Algunos supervivientes a la COVID-19 podrían sufrir una pérdida del olfato y del gusto a largo plazo

4 de junio de 2020 (HealthDay News) — Desde el inicio de la pandemia de la COVID-19, ha quedado claro que muchas personas con la infección pierden su sentido del olfato y del gusto. Y a los médicos les preocupa que algunos nunca vuelvan a la normalidad.

A estas alturas, es difícil saber qué tan común es el síntoma. Primero, hubo informe anecdóticos de pacientes con COVID-19 que habían perdido la capacidad de oler o saborear, señaló el Dr. Nicholas Rowan, profesor asistente de otorrinolaringología-cirugía de cabeza y cuello de la Universidad de Johns Hopkins, en Baltimore.

Y entonces, apuntó, los estudios comenzaron a confirmar que “tiene mucho de cierto”.

Rowan apuntó a un estudio de pacientes hospitalizados con COVID-19 que usó pruebas objetivas para detectar la “disfunción” del olfato. Casi todos los pacientes (un 98 por ciento) mostraron cierta pérdida del olfato.

Pero el problema no se limita a los pacientes enfermos de gravedad. Parece ser un síntoma común, e incluso “cardinal”, en las personas con unas infecciones más leves con la COVID-19. Los síntomas cardinales son los síntomas clave mediante los cuales se realiza un diagnóstico.

Por ejemplo, en un estudio de pacientes europeos con una COVID-19 de leve a moderada, un 86 por ciento reportaron problemas con el sentido del olfato, mientras que un porcentaje similar tuvieron cambios en la percepción del gusto.

Como sabe cualquiera que haya tenido alguna vez un resfriado, el olfato y el gusto están estrechamente interrelacionados, comentó Rowan. Entonces, la pérdida del olfato (que los médicos denominan anosmia) podría estar reduciendo la percepción de los sabores en las personas.

Pero, anotó Rowan, también es posible que el coronavirus tenga algún efecto directo en el sentido del gusto.

Se sabe que los virus respiratorios, incluyendo a los virus del resfriado y de la gripe, a veces provocan anosmia.

Por suerte, el problema se resuelve en la mayoría de las personas. “Pero lamentablemente, algunos pacientes se quedan con una disfunción olfatoria permanente”, dijo Rowan.

Eso es lo que preocupa a los médicos, sobre todo dado que estos problemas sensoriales parecen ser inusualmente prevalentes en las personas con COVID-19.

“Sucede con otros virus”, dijo el Dr. Daniel Coelho, profesor de otorrinolaringología-cirugía de cabeza y cuello de la Universidad Estatal de Virginia, en Richmond.

“Pero lo estamos viendo mucho más con este virus”, añadió.

El motivo no está claro, pero Rowan dijo que hay ciertas evidencias de que el SARS-CoV-2, el virus que provoca a la COVID-19, infecta de manera directa al área del nervio olfatorio. Podría ser la forma en que el nervio logra entrar en el cuerpo.

En algunas personas, la pérdida del olfato y el gusto podría ser la primera señal de advertencia de que están infectadas, o incluso el único síntoma, apuntaron tanto Rowan como Coelho.

Coelho y sus colaboradores han emprendido un estudio nacional para monitorizar los cambios en el olfato y el gusto relacionados con la COVID-19. Los resultados preliminares, que se basan en 220 encuestados, indicaron que casi un 40 por ciento tuvieron una pérdida del olfato o del gusto como el primer, o único, síntoma de la COVID-19.

En algunos, la mejora ha sido lenta.

“Estamos suponiendo que no todos esos pacientes volverán a su nivel de función previo a la COVID-19”, advirtió Coelho.

Y eso es preocupante, dijo Rowan. “Hay una correlación bien descrita entre la anosmia y la depresión y la ansiedad”, anotó.

Correlación no significa “causalidad”, añadió. Por otra parte, Rowan dijo que no hay duda de que gran parte del placer de la vida se relaciona con el sentido del olfato, desde disfrutar de las comidas hasta vincularse con las demás personas.

Coelho se mostró de acuerdo en que la anosmia afecta a la calidad de vida, y que puede incluso resultar peligrosa, por ejemplo si una persona no puede oler el humo de un incendio en una vivienda. “De verdad tendemos a dar nuestro sentido del olfato por sentado”, dijo.

En cuanto al tratamiento de la anosmia persistente, las opciones “no son muy buenas”, según Rowan. Pero algunas evidencias respaldan al entrenamiento olfativo, señaló. Funciona como otros tipos de rehabilitación, en que una persona reaprende una capacidad disminuida, en este caso, pasando un tiempo cada día olisqueando aceites esenciales y otros aromas.

“No es una cura, y no funciona en todo el mundo”, advirtió Rowan. “Pero es una opción viable, y básicamente no conlleva riesgos”.

En cuanto a las personas que desarrollan un nuevo problema con su capacidad de oler, deben tomársela en serio, aconsejó Rowan. “Podría ser la primera señal de la COVID-19”, enfatizó.

Coelho se hizo eco de esa idea. “Asuma que es positivo”, planteó. “Entonces, aíslese usted mismo y llame al médico para preguntarle qué debe hacer ahora”.

https://consumer.healthday.com/espanol/infectious-disease-information-21/coronavirus-

1008/algunos-supervivientes-a-la-covid-19-podr-iacute-an-sufrir-una-p-eacute-rdida-del-

olfato-y-del-gusto-a-largo-plazo-758349.html