Insatisfacción corporal y comportamientos alimentarios anómalos en una muestra comunitaria de adultos chilenos

Resumen

En Latinoamérica se han realizado estudios dirigidos a evaluar la insatisfacción corporal y los comportamientos alimentarios anómalos (CAA), sin embargo se han enfocado principalmente en adolescentes o estudiantes universitarios. El objetivo de esta investigación fue evaluar el porcentaje de insatisfacción con el peso corporal (INCP) en una muestra de hombres y mujeres adultos chilenos, analizando la relación de este factor con distintas variables sociodemográficas, psicológicas y conductuales, entre las que figuraron los CAA. Participaron 654 adultos de 18-64 años de edad (436 mujeres, 218 hombres), quienes fueron evaluados con base a una batería de cuestionarios de autoreporte. La INCP estuvo presente en 45.9% de la muestra, resultando significativamente mayor en las mujeres que en los varones. Fueron identificadas diferencias significativas en las escalas que evaluaron CAA, en función del índice de masa corporal y el sexo de los participantes, registrando puntuaciones significativamente mayores las mujeres y los participantes con obesidad. Al comparar entre participantes con vs.sin INCP, los primeros mostraron más CAA y menor actividad física. Los resultados de este estudio muestran que la INCP puede interactuar e influir sobre los hábitos alimentarios y la práctica de ejercicio físico.

INTRODUCCIÓN

Tradicionalmente la imagen corporal (IC) es definida como la representación mental que cada persona construye de su propio cuerpo. Esta construcción es multidimensional, al incorporar aspectos perceptuales, cognitivos, afectivos y conductuales. La IC varía a lo largo del ciclo vital, en función de las experiencias personales y las influencias sociales (Benedito, 2012) y, a su vez, tiene un impacto significativo en distintos ámbitos personales, como el estado de ánimo y la autoestima (Furnham, Badmin y Sneade, 2002; Mellor, Fuller-Tyszkiewicz, McCabe y Ricciardelli, 2003; Paxton, Eisenberg y Neumark-Sztainer, 2006; Sarabia, 2012). Muchas personas experimentan una discrepancia entre cómo se perciben y cómo les gustaría ser. Fenómeno especialmente común entre mujeres y que usualmente es independiente del peso o de la silueta. Esta discrepancia suele provocar que la persona experimente sentimientos negativos hacia su propio cuerpo (Frederick, Peplau y Lever, 2006; Grogan, 2008), configurándose así lo que se entiende por insatisfacción corporal (INC). En personas con sobrepeso u obesidad, moderados niveles de preocupación por el peso, y los potenciales problemas de salud vinculados a éste, pueden desencadenar el “manejo del peso” por parte de la persona (Benedito, 2012). Además, las consecuencias de los estereotipos negativos vinculados al exceso de peso pueden ser perjudiciales (Musher-Eizenman, Holub, Miller, Goldstein y Edwards-Leeper, 2004; Pearl, White y Grilo, 2014; Puhl y Brownell, 2003). Ejemplo de ello es la discriminación a la que se ven enfrentadas las personas con exceso de peso en distintos contextos, como el educativo, el laboral y el sanitario (Alberga, Russell-Mayhew, von Ranson y McLaren, 2016; Puhl y Brownell, 2003). Existe evidencia de que las personas delgadas automáticamente atribuyen características negativas a las personas con exceso de peso, tales como ser perezosos o tener una motivación menor (Crandall y Horstman, 2005); en tanto que Schwartz, Vartanian, Nosek y Brownell (2006) mostraron que incluso las personas con sobrepeso tendían a preferir a las personas delgadas que a aquellas otras con sobrepeso u obesidad. Diversas investigaciones han demostrado la influencia negativa de la INC en distintas enfermedades crónicas (Fallon, Harris y Johnson, 2014; Ridolfi y Crowther, 2013), una vez que se asocia con menor probabilidad de dejar de fumar (King, Matacin, White y Marcus, 2005), de realizarse el autoexamen de mamas o de acudir a consulta ginecológica (Ridolfi y Crowther, 2013), lo que puede retrasar el diagnóstico temprano de cáncer. En términos de salud mental, además de los bien conocidos trastornos de la conducta alimentaria (TCA), distintos estudios han documentado asociación entre la INC y diversas problemáticas, como son: ansiedad social, extrema vergüenza por el propio cuerpo, intimidad sexual reducida y depresión (Cash, Theriault y Annis, 2004; Jackson et al., 2014; Tiggemann y Lynch, 2001). Así, en presencia de INC, independientemente de la edad, existe disminución de la autoconfianza, la autoestima y la calidad de vida (Fredrickson y Roberts, 1997; Grogan, 2008).

En adultos, distintos factores han sido asociados a la INC, como son: el sexo, la edad, el índice de masa corporal (IMC), el nivel educativo (NE) y el seguimiento de dietas. Diversos estudios indican que aunque la INC está presente en ambos sexos, es especialmente prevalente en las mujeres, en quienes el deseo persistente de tener un cuerpo más delgado (Algars et al., 2009; Neighbors y Sobal, 2007; Tiggemann, Hargreaves, Polivy y McFarlane, 2004) o la pérdida intencional de peso (Homan, 2010; Keski-Rahkonen et al., 2005) son más frecuentes. En hombres, la INC suele relacionarse con el deseo de tener un cuerpo más musculado, lo que no necesariamente corresponde con el peso corporal (Anderson et al., 1995; Cho y Lee, 2013; Griffiths, Murray y Touyz, 2015; McCabe y Ricciardelli, 2003). Con respecto a la edad, se han encontrado resultados divergentes. Lamb, Jackson, Cassiday y Priest (1993) encontraron diferencias significativas al comparar el peso corporal ideal entre mujeres jóvenes y mayores, ya que las primeras tendían a elegir siluetas más delgadas. Sin embargo, otras investigaciones han mostrado que la INC tiende a permanecer relativamente estable a lo largo del ciclo vital (Demarest y Allen, 2000; Holsen, Jones y Birkeland, 2012; Tiggemann, 2004; Tiggemann y Lynch, 2001). Investigaciones realizadas con mujeres de mediana edad han detectado que existe una prevalencia alta de INC en este grupo etario (Grippo y Hill, 2008; McLean, Paxton y Wertheim, 2010; Midlarsky y Nitzburg, 2008; Slevec y Tiggemann, 2011; Tiggemann y Lynch, 2001; Webster y Tiggemann, 2003). En hombres existe evidencia de que la percepción de la IC varía a lo largo del ciclo vital (Esnaola, Rodríguez y Goñi, 2010; McCabe y Ricciardelli, 2004) y, en términos generales, los jóvenes muestran mayor INC que los hombres mayores (Esnaola et al., 2010; Madrigal et al., 2000). En lo que refiere al IMC, diversos estudios indican que está directamente relacionado con la insatisfacción por la silueta (Algars et al., 2009; Paxton et al., 2006; Van den Berg et al., 2007) o por el peso corporal (Forrester-Knauss y Stutz, 2012; Matthiasdottir, Jonsson y Kristjansson, 2012; Neighbors y Sobal, 2007). Acerca de la asociación de la INC con el NE, McLaren y Kuh (2004) identificaron en mujeres una relación positiva entre estas variables. Mientras que en varones con exceso de peso, Cheung et al. (2011) la encontraron entre NE y deseo de perder peso corporal. Actualmente resulta claro que la INC ejerce una influencia significativa sobre el comportamiento alimentario, considerándosele un factor de riesgo de distintos problemas relacionados con la alimentación, en los que los comportamientos alimentarios anómalos (CAA) ocupan un lugar central (Vinkers, Evers, Adriaanse y de Ridder, 2012). Los CAA son aquellas actitudes y conductas alimentarias desadaptativas (Slevec y Tiggemann, 2011), clásicamente asociadas a los TCA, pero que también pueden presentarse en población no clínica, ya que estos CAA van desde el seguimiento de dietas o la adopción de métodos extremos de control del peso corporal (CPC), hasta cuadros clínicos diagnosticables como TCA (Ricciardelli y McCabe, 2004). Un amplio rango de actitudes se asocian a este tipo de conductas, incluyendo el deseo de estar más delgado/a y la preocupación por el peso y la silueta, los cuales conducen a la insatisfacción con el peso corporal ([INPC], Slevec y Tiggemann, 2011), producto de la discrepancia entre el peso que se posee y el considerado como ideal, muchas veces independientemente de la categoría de IMC en que la persona se ubique. En oposición a los CAA, existen medidas más saludables y flexibles para el CPC, tales como la alimentación saludable y la práctica regular de ejercicio físico, las que con llevan una serie de beneficios fisiológicos, físicos y mentales (Eime, Young, Harvey, Charity y Payne, 2013; Neufer et al., 2015; Prichard y Tiggemann, 2005). No obstante, este tipo de medidas saludables suelen ser menos seleccionadas. La globalización ha producido que actualmente los ideales estéticos occidentales prevalezcan en distintas sociedades, de las que Latinoamérica, y en particular Chile, no son la excepción (Caqueo-Urízar et al., 2011). Si bien en Latinoamérica se han realizado estudios dirigidos a evaluar INC y CAA, con relación a la edad de los participantes, se han enfocado principalmente en adolescentes o estudiantes universitarios (e.g., Cruz, Ávila, Cortés, Vázquez y Mancilla, 2008; Deossa, Res trepo y Velásquez, 2015; Hernández-Cortés y Londoño, 2013; Paredes, Nessier y Gonzalez, 2011; Saucedo-Molina, Peña, Fernández, García y Jiménez, 2010; Saucedo-Molina y Unikel, 2010). Desafortunadamente, en Chile la investigación sobre el tópico continúa siendo limitada, y los escasos estudios existentes han tendido a enfocarse en adolescentes (Caqueo-Urízar et al., 2011; McArthur, Holbert y Peña, 2005; Mellor, McCabe, Ricciardelli y Merino, 2008) y mujeres jóvenes (Swami et al., 2010). No obstante, diversos autores han resaltado la necesidad de comprender los CAA y la INPC en adultos (De Young, Lavender y Anderson, 2010; Forrester-Knauss y Stutz, 2012; Tiggemann, 2004). Con base a lo antes expuesto, los objetivos de la presente investigación fueron: 1. Estimar la presencia de INPC en una muestra comunitaria de adultos chilenos; 2. evaluar la relación de la INPC y la INC con distintas variables sociodemográficas (e.g., sexo, edad, NE), conductuales (e.g., comportamientos alimentarios, actividad física) y psicológicas (e.g., obsesión por la delgadez, ingesta emocional); y 3. analizar si la INPC actúa como factor de riesgo de distintos CAA.

Camila Oda-Montecinos a, Carmina Saldañab c, Christian Beyle d, Ana Andrés e , Rodrigo Moya-Vergara d, Oscar Véliz-García d

a Instituto de Ciencias Sociales, Universidad de O’Higgins, Rancagua, Chile

b Departamento de Psicología Clínica y Psicobiología, Universidad de Barcelona, Barcelona, España

c Instituto de Investigación del Cerebro, Cognición y Conducta, Universidad de Barcelona, Barcelona, España

d Escuela de Psicología, Universidad Católica del Norte, Antofagasta, Chile

 e Facultad de Psicología, Ciencias de la Educación y del Deporte, Universidad Ramón Llull, Barcelona, España

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http://journals.iztacala.unam.mx/index.php/amta/article/view/479