Composición química, características nutricionales y beneficios asociados al consumo de chía (Salvia hispanica L.)
RESUMEN
La chía (Salvia hispanica L.) es una semilla originaria de la zona sur de México y Guatemala, que se ha expandido a otros países de latinoamérica. Esta semilla ha sido utilizada con diferentes fines a lo largo de la historia, donde se destaca como producto alimentario debido a su gran versatilidad, ya que puede ser utilizada como semilla, harina integral, fracciones de fibra y/o proteína y aceite. En la actualidad, la investigación de nuevas fuentes alimentarias que otorguen beneficios a la salud ha logrado recopilar información sobre la composición química y valor nutricional de esta semilla y sus derivados (harina y aceite), donde se encuentra principalmente el contenido de ácidos grasos poli-insaturados n-3, destacando el ácido alfa linolénico (C18:3n-3, ALA), que se propone como fuente alternativa de este nutriente a alimentos de otros orígenes, además el contenido de fibra de la chía, principalmente fibra insoluble. En cuanto a los beneficios que se asocian al consumo de chía, se ha visto que tiene estrecha relación con enfermedades crónicas no transmisibles como dislipidemia, diabetes, hipertensión, cáncer, entre otras, logrando captar la atención de investigadores para controlar y prevenir estas patologías que van en aumento en la población mundial. Por lo tanto, se hace relevante profundizar en los conocimientos disponibles sobre esta semilla y sus subproductos para poder establecer los posibles mecanismos moleculares que están involucrados en la generación de beneficios para la salud. El objetivo de esta revisión es presentar una actualización de los beneficios asociados al consumo de semilla de chía y sus derivados.
INTRODUCCIÓN
La Salvia hispanica L. conocida comúnmente con el nombre de chía, es una semilla de la familia Lamiaceae originaria de la zona sur de México y sur de Guatemala, que fue altamente explorada y utilizada por los aztecas1. Luego de la colonización española, la semilla dejó de cultivarse por muchos años, y fue en el año 1991, a través de un proyecto regional en el norte de Argentina, donde comenzó nuevamente su cultivo para posteriormente ser cultivada a pequeña escala en las ciudades de México como Jalisco, Morelos y Guerrero, llegando a ser cultivada en varios países de Centroamérica como Ecuador y Guatemala1,2. Dentro de los usos que se le atribuyen, están los de origen alimenticio, medicinal y estético/recreativo, éste último para mejorar la calidad de la pintura3. La versatilidad en la industria alimenticia de esta semilla ha logrado captar la atención de la población ya que se puede consumir la semilla entera, el aceite extraído o las diferentes harinas que se obtienen a partir de ella (integral, fracción de fibra dietética o fracción proteínas), por lo que se pueden realizar diversas preparaciones a partir de ella como galletas, pan, jugo, ensaladas4,5.
En la actualidad, la búsqueda de alimentos que otorguen beneficios en la salud ha incrementado en la población mundial, logrando que esta semilla sea estudiada por su alto valor nutricional asociado al contenido de ácidos grasos poli-insaturados n-3 (AGPI n-3), especialmente el ácido α-linolénico (C18:3n-3, ALA) de origen vegetal, por lo que podría ser una alternativa a las fuentes de origen animal6, además de su alto contenido de proteínas, que es mayor a lo encontrado en otras semillas (como linaza y rosa mosqueta)6,7, fibra dietética y antioxidantes, por lo que en vista de su consumo se han encontrado resultados a nivel metabólico asociado a diversas enfermedades como dislipidemia, hipertensión, diabetes, cáncer entre otras4.
El consumo de chía y los beneficios asociados a su aporte nutricional han sido un área de interés, ya que se ha dilucidado que los AGPI n-3 encontrados en éstas producen una redistribución lipídica, disminuyendo los niveles plasmáticos de triglicéridos, colesterol total, colesterol LDL y VLDL y aumentando los niveles de colesterol HDL, lo cual tiene efectos cardioprotectores y hepatoprotectores8. También entre su aporte nutricional se encuentra la fibra, soluble e insoluble, que ayuda a aumentar el volumen de las deposiciones y disminuir la velocidad de digestión, ejerciendo un efecto a nivel de movimientos peristálticos y de liberación de glucosa, además de reducir la bioaccesibilidad de lípidos y colesterol, ayudando en la prevención de cáncer de colon, diabetes y dislipidemia8,9. Los compuestos antioxidantes encontrados en esta semilla se asocian a una disminución de la cantidad de especies reactivas de oxígeno, reduciendo procesos inflamatorios mientras que, específicamente, las isoflavonas presentes en la chía tienen un efecto anticarcinogénico10. Por otro lado, estudios han demostrado que el consumo de chía disminuye los niveles de glucosa postprandial con incidencia en la dosis-respuesta, además de una disminución en los índices de apetito, asociando estos efectos específicamente a la fibra dietética11. Además, se ha reportado que en sujetos con diabetes tipo 2 el consumo de chía fue asociado a una disminución de la presión arterial sistólica y de los niveles de proteína c reactiva reduciendo el riesgo cardiovascular, manteniendo el buen control de los niveles de glucosa y lípidos12. Los beneficios asociados al consumo de chía van en aumento ya que su contenido de ácidos grasos poliinsaturados, proteínas, fibra y antioxidantes, logran impactar de diversas maneras, como en su efecto en la redistribución lipídica, tolerancia a la glucosa, sensibilidad a la insulina, dislipidemia, hipertensión vista en ratas suplementadas con aceite de esta semilla13. De acuerdo con los antecedentes mencionados anteriormente, el objetivo de este trabajo es presentar una actualización de los beneficios asociados al consumo de semilla de chía y sus derivados.
Camila Cisternas1
Camila Farías1 2
Loreto Muñoz3
Gladys Morales4 5
Rodrigo Valenzuela6
1Programa de Magíster en Nutrición y Alimentos, mención Nutrición Humana. Instituto de Nutrición y Tecnología de los alimentos de la Universidad de Chile, Santiago, Chile.
2Escuela de Nutrición y Dietética, Facultad de Ciencias de la Salud, Universidad Católica del Maule, Curicó, Chile.
3Escuela de Ingeniería, Laboratorio de Ciencias de los Alimentos, Universidad Central de Chile, Santiago, Chile.
4Departamento de Salud Pública, Facultad de Medicina, Universidad de la Frontera, Temuco, Chile.
5Carrera de Nutrición y Dietética, Facultad de Medicina, Universidad de la Frontera, Temuco, Chile.
6Departamento de Nutrición, Facultad de Medicina, Universidad de Chile, Santiago, Chile.
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