección química ha evolucionado al sistema olfatorio principal, el sistema gustativo y el sistema trigeminal. Un cuarto sistema, el vomeronasal, importante en los animales para la detección de las feromonas, no parece haberse desarrollado en el ser humano, si bien se ha reconocido anatómicamente en el tabique nasal, no se ha encontrado ninguna comunicación axonal1,2.

Evolutivamente, el olfato, considerado el más primitivo de los sentidos, tiene la capacidad de relacionar, prevenir, alertar, recordar y generar distintos tipos de sensaciones, y sin embargo continúa siendo uno de los menos conocidos y menos estudiados1,3,4.

El sentido olfatorio influye tanto en la conducta alimentaria, como en las interacciones sociales, por lo que una alteración en esta área puede afectar considerablemente la calidad de vida. Asimismo puede ser muy importante en profesiones relacionadas con la industria alimentaria o vitivinícola.

En las últimas décadas el olfato ha sido objeto de análisis debido a su importancia en relación a algunas enfermedades neurológicas. En efecto, la anosmia o hiposmia precede con mucha frecuencia, y muchos años antes, la parición de enfermedades como la enfermedad de Parkinson o la enfermedad de Alzheimer5,6.

El año 2004 los investigadores estadounidenses Linda Buck y Richard Axel recibieron el Premio Nobel de Medicina y Fisiología por sus estudios en fisiología olfatoria. Los científicos demostraron que los receptores olfatorios forman parte de una amplia familia de receptores acoplados a las proteínas G7.

La prevalencia de los trastornos del olfato y el gusto en Estados Unidos ha sido estimada en 1,42%, y la prevalencia media entre pacientes entre 53 y 97 años aumenta a 24,5%. La incidencia en personas mayores de 65 años alcanza el 50%8.

Un estudio francés del año 2011, revela que la prevalencia de pérdida del olfato en la población sería de 5,6%, y que esto se vería incrementado hasta en 19,4% en adultos de la tercera edad9. Esto último se demostró también en un estudio realizado en nuestra población chilena, donde se concluye que efectivamente el sentido del olfato disminuye con la edad, tanto en el sexo masculino como el femenino5.

La evidencia científica indica que el olfato tiende a declinar con la edad y esta alteración de las propiedades olfatorias afecta sobre todo a los mayores de 65 años1, mayormente a los hombres ya que las mujeres parecen tener mejor capacidad olfatoria. Los niños son menos afectados. Los trastornos del olfato son hechos comunes en la práctica otorrinolaringológica y neurológica.

El objetivo de esta revisión es exponer la situación actual de las investigaciones en el diagnóstico de los trastornos del olfato y las herramientas que puede disponer el clínico en su práctica diaria. Poder objetivar un trastorno del olfato, como se hace con los auditivos o vestibulares e inscribirlo en la práctica clínica, es el fin último y necesario.

La disminución de las funciones olfatorias no solo afecta la calidad vida del paciente para disfrutar la comida o la bebida sino también su seguridad, al no poder detectar humo o emanaciones de gas que pueden poner su vida en peligro1,3,4.

Bernardita Carrillo V1  , Vicente Carrillo A2  , Andrés Astorga V1  , Diego Hormachea F1 

1Médico Cirujano, Corporación Municipal de Viña del Mar.

2Otorrinolaringólogo, Cátedra de Otorrinolaringología, Universidad de Valparaíso.

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https://scielo.conicyt.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0718-48162017000300351&lng=es&nrm=iso&tlng=es