¿Anestesia halogenada o anestesia total endovenosa en neurocirugía?

Resumen

La anestesia total endovenosa (TIVA) con propofol/remifentanilo aparece en la literatura como una buena opción para pacientes neuroquirúrgicos que tienen aumento de la presión intracraneana (PIC), riesgo de náuseas y vómitos posoperatorios (NVPO), necesidad de neuromonitoreo, y en aquellos con alteración de la autorregulación cerebral. Por otra parte, en pacientes con estado neurológico normal, PIC normal puede usarse una técnica con agentes volátiles (halogenados) más un opioide. Esta revisión describe dos técnicas anestésicas disponibles para su uso en neurocirugía, destaca los cambios neurofisiológicos, ventajas y desventajas de cada técnica. : Para búsqueda bibliográfica se usó buscador PubMed. : La búsqueda de un anestésico ideal en neurocirugía sigue siendo tema de debate. Existen numerosas investigaciones destinadas a buscar un agente óptimo que asegure el acoplamiento entre flujo sanguíneo cerebral (FSC) y metabolismo, manteniendo la autorregulación intacta sin aumentar el FSC y presión intracerebral (PIC). Ambas técnicas anestésicas, TIVA y agentes volátiles (halogenados), pueden ser usadas en procedimientos neuroquirúrgicos y deben brindar neuroprotección, relajación cerebral y un despertar rápido.

Introducción

La elección óptima de los medicamentos utilizados para la mantención de la anestesia en neurocirugía supone un desafío para el anestesiólogo, el cual debe ser capaz de integrar factores propios del procedimiento quirúrgico a realizar, de la utilización de implementos como la neuromonitorización intraoperatoria y de los factores relacionados al paciente como comorbilidades y síntomas clínicos. Es así como, por ejemplo, la anestesia para craneotomía debe incluir dentro de los aspectos a considerar el grado de hipertensión intracraneana presente, la necesidad de la relajación cerebral intraoperatoria y el uso de neuromonitorización, entre otros.

Un anestésico ideal en neuroanestesia sería aquel capaz de mantener un acoplamiento entre el flujo sanguíneo cerebral y el metabolismo cerebral, mantener la autorregulación cerebrovascular intacta y no aumentar el volumen sanguíneo cerebral ni la presión intracraneana[1].

Las alternativas actuales corresponden al uso de los agentes volátiles versus el uso de la técnica de anestesia total intravenosa o TIVA (total intravenous anesthesia), la cual surge luego de la introducción de nuevas drogas de corta vida media contextual que permiten una rápida recuperación independiente de la duración del procedimiento.

La elección de una técnica u otra depende del cumplimiento de los objetivos específicos en neuroanestesia, que deben considerar una adecuada relajación cerebral, neuroprotección, obtención de seguridad del paciente durante el procedimiento, proporcionar una mínima interferencia con la monitorización intraoperatoria y permitir un adecuado y rápido despertar que permita realizar una evaluación neurológica precoz posterior a la cirugía[2].

Joel Marchant K. 1, Michela Nardiello M. 2 , Antonia Henríquez A. 3

1 Anestesiólogo, Hospital Guillermo Grant B., Concepción. Profesor Asociado de Facultad de Medicina Universidad de Concepción.

2 Anestesióloga, Hospital Guillermo Grant B., Concepción.

3 Alumna Medicina UNAB, Concepción.

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https://revistachilenadeanestesia.cl/revchilanestv50-04-06/