Síntomas y signos de la hipofunción vestibular unilateral y bilateral

RESUMEN:

Introducción y objetivo:

La disfunción vestibular periférica implica a los órganos vestibulares o a los nervios vestibulares, produciendo una gran variedad de síntomas y signos clínicos.

Método:

Revisión narrativa.

Discusión:

El otoneurólogo es el encargado de realizar una evaluación exhaustiva para llegar a identificar el trastorno que presenta el paciente que acude con vértigo o desequilibrio. La clave diagnóstica es la anamnesis profunda completada con un cuidadoso examen otoneurológico. Además, las nuevas tecnologías de estudio que han surgido en este campo permiten un cambio en la definición, caracterización y tratamiento de estas patologías.

Conclusiones:

En la presente revisión narrativa se describirán los dos grandes grupos de deficiencia vestibular periférica: la vestibulopatía unilateral y bilateral.

INTRODUCCIÓN

La disfunción vestibular periférica supone la afectación del órgano o los nervios vestibulares. En esta revisión hemos querido partir de la clasificación fisiopatológica, dividiendo en dos grandes grupos la enfermedad vestibular: la afectación de uno o de ambos lados. Por otra parte, atendiendo a la forma de presentación clínica, se subclasifican en vestibulopatía aguda, recurrente con y sin hipoacusia, y crónica, donde incluiríamos la disfunción bilateral.

Se pretende describir el conjunto de síntomas que se relacionan con cada cuadro, para poder entender el impacto sobre la calidad de vida de los pacientes, que afecta a la vida laboral, familiar y social. La vestibulopatía recidivante y crónica conlleva mayor incapacidad e invalidez, lo que supone, desde una limitación de las actividades básicas de la vida diaria, hasta el deterioro de las funciones psicosociales, exponiendo al que lo sufre a la ansiedad y la depresión.

Por todo esto, resulta fundamental tener un conocimiento profundo de todos los síntomas y signos clínicos, que nos permita realizar una correcta valoración y establecer la estrategia de tratamiento y rehabilitación más adecuada [1].

VESTIBULOPATÍA UNILATERAL (VPU)

Se produce por afectación exclusiva del vestíbulo y nervios vestibulares de un solo lado. Puede manifestarse de forma aguda, que lo definimos como el cuadro clínico inicial, y recurrente o crónico persistente, en función de la evolución natural de la enfermedad.

Cuadro clínico inicial

Se dividirá en dos formas de presentación clínica: déficit vestibular agudo y cocleovestibular.

  1. Déficit vestibular agudo. Una disfunción aguda se manifiesta como vértigo con nistagmo, ataxia vestibular y desequilibrio de aparición súbita. En la mayoría de las ocasiones, la afectación del sistema es parcial, lo que sugiere que la lesión se localiza topográficamente en el nervio vestibular (generalmente el superior).

1.1. Vértigo. Es el síntoma clave de este cuadro. Se define como sensación de movimiento de características rotacionales sostenida, que aumenta con los desplazamientos de la cabeza y asocia movimiento aparente del entorno visual. Los pacientes generalmente prefieren acostarse en la cama con los ojos cerrados, en posición lateral y sobre el lado sano. Puede tener un inicio abrupto o gradual, con duración variable de minutos a días, aunque el pico de máxima intensidad ocurre dentro de las primeras veinticuatro horas. No suelen existir factores desencadenantes o síntomas prodrómicos que anticipen el cuadro [2,3].

1.2. Desequilibrio postural e inestabilidad en la marcha. El paciente sufre una deriva corporal global con tendencia a desplazar el cuerpo hacia el vestíbulo afecto con intentos de rectificación hacia el lado sano, tanto estática como dinámicamente. Asimismo, se produce dificultad o imposibilidad para mantener el centro de gravedad del cuerpo dentro del área de estabilidad con los pies juntos. Sin embargo, pueden mantener el equilibrio sentados o pararse sin ayuda con los pies separados, porque el cerebro aún puede utilizar la información visual y somatosensorial. Este desequilibrio es intenso en los primeros momentos, pudiendo incluso llegar a una ataxia completa, y se corrige posteriormente, bien por recuperación del daño o por compensación central [2,3].

1.3. Nistagmo. El nistagmo se genera como consecuencia del mecanismo de interacción recíproca vestibular. A nivel ocular existirá una lenta desviación de los ojos, con intentos de corrección rápida hacia el lado sano para intentar lograr estabilidad visual y mantener la foveación del objeto de interés. Desaparece en pocos días. Este signo clínico se describirá con más detalle en la fase de exploración.

1.4. Síntomas autonómicos. Debido a las conexiones vestibulares con el sistema nervioso autónomo se genera un cortejo vegetativo con náuseas, vómitos, sudoración fría y palpitaciones, de duración e intensidad variables [4].

1.5. Síntomas perceptivos. Los pacientes describen ilusiones de traslación, frenada o aceleración, síndrome de desembarco e incluso diplopia a la mirada vertical, que pueden explicarse por afectación de los órganos otolíticos [46].

  1. Déficit cocleovestibular. Se produce cuando la pérdida de la función vestibular asocia también afectación auditiva. Su aparición puede ser brusca o progresiva. Los síntomas cocleares son hipoacusia neurosensorial y acúfenos de curso permanente, transitorio o fluctuante. Desde el punto de vista vestibular aparecerá un vértigo rotatorio, inestabilidad de la marcha y síntomas autonómicos. En función de la etiología del déficit cocleovestibular pueden aparecer otros síntomas asociados.

2.1. Infecciones bacterianas. Aparecerá un cuadro de otitis media aguda, crónica simple o colesteatomatosa.

2.2. Infecciones víricas: Virus herpes simple o zóster: presentará otalgia intensa, parálisis facial y vesículas en el pabellón y conducto auditivo externo, por afectación nerviosa o meningorradicular. Virus de la parotiditis: el paciente referirá tumefacción parotídea bilateral. Este virus es el único capaz de producir laberintitis viral directa.

2.3. Traumatismos del peñasco: se acompañará de otorragia, otolicuorrea o parálisis facial.

2.4. Causa tumoral: suele estar ausente la sintomatología vestibular y predomina la auditiva.

2.5. Causa autoinmune, genética o neurodegenerativa: aparecerán signos de la enfermedad sistémica subyacente [7,8].

Myriam GONZÁLEZ-SÁNCHEZ1; Enrique COSCARÓN-BLANCO1; Víctor MARTÍN-SÁNCHEZ1; Raquel YÁÑEZ-GONZÁLEZ1; María MARTÍN-BAILÓN1; Carmen SÁNCHEZ-BLANCO1; Hortensia SÁNCHEZ-GÓMEZ2

1 Complejo Asistencial de Zamora. Servicio de Otorrinolaringología. Zamora España.

2 Complejo Asistencial Universitario de Salamanca. Servicio de Otorrinolaringología y PCF. Salamanca. España.

Para descargar la investigación completa haga clik a continuación:

https://revistas.usal.es/index.php/2444-7986/article/view/orl.21625/22035