Fisiopatología de la osteoporosis en las enfermedades articulares inflamatorias crónicas

Resumen

El sistema inmune y el hueso comparten con frecuencia los mismos nichos y espacios anatómicos, existiendo una estrecha relación funcional entre ambos. Esto hace que haya una interacción constante entre ellos, con un flujo bidireccional de información entre las células inmunes y las del tejido óseo (osteoclastos, osteoblastos y osteocitos), muchas veces desconocida, en la que intervienen múltiples mediadores inflamatorios y diversos factores de crecimiento y diferenciación celular. Ello conduce a una interacción muy estrecha entre inflamación y pérdida ósea. De hecho, la osteoporosis (OP) es una de las complicaciones sistémicas más frecuentes en las enfermedades inflamatorias crónicas (EIC). La prevalencia de OP en las EIC es variable y depende de cada escenario patológico. La artritis reumatoide (AR) es una de las enfermedades paradigmáticas de inflamación crónica, donde la presencia de OP es frecuente, apareciendo incluso antes de que aparezcan los primeros síntomas de la enfermedad. La patogenia de la OP asociada a la AR es compleja e incluye la colaboración de múltiples citoquinas proinflamatorias que favorecen la osteoclastogénesis e inhiben la formación ósea. Entre todas destacan el factor de necrosis tumoral alfa (conocido en inglés como TNF-α) y diversas interleuquinas (IL) como IL-1, IL-6 e IL-17. De todas, IL-6 tiene un papel jerárquico relevante. En esta revisión se repasa el papel de las citoquinas proinflamatorias en la destrucción ósea y articular en diferentes EIC, con especial énfasis en la AR, planteándose las bases de posibles vías que abran nuevos horizontes terapéuticos en el marco de las EIC.

Enfermedades inflamatorias crónicas
La inflamación crónica es una respuesta inespecífica del organismo mediada por el sistema inmune frente a un agente agresor. En tal escenario, se produce un infiltrado en el que predominan células mononucleares, como linfocitos, macrófagos y células plasmáticas. En ciertas condiciones o cuando el agente agresor persiste, se origina una acumulación y activación persistente de células inmunes, y se incrementa la secreción de citoquinas que prolongan la vida de los linfocitos y de los macrófagos, provocando una cronificación de la inflamación.
La inflamación es el principal mecanismo involucrado en la destrucción ósea en las enfermedades inflamatorias crónicas (EIC) [1], tales como artritis reumatoide (AR), espondilitis anquilosante (EA), artritis psoriásica (APs) lupus eritematoso sistémico (LES), esclerosis múltiple y/o enfermedad inflamatoria intestinal (EII). Estas enfermedades cursan con inflamación crónica sistémica causada por una alteración del sistema inmune que puede afectar a distintos órganos [2].
Una de las características de las EIC es la sintomatología común que presentan los pacientes: malestar, fatiga, somnolencia diurna, debilidad, artromialgias inespecíficas, hiporexia, ansiedad y bajo estado anímico [2].
Las enfermedades articulares inflamatorias abarcan múltiples trastornos distintos y heterogéneos que afectan las articulaciones y causan discapacidad. Sin embargo, la AR y las espondiloartritis (SpA: EA, artritis reactiva, APs y SpA asociada a EII) son las más frecuentes [1].
La AR es la enfermedad autoinmune considerada el prototipo de artritis inflamatoria destructiva que se caracteriza por inflamación crónica de la sinovial en múltiples articulaciones y vainas tendinosas. La membrana sinovial es el órgano diana donde el sistema inmune interfiere con la homeostasis ósea produciendo daño estructural severo con destrucción ósea en sitios de inflamación articular y peri-articular [3-5]. De hecho, en pacientes con enfermedades reumáticas inflamatorias se produce destrucción ósea con erosiones, osteopenia periarticular y/o osteoporosis (OP) generalizada [1,4].
La causa de la OP asociada a la AR tiene su origen en una alteración del remodelado óseo que es el mecanismo fisiopatológico común de ambas enfermedades. La pérdida de masa ósea en la AR puede ser periarticular o generalizada. La pérdida periarticular, denominada habitualmente OP yuxta-articular, afecta al hueso trabecular y cortical. Es una de las primeras manifestaciones radiológicas y puede preceder tanto a la aparición de erosiones como al daño del espacio articular [6], pudiendo detectarse fácilmente en las radiografías de las manos. La pérdida ósea acelerada en las manos se ha asociado con desarrollo de AR en pacientes con artritis indiferenciada7 y con enfermedad articular progresiva en manos y pies al inicio de la AR [8-10]
Otra forma de pérdida ósea en la AR es la que se caracteriza por erosión del hueso marginal como consecuencia de la inflamación de la membrana sinovial [8]. Esta erosión, generalmente irreversible, puede comenzar antes de que aparezcan los síntomas de artritis y se correlaciona con la severidad de la enfermedad y el deterioro funcional [1]. Por último, en la AR suele producirse pérdida ósea generalizada (OP sistémica), inclusive en regiones del esqueleto alejadas de las articulaciones inflamadas [8], incluso en las fases iniciales de la enfermedad, por mecanismos de autoinmunidad [11].

Castañeda S1,2, Garcés-Puentes MV3, Bernad Pineda M4

1 Servicio de Reumatología. Hospital Universitario de La Princesa. Instituto de Investigación Sanitaria Princesa (IIS-Princesa). Madrid (España)

2 Cátedra UAM-Roche EPID*-Futuro (*Enfermedades Pulmonares Intersticiales Difusas). Universidad Autónoma de Madrid (UAM). Madrid (España)

3 Servicios Integrales de Gestión Médica (SIGEMED). Madrid (España)

4 Servicio de Reumatología. Hospital Universitario La Paz. Instituto de Investigación del Hospital Universitario La Paz (IdiPAZ). Madrid (España)

Para descargar la investigación completa haga clik a continuación:

http://revistadeosteoporosisymetabolismomineral.com/2021/04/05/fisiopatologia-de-la-osteoporosis-en-las-enfermedades-articulares-inflamatorias-cronicas/