Alteraciones endocrinas asociadas a desnutrición

La desnutrición es un estado patológico secundario a déficit nutricional, donde se producen diversas alteraciones endocrinas con el fin de preservar la homeostasis metabólica. Se describen múltiples interrelaciones funcionales endocrinas, tanto centrales como periféricas, a través de las cuales, el tejido adiposo y gastrointestinal constituyen importantes reguladores del metabolismo corporal y de las respuestas hipotálamo-hipofisarias, quienes, a su vez, adecúan convenientemente el funcionamiento del organismo. En líneas generales ocurre una supresión del eje de crecimiento y del eje reproductivo, esto como una respuesta adaptativa que permite preservar la energía de los nutrientes para su utilización por órganos vitales y de esta manera no derivar energía a procesos no vitales como el crecimiento y la reproducción. Así mismo, en el paciente desnutrido se reduce la conversión de tiroxina (T4) a triyodotironina (T3) e incrementa la T3 reversa (T3 r) como un mecanismo protector que garantiza la disminución de la actividad metabólica basal, con la finalidad de preservar energía. No obstante, también se produce como respuesta al estrés una hiperactividad del eje adrenal. Las implicaciones clínicas en la desnutrición están determinadas principalmente por hipogonadismo asociado a un incremento del riesgo de osteoporosis y retraso del crecimiento y la pubertad en niños y adolescentes, que puede originar problemas de autoestima con implicaciones psicosociales. Aunado a esto, el exceso de adiponectina y glucocorticoides inciden en la respuesta inmune y condicionan un incremento de la susceptibilidad infecciosa. En este artículo se revisan estas alteraciones endocrinas asociadas a desnutrición.

INTRODUCCIÓN

La desnutrición se refi ere a las carencias y desequilibrios de la ingesta calórica y de nutrientes de una persona e incluye la emaciación, retraso del crecimiento e insufi ciencia ponderal; se considera un problema de salud que repercute en el desarrollo social y económico de los países. Según los últimos datos publicados por la Organización Mundial de la Salud (OMS) 462 millones de personas en el mundo tenían insufi ciencia ponderal, 52 millones de niños menores de 5 años presentaban emaciación y 155 millones de niños menores de 5 años retraso del crecimiento, alrededor del 45% de las muertes de menores de 5 años tiene que ver con la desnutrición, que en su mayoría se registran en los países de ingresos bajos y medianos1 . En América Latina y el Caribe, el 13,4% de los niños menores de 5 años padecen retraso del crecimiento y específi camente en Venezuela, en los estados Vargas, Miranda y Zulia se ha reportado que un 35,5% de los niños menores de 5 años tiene algún grado de desnutrición2,3 . La desnutrición conduce a un estado patológico de variable severidad y con distintas manifestaciones clínicas, secundarias a la alteración de diversos sistemas en nuestro organismo4 . Las manifestaciones endocrinas asociadas a desnutrición resultan del défi cit de nutrientes que afectan el balance energético, modifi can el esquema corporal y originan reacciones hormonales destinadas a preservar la homeostasis metabólica5 . En este proceso adaptativo interviene un “circuito central” constituido por hormonas hipotalámicas interrelacionado con el “circuito periférico” compuesto por péptidos provenientes de varios tejidos6 . La expresión adaptativa del circuito central engloba fundamentalmente una disminución de la actividad de las células somatotropas, tirotropas y galactotropas, evidenciando en contraparte, amplifi cación de la secreción nocturna de melatonina e hiperactividad corticotropa. A su vez, las interrelaciones entre el eje hipotálamo-hipófi soadrenal con los sistemas opiodeo-dopaminérgico condicionan inhibición de la secreción de la hormona liberadora de gonadotrofi nas (GnRH), base fi siopatológica crucial para el desarrollo de disfunción gonadal cuya manifestación clínica es la amenorrea hipotalámica funcional (AHF)6,7 . Por su parte, el “circuito periférico”, funcionalmente interrelacionado con el central, está compuesto por la leptina y adiponectina sintetizadas en el adipocito, la ghrelina en el tracto gastrointestinal superior, insulina y factor de crecimiento insulínico tipo 1 (IGF1), péptidos sintetizados en páncreas e hígado, respectivamente. Estos péptidos, además de participar en la regulación de los mecanismos de hambre y saciedad, también intervienen en respuestas de adaptación homeostática que, durante la desnutrición, ocasionan desvíos del metabolismo intermedio y fosfocálcico, así como supresión del eje reproductivo, que en grado variable afectan el organismo6,8,9 . Para iniciar la descripción detallada de las alteraciones endocrinas asociadas a desnutrición se abordarán a continuación cada uno de los ejes neuroendocrinos y sistemas hormonales afectados, así como sus respectivas implicaciones clínicas.

Mariangel Abbate1 , Darwing Villalta1 , Nolis Camacho2

1Unidad de Endocrinología.

2Servicio de Nutrición, Crecimiento y Desarrollo Infantil,

Instituto Autónomo Hospital Universitario de los Andes (IAHULA)-Universidad de Los Andes. Mérida, Venezuela.

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http://www.saber.ula.ve/bitstream/handle/123456789/45832/art2.pdf?sequence=1&isAllowed=y