Asociación de mortalidad, deformación longitudinal global y circunferencial del ventrículo izquierdo en pacientes con sepsis en terapia intensiva

RESUMEN

Introducción: 

La sepsis es una de las principales causas de morbimortalidad en la unidad de terapia intensiva (UTI), y al vincularse con miocardiopatía asociada a sepsis (SCM), empeora el pronóstico; se puede presentar hasta en 68% de los pacientes. Se han propuesto parámetros por ecocardiografía (ECO) útiles para la valoración de la función sistólica del ventrículo izquierdo (VI), como la deformación global (STRAIN-GL) y deformación circunferencial (STRAIN-C) del ventrículo izquierdo. En este estudio se valoró la asociación de los mismos con la mortalidad en los pacientes con sepsis en UTI.

Material y métodos: 

Se realizó un estudio transversal, prospectivo, de cohorte en pacientes con sepsis ingresados en la UTI de un centro hospitalario de la Ciudad de México, evaluados del primero de enero al 31 de julio 2018; se tomó ECO transtorácico dentro de las primeras 24 horas del diagnóstico de sepsis.

Resultados: 

Se incluyeron 30 pacientes, 17 masculinos (56.7%), con una mediana de edad de 68.5 años (RIQ 56-84) y una mediana de estancia intrahospitalaria de 12 días (RIQ 7-17). La tasa de defunción fue de 23.3%. La duración media de estancia en la UCI fue de 19.1 días (3-185 días). Valorado de manera independiente por CS, se encontró que 36% de la población presentó disfunción sistólica del VI, mientras que valorado por GLS, se obtuvo 40% de la población. Al comparar los no sobrevivientes y los sobrevivientes, no hubo diferencias demográficas significativas; se observó una diferencia de proporciones en el número de pacientes con diabetes. Se registraron diferencias en las medianas de PSAP (presión sistólica de la arteria pulmonar), VAI (volumen aurícula izquierda), CS y GLS. Al probar la capacidad para discriminar los sobrevivientes contra los no sobrevivientes, se observó que el CS fue marginalmente superior que el GLS, APACHE (Acute Physiology, Age and Chronic Health Evaluation) II, SAPS (Simplified Acute Physiology Score) II y SOFA (evaluación del fallo orgánico secuencial). Al probar la capacidad de CS y GLS para discriminar la estancia hospitalaria mayor a siete días, se pudo ver que las medidas ecocardiográficas fueron superiores. Se seleccionaron puntos de corte para la discriminación de sobrevivientes contra no sobrevivientes mediante el análisis de sensibilidad y especificidad para las siguientes medidas ecocardiográficas: CS ≥ -15.1 (S: 71.43%, E: 83.33%, LR(+) 4.3, LR(-) 0.34) y GLS ≥ -15.4 (S: 85.71%, E: 73.91%, LR(+) 3.3, LR(-) 0.19). En el análisis multivariado se encontró que un CS ≥ -15.1 fue predictivo de mortalidad durante la hospitalización en el periodo y la población de estudio, ajustado para otras variables ecocardiográficas como FEVI ‹ 55%, GLS ≥ -15.4 y confusores como sexo [RM = 10.23 (IC 95%, 1.01-103.2), p ‹ 0.049]. En modelos de regresión lineal no se encontraron variables ecocardiográficas predictoras de los días de estancia hospitalaria en el periodo y la población de estudio.

Conclusiones: 

El desarrollo de nuevas técnicas de ECO, como el speckle tracking echocardiography (STE), ha facilitado la capacidad de evaluar la función del VI mediante la evaluación cuantitativa de la deformación miocárdica; aunque son técnicas complejas, si se realizan e interpretan de forma apropiada, son de gran utilidad en diferentes condiciones clínicas. La disfunción miocárdica (MD) puede ser un marcador temprano de mortalidad en pacientes con sepsis; obtenida mediante la medición de GLS y CS, podría ser un predictor pronóstico confiable de los resultados de los pacientes en la UTI, pudiendo también potencializar escalas como el APACHE II, SOFA y SAPS II para permitir la identificación temprana de pacientes sépticos de alto riesgo. Aún existen ciertos obstáculos para la aplicación clínica regular de GLS y CS en pacientes sépticos en la UTI. El límite de GLS óptimo para la predicción de la mortalidad en estos pacientes sigue siendo incierto, y las diferencias intrínsecas entre las poblaciones podrían contribuir a las diferencias observadas; sin embargo, se sabe que es un parámetro eficaz para la cuantificación de la función ventricular izquierda, más sensible incluso que la FEVI por ECO bidimensional, y depende relativamente menos del operador y las condiciones de carga. Los resultados actuales deben confirmarse en estudios adicionales a gran escala y multicéntricos. Por ello, aún permanece en el campo de la investigación clínica para los pacientes en estado crítico.

Rodríguez SAY, Rugenio CA, Sauza SJ, Franco GJ, Aguirre SJ, Camarena AG

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