Analgesia perioperatoria en artroscopia de cadera

Resumen: 

El número de artroscopias de cadera ha aumentado de manera exponencial en los últimos 15 años. El control del dolor perioperatorio tras el procedimiento es fundamental para una adecuada satisfacción del paciente con su cirugía y una buena evolución del proceso. Sin embargo, no existe un consenso en cuanto a la pauta más adecuada de tratamiento.

El dolor tras una artroscopia de cadera está condicionado por factores físicos dependientes de la cirugía, como el tiempo de tracción, la presión de la bomba, la extravasación de líquido a otros tejidos o el tipo de procedimientos que se lleven a cabo, y por otros más difíciles de controlar, dependientes del paciente, como el perfil psicológico o la tolerancia individual al dolor.

Es indiscutible que el abordaje multimodal es el camino más adecuado para el correcto control del dolor perioperatorio en la artroscopia de cadera, que conlleva la disminución del uso de analgésicos opiáceos y sus efectos secundarios en el postoperatorio inmediato, la movilización precoz del paciente, la disminución de tiempo en la sala de recuperación posquirúrgica y la estancia hospitalaria, lo que supone un mayor confort del paciente.

Las pautas principales de este abordaje multimodal son una adecuada analgesia preoperatoria mediante la administración de antiinflamatorios no esteroideos 1 hora antes de la cirugía, una correcta analgesia postoperatoria, basada fundamentalmente en la analgesia farmacológica, en las infiltraciones locales pericapsulares, periacetabulares y de los portales utilizados durante la cirugía, así como en los bloqueos nerviosos y, por último, una adecuada analgesia postoperatoria, fundamentalmente farmacológica.

Introducción

La artroscopia de cadera ha aumentado de manera exponencial en los últimos años. Solo en Inglaterra, el crecimiento ha sido de un 723% en la última década y se espera que llegue al 1.388% en 2023(1). El adecuado control del dolor postoperatorio es de vital importancia para incrementar la satisfacción del paciente con su cirugía, facilitando su movilización precoz, así como un rápido inicio de la rehabilitación(2,3). El desarrollo y el perfeccionamiento de la técnica han permitido aumentar el número de procesos que se realizan de manera ambulatoria. Tanto el porcentaje de alta hospitalaria del paciente como el de reingreso están condicionados por el manejo del dolor postoperatorio. Un manejo inadecuado del dolor conduce a un retraso en la recuperación, a efectos psicológicos adversos y a un aumento del riesgo de desarrollar un dolor crónico asociado al proceso(2). Sin embargo, no existe un protocolo estandarizado para el manejo del dolor perioperatorio en este procedimiento quirúrgico.

El dolor postoperatorio que experimenta un paciente tras una artroscopia de cadera es provocado por diferentes factores:

  • Dependientes de la técnica quirúrgica, como la tracción de la pierna, la distensión capsular o la extravasación de líquido a los tejidos circundantes(4).
  • Dependientes de la patología concreta que presente el paciente y de las posibles complicaciones postoperatorias.
  • Los factores relacionados con el perfil psicológico del paciente y su tolerancia al dolor(1). Parece que la presencia de enfermedades psiquiátricas en los pacientes sometidos a una artroscopia de cadera por un choque femoroacetabular es bastante frecuente(5). Como en otras patologías, se sabe que esto puede ensombrecer el pronóstico de la cirugía(6); sin embargo, también se han publicado trabajos esperanzadores en este sentido, como el de Zacharias(7), en el que se observó una disminución de la medicación psiquiátrica en los pacientes que estaban diagnosticados de depresión o de ansiedad al menos un año antes de la cirugía.

Algunos gestos intraoperatorios como la utilización de altas presiones en la bomba, la reparación labral y la osteocondroplastia femoral parecen provocar más dolor en el postoperatorio. La utilización de la bomba de infusión de líquido a 40 mmHg de presión puede influir en que el dolor postoperatorio sea menor(8).

La combinación de una correcta medicación analgésica pre- y postoperatoria con bloqueos nerviosos parece ofrecer la mejor analgesia postoperatoria, disminuyendo el consumo de mórficos las primeras horas tras la cirugía, aunque también hay que valorar los efectos secundarios de cada opción(9,10).

Ana Castel Oñate

Unidad de Cadera. Hospital Universitario Príncipe de Asturias. Alcalá de Henares, Madrid
Cirugía Ortopédica y Traumatología (COT). Hospital Universitario Príncipe de Asturias. Madrid

Oliver Marín Peña

Unidad de Cadera. Hospital Universitario Infanta Leonor. Madrid
Servicio de Cirugía Ortopédica y Traumatología. Hospital Universitario Infanta Leonor. Madrid

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