Trastorno de identidad sexual/transexualidad y salud mental

RESUMEN

El trastorno infantil de identidad sexual, que puede o no evolucionar a transexualidad del adulto, presenta condiciones clínicas a vencer que demandan discernimiento clínico a largo plazo. Su sintomatología (insatisfacción que produce un sentimiento persistente de incongruencia con el sexo biológico, un deseo de cambiarlo y de ser conocido desde el punto de vista social y legal en el sexo elegido) y el estado que guarda su grave y poco frecuente condición nosográfica en los estudios internacionales, contrasta su incidencia/prevalencia en los países que la tratan con las diversas teorías sobre su origen. La complejidad del abordaje en el diagnóstico, terapéutica y rehabilitación a largo plazo desde la relativa ausencia de publicaciones en el tema, incluyen la terapia triádica (terapia hormonal para el género deseado, prueba de realidad en el papel deseado y cirugía de reasignación de sexo). Sus alcances en las distintas disciplinas, sus efectos y comorbilidad comprometen distintas áreas de la vida de los pacientes. Dadas las consecuencias irreversibles sobre la salud general de los afectados, se plantean recomendaciones para una cuidadosa visión global que mejore el pronóstico de cada caso a manos de profesionales especializados. Se destacan los derechos de los pacientes a aspirar a una mejor salud y calidad de vida en el marco de la ética de la praxis médico-psicológica. Se insta la participación del punto de vista de las políticas públicas.

Introducción
En el reino animal existen dos sexos: hombre (H-B) y mujer (M-B). El género, referencia lingüística, alude a: masculino/femenino. Este constructo cultural asume estereotipos sociales asignados a los sexos.1 Identidad de género: sentido individual de ser hombre/mujer, a consolidar a los tres o cuatro años de edad. Papel de género: aspectos de conducta individual consistentes con la definición cultural masculinidad/feminidad que devienen en congruente desarrollo de la aceptación como hombre/mujer. Identidad sexual: asunción del individuo como heterosexual, homosexual o bisexual; deriva de lo que ha sido experimentado como erótcamente atractivo y suele consolidarse a partir de la adolescencia. Orientación sexual: atractivo erótico para un individuo, suele ser consistente con la identidad sexual y puede diferir en quien experimenta sentimientos eróticos inaceptables. La Real Academia Española señala: “las palabras tienen género, las personas tienen sexo; es inadmisible decir género como sinónimo de sexo”; para la expresión discriminación o violencia de género la alternativa lingüística es discriminación o violencia por razón de sexo, contra las mujeres, doméstica o de pareja.1 Los embriones mamíferos genéticamente hombre/mujer son anatómicamente hembras durante las primeras fases de su vida fetal; su diferenciación la causa el andrógeno fetal entre la sexta y la decimosegunda semana embrionaria.2 Los efectos de la masculinización/feminización cerebral se requieren para desarrollar las conductas copulativas y reproductoras de cada sexo. En tal periodo, el feto es vulnerable al suministro exógeno de andrógeno como cuando una madre preñada recibe andrógeno exógeno y causa a su feto femenino el desarrollo de órganos genitales externos similares a los masculinos.3 La teoría psicoanalítica añade que la identidad sexual se desarrolla con la formación general de la identidad (fase de separación-individuación) y está influida por la calidad de la relación materna filial. Más tarde (fase edípica previa a la adolescencia), se determina el papel y la orientación sexual.4 La Clasificación Internacional de Enfermedades, décima edición, (CIE-10) de la Organización Mundial de la Salud (OMS) incluye el trastorno de la identidad sexual en la infancia (TIS) y el transexualismo (TS) como alteraciones con patrones de comportamiento que causan sufrimiento significativo y desventaja adaptativa.5 Su documento CIP-11 que revisa el TS (de aprobarse en la Asamblea Mundial de la Salud en mayo de 2019 entrará en vigor el 1 de enero de 2022), excluirá el TS de la Clasificación Internacional de Enfermedades, undécima edición, (CIE-11), la forma más extrema de la egodistonía sexual, ubicándola como disfunción sexual (DS) para evitar verla como trastorno mental (TM), ya que supone agresión a sus portadores y es causa de discriminación y/o violencia.6 No obstante, los clínicos la rechazan como DS porque los trastornos sexuales son en esencia TM. S Saxena, director de Salud Mental de la OMS, señaló: “Queremos que estas personas obtengan ayuda sanitaria cuando la necesiten y agilicen su transición biopsicosocial”.6

Para descargar la investigación completa haga clik a continuación:

Trastorno de identidad sexual/transexualidad y salud mental