Según los expertos, las bombas de insulina y dispositivos de monitorización continua de glucosa nos sitúan más cerca del tan esperado “páncreas artificial”

13/11/2020  

La población más afectada por la diabetes tipo 1 son los adultos jóvenes y niños.

Con motivo de la celebración del Día Mundial de la Diabetes, los especialistas quieren poner el foco de atención en esta enfermedad que se estima afecta al 12% de la población, estando uno de cada tres adultos con diabetes sin diagnosticar. Centrándonos en Andalucía y Sevilla, con mayores tasas de obesidad, la prevalencia sería incluso más alta.  Los grupos de población donde se presenta la diabetes tipo 1 de forma más frecuente son los niños y adultos jóvenes, de ahí que también se le conozca como diabetes juvenil, aunque puede aparecer a cualquier edad.

Según explica Alberto Aliaga Verdugo, Jefe de Servicio de Endocrinología y Nutrición y coordinador de la Unidad de Diabetes de Quirónsalud Sagrado Corazón, los avances médicos y tecnológicos de los últimos años han ayudado a mejorar el control médico de la enfermedad y la calidad de vida de los pacientes, gracias no solo a la aparición de nuevas insulinas sino al desarrollo de nuevas bombas de insulina y dispositivos de monitorización continua de glucosa más precisos y sofisticados, situando cada vez más cerca la llegada del tan esperado “páncreas artificial”, un dispositivo que tome por si solo las decisiones en cuanto a la cantidad de insulina que necesita el paciente teniendo en cuenta variables como la comida, ejercicio, etc., sin necesidad de intervención humana. Desafortunadamente, apunta el doctor, “aún quedan años de investigación para ello, y a día de hoy no la podemos prevenir ni curar sin existir forma alguna de saber quién la va a desarrollar”.

La diabetes tipo 1 es una enfermedad crónica autoinmune, donde el propio sistema inmunitario del paciente destruye las células b del páncreas encargadas de la fabricación de insulina, hormona encargada de regular los niveles de glucosa en sangre.

La deficiencia de insulina produce un aumento de los niveles de glucosa en sangre de forma brusca y mantenida en pocas semanas, dando lugar a un conjunto de síntomas conocidos como clínica cardinal, y son orinar con frecuencia (poliuria), sed extrema (polidipsia), pérdida de peso, aumento de apetito, debilidad, fatiga, somnolencia, náuseas y vómitos, aliento con olor dulce, visión borrosa, o infecciones urinarias y candidiasis genital entre otros.

En la diabetes tipo 2, a diferencia de la diabetes tipo 1, relata Aliaga “el páncreas si produce insulina, pero esta ve frenada su acción, por lo que consecuentemente se elevarían los niveles de glucosa. Este fenómeno es conocido como resistencia a la insulina”.

Los principales factores que condicionan esta patología son la obesidad, el sedentarismo, la edad avanzada y antecedentes familiares de diabetes.

Uno de los problemas de la diabetes es que se trata de una enfermedad silenciosa, ya que en palabras del doctor Aliaga “esta elevación la glucosa aparece de forma lenta y progresiva a lo largo de meses o años y de forma asintomática, por lo que suele pasar desapercibida”. Dado el elevado porcentaje de pacientes que aún no saben que la padecen, los especialistas recomendamos, apostilla Aliaga “realizar un cribado en adultos mayores de 45 años que presenten factores de riesgo como sobrepeso u obesidad”.

Los nuevos fármacos para el control de la diabetes no solo se centran en el adecuado control de la glucosa, sino en favorecer la pérdida de peso, reducir la tensión arterial y los lípidos, así como prevenir sus consecuencias cardiovasculares como el infarto, la insuficiencia cardiaca o la enfermedad renal crónica.

Aunque la diabetes tipo 2 tampoco tiene cura, en algunos casos pueden revertirse o controlarse sin medicación gracias a una adecuada intervención sobre los hábitos de vida del paciente o tras la cirugía bariátrica, afirma el doctor.

Diabetes y COVID

Por último Alberto Aliaga, quiere poner especial atención a que la presencia de diabetes se ha postulado como un factor de riesgo frente al SARsCOV2 por diferentes motivos, pero entre ellos podría destacar que un mal control glucémico propicio un sistema inmunitario menos competente para luchar contra la infección, lo que contribuiría a peor evolución. Una edad avanzada junto a la presencia de otras comorbilidades como la obesidad, hipertensión o problemas cardiovasculares en estos pacientes empeoraría conjuntamente el pronóstico. En cualquier caso,  “el mejor consejo sería seguir las recomendaciones de las autoridades sanitarias en cuando a las medidas de higiene de manos, distancia social y uso de mascarillas, así como mantener una alimentación y estilos de vida saludables para, en caso de vernos afectados, poder superar en las mejores condiciones la infección”, concluye.

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