Alta prevalencia de dislipidemias y riesgo aterogénico en una población infanto-juvenil
INTRODUCCIÓN
En Chile, las enfermedades cardiovasculares (ECV) constituyen la primera causa de mortalidad, dando cuenta de 27% de las defunciones anuales1. En la Encuesta Nacional de Salud (ENS) 2016-2017, 3,3% de la muestra reconoció haber tenido un infarto agudo al miocardio y 2,6% un evento cerebrovascular, lo que representa un incremento significativo respecto a lo reportado en ENS 20102. El factor de riesgo de ECV más estudiado es la dislipidemia y su mecanismo patogénico es la ateroesclerosis, proceso que comienza en la niñez y progresa en forma gradual y silenciosa hasta expresarse en la vida adulta3.
Se ha reportado correlación positiva entre factores de riesgo cardiovascular presentes en la infancia y lesiones vasculares preclínicas, como mayor espesor de la íntima en arterias carótida y femoral en la vida adulta4,5. Dos grandes estudios de cohortes prospectivos encontraron que la concentración sérica de colesterol en la infancia permite predecir el valor de este parámetro en la vida adulta6,7. Por lo tanto, el análisis del perfil lipídico en población infanto-juvenil permitiría identificar e intervenir tempranamente sujetos en riesgo de desarrollar ECV en la vida adulta.
La prevalencia de dislipidemias en población infanto-juvenil es sorprendentemente alta. Un estudio de corte transversal con datos obtenidos del National Health and Nutrition Examination Survey (NHANES) entre los años 1999 y 2006 reportó que 20,6% de los adolescentes de 12 a 19 años presentaban, a lo menos, un parámetro lipídico alterado8. Hallazgos similares se han reportado en Europa9,10, Asia11,12y África13. En Latinoamérica, la prevalencia de dislipidemia infanto-juvenil alcanza valores tan alarmantes como 48,8%14 y 62,1%15. En Chile, Barja y colaboradores16 encontraron que 32% de una muestra de escolares de la ciudad de Santiago presentaba alguna forma clínica de dislipidemia.
Entre los factores asociados con mayor prevalencia de dislipidemia en población infanto-juvenil destacan la obesidad, el síndrome metabólico y determinantes de estos como la inactividad física16–17. El estatus socioeconómico y la ruralidad también están asociados con la presencia de dislipidemia y otros factores de riesgo cardiovascular18–20. En la ENS 2010, La Araucanía, en relación a otras regiones de Chile, presentó una alta prevalencia de trastornos nutricionales por exceso, diabetes mellitus, dislipidemia e hipertensión arterial21. Por otra parte, esta región tiene los peores indicadores socioeconómicos del país, una alta proporción de población rural y aborigen en algunas de sus comunas22,23. La comuna de Carahue, ubicada en la costa de la provincia de Cautín en la Región de La Araucanía, es representativa de este perfil demográfico.
Por lo tanto, el propósito del presente estudio fue establecer la prevalencia de dislipidemia y de riesgo de aterogenicidad en escolares de la comuna de Carahue.
DISCUSIÓN
En nuestra muestra de escolares de la comuna de Carahue encontramos una prevalencia de 33,1% de obesidad, en tanto que en el estudio de Barja solo 15,3% de la muestra de escolares de la comuna de Puente Alto, Región Metropolitana, estaban en esta categoría nutricional16. De acuerdo a la encuesta CASEN 2013, 41,91% de los habitantes de la comuna de Carahue se encontraba en situación de pobreza por ingresos, en cambio en Puente Alto solo 14,6%, lo que sugiere marcadas diferencias socioeconómicas en las características de población estudiada. Por otro lado, en el censo 2002, 29,02% de la población de Carahue reconoció pertenecer a la etnia Mapuche, cifra que solo llegó a 2,99% en Puente Alto30,31. Dichas diferencias en el nivel socioeconómico y en el origen étnico, así como el aumento sostenido de la obesidad infanto-juvenil en los últimos años, sugieren que las diferencias en relación a las características de la muestra estudiada podrían explicar la alta prevalencia de obesidad observada en nuestra población en relación al estudio previo. Un hallazgo de nuestro estudio fue la mayor proporción de individuos con indicadores nutricionales desfavorables en el sexo masculino, aspecto que lamentablemente no fue analizado en el estudio de Barja ni en otros realizados en Latinoamérica14–16.
El 38% de los escolares tuvo algún tipo de alteración del perfil lipídico, proporción que fue significativamente mayor en sujetos con obesidad respecto de los grupos sobrepeso y normopeso, pero sin diferencias por género y estado del desarrollo puberal. En el estudio de Barja, la frecuencia de dislipidemia clínica fue 32%, siendo también mayor en sujetos obesos16. En ambos estudios la disminución del cHDL y la elevación de TG fueron las alteraciones del perfil lipídico más frecuentes, particularmente en sujetos con obesidad.
El mayor riesgo cardiovascular lo confiere la presencia simultánea de cHDL bajo, cLDL y TG elevados, asociación denominada dislipidemia aterogénica32. En un esfuerzo por lograr un marcador de dislipidemia aterogénica se ha propuesto el IAP, el cual se ha mostrado más promisorio que la medición de otros parámetros lipídicos en la estimación del riesgo de ECV33, probablemente debido al hecho de que existe una fuerte correlación con el tamaño de partículas de lipoproteínas, como el aumento de LDL pequeñas y más densas asociado a un aumento de IAP. En nuestro estudio, 54,3% de los escolares tuvo riesgo elevado de aterogenicidad de acuerdo al IAP, cifra que contrasta con 9,5% comunicado por Vrablik y colaboradores para escolares de la República Checa28. En ambos estudios se demostró una fuerte asociación entre el valor de IAP y el estado nutricional, la diferencia es que la frecuencia de obesidad en escolares de Carahue fue 33,1% y en la República Checa solo 6%. Igualmente, llama la atención la correlación observada entre el IAP y medidas antropométricas, particularmente con la circunferencia de cintura y perímetro cervical, lo cual evidencia la importancia de una evaluación clínica exhaustiva que considere estos parámetros como potenciales indicadores de la presencia de dislipidemia. Sin embargo, se necesita explorar más profundamente este aspecto en otras poblaciones en el país e idealmente con un diseño prospectivo. Finalmente, pudimos establecer una asociación entre indicadores de resistencia a la insulina y riesgo de aterogenicidad. En su conjunto, los resultados obtenidos en torno al análisis de IAP en nuestra población sugieren que el uso de este índice puede ser útil para la caracterización del riesgo cardiometabólico en población infanto-juvenil, como propuesto recientemente en población turca, donde se concluyó que el IAP es superior al uso de otros índices de aterogenicidad y parámetros del perfil lipídico34.
En conclusión, escolares chilenos provenientes de una comuna con altos índices de pobreza y ruralidad mostraron un riesgo de aterogenicidad elevado basado en el uso del IAP, fuertemente vinculado a una alta prevalencia de obesidad. Estos hallazgos probablemente se explican por la asociación entre resistencia a la insulina y dislipidemia aterogénica. Además, se observó que medidas antropométricas simples, como la circunferencia de cintura, cuello y brazo tienen un potencial para ser evaluados como identificadores de riesgo de aterogenicidad elevado.
JUAN NAVARROb
1Centro de Excelencia en Medicina Traslacional, CEMT-BIOREN, Universidad de La Frontera. Temuco, Chile.
2Centro de Investigación en Epidemiología Cardiovascular y Nutricional, EPICYN, Universidad de La Frontera. Temuco, Chile.
3Departamento de Medicina Interna, Universidad de La Frontera. Temuco, Chile.
4Departamento de Educación Física, Deportes y Recreación, Universidad de La Frontera. Temuco, Chile.
5Departamento de Enfermería, Universidad de La Frontera. Temuco, Chile.
6Departamento de Ciencias Básicas, Universidad de La Frontera. Temuco, Chile.
aKinesiólogo; PhD en Estudios del Movimiento Humano, Chile
bBecado pediatría, Facultad de Medicina, Universidad de La Frontera, Temuco, Chile.
cEnfermero; Mg© en Ciencias Médicas, Chile.
dKinesiólogo; Mg en Educación Física, Chile.
eBioquímico; PhD© en Biología Celular y Molecular Aplicada, Chile.
fEstudiante de Tecnología Médica, Chile.
gTecnólogo Médico; PhD en Farmacia área Análisis Clínico, Chile.
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