El Complejo De Edipo Reactualizado

RESUMEN

El complejo de Edipo se convirtió en la piedra angular estructurante del aparato psíquico según Freud. Desde sus primeras menciones del mismo hacia fines del siglo XIX hasta el año de su muerte, transcurrieron más de 40 años en los que continuó elaborando sus ideas al respecto.

Nos podemos preguntar sobre el valor y la permanencia de un postulado que se comenzó a desarrollar en plena época victoriana, habiendo transcurrido ya dos décadas del siglo XXI.

El presente trabajo tiene como objetivo escudriñar su vigencia y como puede ser entendido el Complejo de Edipo en la actualidad.

Significado del complejo de Edipo

En la teoría freudiana, el complejo de Edipo se convierte en eje central estructurante del aparato psíquico(12)(15)(16). Para resolverlo, se forma el superyó (que podemos entender como “la autoridad de los padres interiorizados”) y, si todo marcha bien, se accederá a una adultez plena. La historia de Edipo es la del asesinato de padre y el parricidio como una fantasía infantil universal, pero el complejo de Edipo tiene que ver con la instauración simbólica del padre muerto como una entidad psíquica.

Lo que plantea Freud es que el hijo desea quedarse con el progenitor del sexo opuesto, en este caso la madre; para que eso ocurra, debería matar al del mismo sexo, el padre. Y todo lo anterior estaría mediado por un componente sexual y agresivo. Evidentemente, esto llevaría a que el padre quiera vengarse, lo que se traduciría en una mutilación del cuerpo, de los genitales (la castración) o incluso, en la muerte.

En “Totem y Tabú”(4) dice Freud que los hermanos tuvieron que unirse para eliminar al padre que era un tirano que quería quedarse con todas las mujeres, pero una vez realizado ese acto, y para que no se repitiera la misma circunstancia de todos desear a todas las mujeres, tuvieron que aparecer ciertas prohibiciones, ciertos tabúes regulatorios. De ahí la imposibilidad de la sexualidad con madres y hermanas. Como resultado surgió la exogamia y la sociedad misma(14)(19).

Somos testigos de la producción de varios hechos: 1) si luego del asesinato del padre siguiesen todos los hombres deseando a todas las mujeres y por lo mismo, queriendo quedarse en exclusiva con ellas, se repetiría el conflicto que llevó a la eliminación del padre y estarían todos con el temor de que les sucediese lo mismo. Así que se establece un área de seguridad, de prohibición, de tabú, 2) esa área expresa una prohibición menor que la que representaba el padre. No son todas las mujeres en exclusiva para el padre (que es lo que se ve en el comportamiento de nuestros parientes más cercanos, los simios, cuyo macho alfa es el único, o al menos, el que más se reproduce)(19). Esto también puede ser comprendido en que la disponibilidad, por ejemplo de alimentos, o en un sentido más amplio, de bienes, se hace extensiva a todos y no solo al padre, 3) La prohibición del padre se interioriza, ya no es necesario que exista el padre físico. Pero al mismo tiempo, al interiorizarse se hace menos severa, a no ser que se produzca una patología del superyó.

El asesinato del padre es el comienzo de la sociedad y trae aparejada la renunciación y el sacrificio(14). La renunciación puede ser entendida como el abandono de la identidad infantil derivada de los padres, en ese sentido sería la muerte del padre, más precisamente aún, de los padres. En cuanto al sacrificio, se expresa en el comienzo del camino propio, el comienzo del camino del héroe tantas veces retratado en la mitología. El héroe tiene que descubrir su propio self(1), pero no le es tan fácil abandonar la comodidad en la que se encuentra, que, sin embargo, se trata de una comodidad infantil que ya no es posible de sustentar sin pagar el precio del estancamiento en el propio desarrollo. Por otro lado al abandonar el interés sexual con las mujeres de su círculo familiar más cercano, se asegura de seguir contando con el amor de ellas, y también del padre.

Este complejo paterno también sería el origen de las religiones patriarcales. Se le teme a un padre de los cielos no manifestado, inconsciente, que está más allá de la creación y se ensalza la virginidad de lo femenino en la figura de la madre del hijo de Dios Padre, en este caso de María. Es la figura del Padre, nada menos que del padre de los cielos, la que impone su voluntad sobre la mujer a quien solo se le anuncia su destino a través de un ángel, que quizás pudiese representar una cierta reparación o una cierta evolución en la consideración de lo femenino pues es un ser esencialmente andrógino, pero igual sometido a la autoridad del padre que lo usa como mero mensajero.

Como vemos, se puede entender el complejo de Edipo de una manera más amplia a la originalmente planteada por Freud, centrada en el temor a la castración debido al deseo de disponer del amor de madre en exclusividad.

Por el momento, quedémonos con que tiene dos componentes: las fantasías o deseos incestuosos con la madre, y el deseo parricida con el padre.

Mientras por un lado el parricidio representa el deseo de independencia del niño (que se va a plasmar en la sed de conocimientos y de establecer una identidad propia), las fantasías y deseos incestuosos representan la necesidad de unión con la madre (que, al ser frustrados, constituyen un acicate para salir al mundo)(13).

Como madre e hijo están fusionados en una sola entidad en el comienzo de la vida(10), el niño no siente que la madre sea algo diferente a él. Están, por así decirlo, en un narcisismo primario, en una unidad perfecta. Mientras sea así, el niño no necesita apoderarse del amor de la madre, pues ya lo tiene. Entonces, el incesto necesariamente traduce que esa unión se ha resquebrajado, que el niño ya percibe a la madre como a un otro, que se establece una relación objetal madre-hijo, y que quiere apropiarse de esa relación, que nadie la interfiera, y volver al estado anterior fusionado. Es decir, en todo deseo incestuoso se expresa una fuerza regresiva. ¿Tendrá que ver la parte incestuosa del Edipo con la no satisfacción de los deseos en su más amplia acepción? ¿Se convertirá en un modelo paradigmático para lidiar con las frustraciones posteriores de la vida? Como la regresión a esa unidad primaria es imposible y tampoco se puede contar en exclusiva con el amor de la madre (están el padre, eventualmente los hermanos y un número cada vez mayor de personas), la única manera de satisfacer el deseo es transmutarlo en otro tipo de deseos, en “deseos supletorios” del incesto. Pero es más que eso: implica “lanzarse a la vida” abandonando lo conocido, abriéndose a lo nuevo y a la curiosidad, que es el gran motor del conocimiento y del desarrollo psíquico.

De esa forma, se está expresando paulatinamente una entidad psíquica única (Hans Loewald la llamó emancipación(13) y equivale al proceso de individuación en Jung)(1)(9) que ya no está engolfada en una relación con la madre o con una identidad prestada de los padres. Comienza a aparecer el self.

Perelberg(14) manifiesta que el ideal del yo debe ser diferenciado del superyó. El primero precede a la catexis (es decir, a la energetización o existencia misma de objeto), en este caso precede a la instauración de la figura del padre real y se comporta como “una añoranza por el padre”, pero por el padre arquetípico. Ella señala que es por el padre de la prehistoria. Acá vemos una expresión, con diferente terminología, de las ideas de arquetipo de Carl Jung(8)(9). También las podemos rastrear en Melanie Klein(14) cuando habla de consciencia inconsciente de pene y vagina y un conocimiento “natural” de la diferencia entre los sexos(10). Bion(14) plantea una preconcepción aguardando su realización y André Green(14) de fantasías inconscientes primarias que son reactualizadas a través de las experiencias individuales.

El superyó, en cambio, tiene que ver con las reglas y prohibiciones expresadas a través del padre, y para ello sí tiene que haber una energetización o catectización de dicha figura, tiene que ser identificada con una figura real de padre, que no siempre tiene que ser el padre biológico. Hay culturas en que este rol lo ocupa el hermano de la madre(16), y también existen algunas en que la ansiedad a la castración se expresa frente a otros tabúes como la menstruación(18). Luego, la ansiedad a la castración por parte del padre se hace menos definida, se despersonaliza, transformándose en una ansiedad a ser expulsado de la horda, de la sociedad. Expresado en otros términos, a sufrir la pérdida del amor y el ostracismo de los semejantes. A transformarse en un paria social.

Rafael Estay Toloza1 

1Profesor adjunto, Departamento de Psiquiatría, Facultad de Medicina Universidad de Valparaíso.

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