¿Cómo manejar las mialgias por estatinas en deportistas?

 

BUENOS AIRES, ARG. En cualquier individuo que realiza una actividad física intensa, los dolores musculares suelen ser consecuencia natural del esfuerzo, pero ¿qué sucede cuando el paciente está bajo tratamiento con estatinas?

Esta interrogante fue objeto de una discusión durante el 43° Congreso Argentino de Cardiología, celebrado del 19 al 21 de octubre en Buenos Aires, Argentina, y puso en evidencia la dimensión “artesanal” que sigue teniendo la práctica médica ante la ausencia de guías claras.

Cuando el paciente está bajo tratamiento con estatinas para prevención primaria cardiovascular el médico debe de considerar los siguientes puntos: ¿Las mialgias podrían tener vinculación con el consumo del fármaco? ¿Es un efecto real o el fruto de la sugestión (efecto nocebo)? ¿Es una manifestación preocupante de daño muscular? Si hubiera que interrumpir algo, ¿se prioriza la medicación o el ejercicio? ¿Existe alguna estrategia para sostener el tratamiento con estatinas en el tiempo sin que aparezcan los síntomas musculares?

Uno de los expositores, el Dr. Alejandro Di Cio, cardiólogo del Hospital Pirovano de Buenos Aires, enfatizó que las evidencias muestran que las estatinas tienen un efecto aditivo al del ejercicio en términos de la prevención cardiovascular.

Un estudio de cohorte prospectivo, con más de 10.000 pacientes con dislipidemia seguidos durante una media de 10 años, mostró que las estatinas producen un descenso de la mortalidad que es mayor a medida que mejora la clase funcional o fitness. “El ejercicio baja la mortalidad un 50%, y las estatinas le agregan un 20% a esa cifra”, dijo el Dr. Di Cio a Medscape en Español.

Sin embargo, también está comprobado que la actividad física intensa es un factor de riesgo para la aparición del efecto colateral más frecuente, mialgias y otros síntomas musculares. En la literatura se refiere a esta sintomatología mediante un acrónimo (en inglés) que los define: SAMS o “síntomas musculares asociados a las estatinas”.

De todos modos, según el Dr. Di Cio, su incidencia es menor a la que se suele pensar. Aunque algunos estudios observacionales han sugerido que esta complicación se reporta en el 30% de los pacientes, el ensayo clínico STOMP(el trabajo publicado de mejor calidad metodológica), que distribuyó de manera aleatoria a 440 pacientes para recibir 80 mg de atorvastatina frente a placebo durante seis meses, probó que la incidencia real de síntomas musculares en el grupo de intervención fue del 9,4% y de 4,6% en el grupo control (p = 0,05). “Así que la incidencia real de dolores musculares atribuibles a las estatinas es del 5%”, resumió.

 

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