Complicaciones en fracturas de platillos tibiales de alta energía

Introducción

Dentro de las fracturas asociadas a la rodilla las fracturas de platillos tibiales representan un grupo heterogéneo de lesiones, cuyo enfrontamiento terapéutico y manejo constituye un constante enfrentamiento.

En la mayoría de los casos el tratamiento definitivo de estas lesiones es quirúrgico, debido al compromiso articular y/o periarticular asociado, la magnitud del desplazamiento de los fragmentos óseos, el compromiso de las partes blandas y la inestabilidad secundaria1.

La incidencia reportada en la literatura de las fracturas de meseta es cercana al 1% del total de fracturas2.

Por su parte, las fracturas de platillos tibiales secundarias a traumatismos de alta energía constituyen un subgrupo particularmente relevante. Este tipo de lesiones se encuentran asociadas a un importante compromiso articular determinado tanto por la conminución y la depresión de la superficie, como por la presencia de una inestabilidad muchas veces multidireccional, a lo cual se le agrega un significativo compromiso de partes blandas determinado por un importante edema, resultado de la activación de la cascada inflamatoria asociada al compromiso del drenaje venoso local e hipoxia cutánea, lo cual determina un aumento del daño de estas. La suma de estos factores determina un elevado riesgo de complicaciones y de morbilidades1,3–5.

Ha sido ampliamente descrito que la resolución quirúrgica precoz mediante reducción abierta determina una mayor tasa de complicaciones, llegando incluso hasta un 88%1,4–10.

El adecuado manejo de las partes blandas periarticulares tras una fractura de platillos tibiales de alta energía es fundamental en la obtención de un buen resultado1.

El uso de fijador externo transarticular en forma temporal mantiene la longitud y el eje de la extremidad comprometida, estabiliza la articulación y, en consecuencia, favorece la disminución del edema de partes blandas, lo cual es posible de seguir clínicamente1,6–9. De acuerdo con diversos reportes no existe una asociación entre su uso previo a la cirugía definitiva y un aumento en la tasa de infecciones1,6,11.

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