El movimiento antivacunas está afectando a los niños con autismo

LUNES, 26 de marzo de 2018 (HealthDay News) — Las personas que son escépticas respecto a las vacunas parecen estar convenciendo a muchos padres de niños con autismo de que prescindan de las vacunas infantiles fundamentales, sugiere un nuevo estudio.

Y el titubeo con respecto a todas las vacunas incluye a los hermanos menores de los niños, añadieron los investigadores.

Esto significa que “los niños con un trastorno del espectro autista y sus hermanos podrían estar en un riesgo más alto de enfermedades prevenibles mediante vacunas”, advirtió el autor del estudio, Ousseny Zerbo, miembro postdoctoral del Centro de Estudios sobre las Vacunas de Kaiser Permanente en KP del Norte de California, en Oakland.

Pero gracias a un concepto llamado inmunidad grupal, ese aumento en el riesgo no para ahí.

“Para interrumpir las cadenas de infección en una población, una gran parte de la población debe ser inmune a la infección”, explicó Zerbo. “Una tasa más alta de vacunación puede romper esas cadenas de infección. Por eso es importante que una gran proporción de la población se vacune”.

Y a pesar de que los antivacunas creen que hay un vínculo entre las vacunas infantiles y el riesgo de autismo, Zerbo enfatizó que “sabemos mediante numerosos estudios científicos que no hay ninguna asociación entre la vacunación infantil y la incidencia de trastornos del espectro autista”.

Sin embargo, Zerbo dijo que su equipo encontró “grandes disparidades en las tasas de vacunación entre los niños con y sin trastornos del espectro autista, y también entre sus hermanos”.

Los principales sujetos de la investigación fueron más de 590,000 niños nacidos en California, Colorado, Oregón y el estado de Washington entre 1995 y 2010 que no tenían autismo, junto con más de 3,700 niños que sí tenían el trastorno.

Los investigadores siguieron los antecedentes de vacunación en todos los niños hasta 2015. También revisaron los registros de vacunación de los hermanos menores, nacidos entre 1997 y 2014.

Entonces, compararon los registros de vacunación de las familias con las recomendaciones sobre la inmunización para los niños de 1 mes a 12 años de edad.

En los niños de 4 a 6 años, el equipo encontró que los que sufrían de autismo tenían “significativamente menos probabilidades” de recibir todas las vacunas recomendadas, en comparación con los demás niños.

Las tasas de vacunación en los hermanos de los niños autistas también eran “significativamente más bajas” en todos los grupos de edad.

En comparación con los padres de los niños sin autismo, se encontró que los padres de niños autistas eran más propensos, en general, a rehusar al menos una vacuna para un hermano menor sano, y más propensos a no vacunar del todo a los hijos más jóvenes antes de que cumplieran un año de edad.

Dada la gran cantidad de participantes, Zerbo dijo que es probable que los hallazgos se puedan generalizar a todos los estadounidenses, a pesar de que se hayan enfocado en las regiones del oeste y del noroeste del Pacífico.

Los hallazgos aparecen en la edición en línea del 26 de marzo de la revista JAMA Pediatrics.

“Nuestros próximos pasos en esta investigación serán comprender mejor por qué los padres de niños con autismo podrían dudar en vacunarlos a ellos y a sus hermanos”, planteó Zerbo.

Por otra parte, el Dr. Andrew Adesman, jefe de pediatría del desarrollo y conductual en el Centro Médico Pediátrico Cohen de Nueva York, sugirió que los hallazgos de este “estudio excepcionalmente bien diseñado” son un motivo legítimo de preocupación.

“Es preocupante que los niños con un trastorno del espectro autista y sus hermanos menores estuvieran insuficientemente vacunados en comparación con la población general, dado que la clave para prevenir varias enfermedades infecciosas infantiles es asegurar que la mayor cantidad posible de niños estén vacunados por completo”, comentó Adesman.

De hecho, Adesman dijo que le “sorprendió un poco que las diferencias no fueran incluso mayores, sobre todo dado que este estudio se realizó en California, donde la vacunación insuficiente ha sido un problema significativo hasta que el estado cambiara hace poco sus leyes y requiriera exenciones de las vacunas”.

Pero “dado que todos los datos de este estudio se recolectaron en California antes de que las nuevas leyes entraran en vigencia el 1 de julio de 2016, es probable que las tasas de vacunación insuficiente que esos investigadores encontraron hayan mejorado de forma dramática, y podrían incluso haber desaparecido”, añadió Adesman.

FUENTES: Ousseny Zerbo, Ph.D., postdoctoral fellow, Kaiser Permanente Vaccine Study Center, KP Northern California division of research, Oakland, Calif.; Andrew Adesman, M.D., chief, developmental and behavioral pediatrics, Cohen Children’s Medical Center of New York, New Hyde Park, N.Y.; March 26, 2018, JAMA Pediatrics, online

https://consumer.healthday.com/espanol/cognitive-health-information-26/

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