Algunos sobrevivientes a la COVID-19 sufren un daño permanente en los nervios
- netmd
- 21 de septiembre de 2020
- Neurología
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VIERNES, 4 de septiembre de 2020 (HealthDay News) — Colocar a los pacientes con COVID-19 en una posición boca abajo para facilitar la respiración, o “decúbito prono”, ha ganado prominencia de forma continua como medida para salvar vidas durante la pandemia. Pero un nuevo estudio de tamaño reducido advierte que podría conducir a un daño nervioso permanente.
La preocupación se basa en la experiencia de 83 pacientes con COVID-19 que fueron colocados boca abajo mientras estaban en un ventilador. Una vez mejoraron, todos comenzaron la rehabilitación posterior a la COVID-19 en un solo centro de atención de la salud.
Pero, en ese momento, más o menos un 14 por ciento habían desarrollado una “neuropatía periférica” que implicaba a una o más articulaciones importantes, por ejemplo la muñeca, la mano, el pie o el hombro.
A pesar del daño, el autor del estudio, el Dr. Colin Franz, dijo que el decúbito prono “es una intervención que salva vidas, y pensamos que está salvando vidas durante la pandemia de la COVID”.
Y aunque se sabe que colocar a los pacientes boca abajo provoca lesiones por presión en la piel en los pacientes sin COVID-19, dijo que las lesiones por la compresión de los nervios en general son poco comunes cuando hay un reposicionamiento regular y un acolchado cuidadoso.
“Así que nos sorprendió encontrar que 12 de 83 pacientes tenían lesiones de los nervios”, señaló Franz, director de neurología del Laboratorio de Neurorrehabilitación Regeneradora de la Facultad de Medicina Feinberg de la Universidad del Noroeste, en Chicago.
Describió que la naturaleza del daño nervioso era tan grave que los pacientes afectados “tenían pocas probabilidades de recuperarse del todo”.
El daño incluyó la pérdida de la función de la mano, el hombro congelado y un arrastre de pies que podría conducir a necesitar una férula, un bastón o una silla de ruedas.
“Se estima que la recuperación completa del daño de los nervios ocurre en apenas alrededor de un 10 por ciento de los pacientes, en las mejores circunstancias”, explicó Franz. “Y la recuperación que ocurra sucederá a lo largo de 12 a 24 meses”.
En otras palabras, el daño de los nervios podría ser el efecto de mayor duración de la COVID-19 para la mayoría de estos pacientes, sugirió. Y si el riesgo observado en el grupo del estudio es una indicación, miles de pacientes de todo el mundo podrían sufrir el mismo daño, advirtió Franz.
Franz anotó que algunos, pero no todos, los pacientes tenían afecciones preexistentes, como la diabetes, que los hacían más propensos a sufrir lesiones por compresión de los nervios. Muchos de los pacientes también eran mayores u obesos.
Pero él y sus colaboradores sospechan que hay algo de la infección con la COVID-19 en sí que hace que los nervios sean más vulnerables al daño. Entre los posibles desencadenantes se encuentran el estado inflamatorio provocado por el SARS-CoV-2, el virus que causa a la COVID-19, además de la mala circulación de la sangre y los coágulos sanguíneos.
La neuropatía periférica por el decúbito prono también podría resultar de “la forma en que se coloca a los pacientes y el peso que podría ponerse en ciertos nervios durante periodos prolongados”, comentó el Dr. Armeen Poor, un médico tratante de medicina de la atención crítica pulmonar del Centro Hospitalario Metropolitano, en la ciudad de Nueva York, que revisó los hallazgos.
Otro factor contribuyente posible es el personal hospitalario con exceso de trabajo.
Durante el pico de la pandemia, dijo Poor, “muchos hospitales ponían a más pacientes en decúbito prono a la vez de lo usual. Esta carga excesiva para el personal podría haber afectado la frecuencia de reposicionamiento cuidadoso del paciente mientras está en decúbito prono, y haber aumentado potencialmente el riesgo de lesiones de los nervios”.
El Dr. Nicholas Caputo, jefe asociado y médico tratante de emergencias del Centro Médico y de la Salud Mental Lincoln en el Bronx, Nueva York, también revisó los hallazgos. Dijo que es importante reconocer que este estudio solo se enfocó en pacientes que estaban en decúbito prono en un ventilador.
Pero, anotó, el decúbito prono se ha utilizado con éxito en pacientes que no están en ventiladores, con frecuencia con la esperanza de evitar la ventilación. Esos pacientes que se “autocolocan pronos” están despiertos, y “se les indica que cambien de posición si se sienten incómodos”.
Pero en la unidad de cuidados intensivos, los pacientes en ventilación en general son colocados en el decúbito prono durante ocho a 12 horas antes de que les den la vuelta, apuntó Caputo. “Esto pone mucha más presión en ciertas áreas del cuerpo, y pone a los pacientes en riesgo de complicaciones como las neuropatías periféricas”, añadió.
Con la esperanza de reducir el riesgo de neuropatía periférica en los pacientes intubados, el equipo de Franz ha estado “mapeando” las regiones más vulnerables al daño nervioso. Esta información podría ayudar a los médicos, los enfermeros y los fisioterapeutas a implementar un posicionamiento alternativo, un acolchado adicional y la protección de las áreas vulnerables. Unos sensores ponibles podrían utilizarse para “medir y monitorizar [la] carga de los nervios”, planteó.
“En la medicina, cuando hay una emergencia, siempre nos enfocamos en las vías respiratorias, la respiración y la circulación”, comentó Franz. “La intubación y el decúbito prono caen en esas categorías, y salvan vidas. Esa es siempre la primera prioridad. Pero pensamos que estas medidas adicionales ayudarán a prevenir estas lesiones de los nervios”.
Los hallazgos todavía no han sido revisados por profesionales, pero se reportaron hace poco en línea en medRxiv, como avance a la publicación en la revista The British Journal of Anaesthesia.
https://consumer.healthday.com/espanol/infectious-disease-information-21/coronavirus-1008/
algunos-sobrevivientes-a-la-covid-19-sufren-un-da-ntilde-o-permanente-en-los-nervios-761053.html