Antitrombóticos: investigación y aplicaciones en la atención médica

Antitrombóticos: investigación y aplicaciones en la atención médica

Resumen

Los antitrombóticos son fármacos que se utilizan para prevenir la formación de coágulos sanguíneos, también conocidos como trombos. Estos coágulos pueden causar graves problemas de salud, como infartos o enfermedades cerebrovasculares. En este artículo se analizan diferentes tipos de antitrombóticos, como los antiplaquetarios y los anticoagulantes, y se discuten sus mecanismos de acción. Además, se examinan los beneficios y los riesgos asociados con el uso de antitrombóticos. Por un lado, estos fármacos pueden reducir el riesgo de eventos trombóticos, lo que puede ser especialmente beneficioso en pacientes con condiciones de alto riesgo, como aquellos que han sufrido un infarto o que tienen fibrilación auricular. Por otro lado, también se discuten los posibles efectos secundarios de los antitrombóticos, como el aumento del riesgo de sangrado. Además, se proporcionan pautas para su uso seguro en diferentes escenarios clínicos. Finalmente, se abordan las estrategias de monitoreo y ajuste de la dosis de estos medicamentos para garantizar su eficacia y seguridad en los pacientes.

Introducción

Los fármacos antitrombóticos son cruciales en la atención sanitaria debido a su papel en la prevención y el tratamiento de los trastornos tromboembólicos. Se pueden clasificar en dos categorías principales: agentes antiplaquetarios y anticoagulantes. Además, los antitrombóticos pueden tener efectos fibrinolíticos, previniendo aún más la formación de coágulos sanguíneos. Estos medicamentos encuentran diversas aplicaciones en la atención sanitaria, incluida la prevención y tratamiento de trastornos tromboembólicos y el tratamiento perioperatorio. Sin embargo, el uso de antitrombóticos conlleva posibles efectos secundarios y reacciones adversas, como  complicaciones  hemorrágicas,  reacciones  alérgicas  e  interacciones  medicamentosas. Por lo tanto, la monitorización y los ajustes de dosis son esenciales, siendo consideraciones clave la monitorización de laboratorio y los ajustes de dosis en poblaciones especiales. Si bien los antitrombóticos tienen beneficios importantes, existen ciertas contraindicaciones y precauciones que deben considerarse para garantizar la seguridad del paciente. La investigación y el desarrollo en este campo continúan explorando nuevos agentes y avances en los sistemas de administración de fármacos.

Definición y propósito

Los fármacos antitrombóticos son medicamentos que se utilizan para prevenir y tratar la trombosis, que es la formación de coágulos sanguíneos en el sistema circulatorio. La trombosis puede llevar a complicaciones graves de salud e incluso a la muerte. Estos fármacos actúan interfiriendo con los procesos involucrados en la formación de coágulos, como la adhesión plaquetaria, activación y agregación, así como la formación de fibrina. El propósito de los fármacos antitrombóticos es reducir el riesgo de eventos trombóticos, como ataques cardíacos y enfermedades cerebrovasculares (EVC), al tiempo que equilibra el riesgo potencial de sangrado. Se clasifican en dos tipos: fármacos anticoagulantes, que se dirigen a enzimas involucradas en el proceso de coagulación; fármacos antiplaquetarios, que actúan sobre los receptores plaquetarios. El desarrollo de fármacos antitrombóticos más nuevos tiene como objetivo mejorar su eficacia, seguridad y previsibilidad de los efectos (1, 2, 3, 4).

Cristihian Gabriel Marin Ortega

Médico  especialista  en  Medicina  Interna.  Hospital  Dr.  Domingo  Guzmán  Lander,  Barcelona,  Anzoátegui-  Venezuela

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