“Descubrimos que el succinato es un biomarcador de disfunciu00f3n metabu00f3lica incluso mejor que la glucosa”

16-08-2021
El hallazgo podría abrir nuevas vías para el tratamiento de la diabetes y la obesidad, por lo que ya se está trabajando en desarrollar una herramienta clínica.  

El succinato podrá ser un aliado clave para la lucha contra la diabetes y la obesidad.

Así lo desvelan los investigadores del CIBERDEM, del grupo de investigación en diabetes y enfermedades metabólicas (DIAMET), del Institut d´Investigació Sanitària Pere Virgili (IISPV) en un artículo de revisión en la revista ´Trends in Endocrinology & Metabolism´.

Sonia Fernández Veledo, jefa del grupo de investigación en diabetes y enfermedades metabólicas del Institut d´Investigació Sanitària Pere Virgili, explica a IM Médico que “el succinato es un metabolito con características muy especiales que lo convierten en una diana de estudio muy atractiva”.

“El succinato tiene la capacidad de actuar como molécula señalizadora a través de su unión a un receptor específico conocido como SUCNR1 (o GPR91), que se expresa en numerosas células de nuestro organismo. Esto hace que el succinato pueda actuar como las citoquinas (que regulan por ejemplo nuestro sistema inmune) o como las hormonas, que son reguladoras clave del metabolismo”, detalla.

A lo que recuerda que “históricamente el succinato se había descrito como una señal de daño asociada a situaciones de hipoxia (falta de oxígeno) o daño tisular y varios estudios habían demostrado que los niveles circulantes de este metabolito se encontraban elevados en patologías inflamatorias. Nuestro grupo de investigación ha sido pionero en el estudio del succinato y su receptor desde un punto de vista metabólico y en el contexto de la obesidad y la diabetes, enfermedades metabólicas que cursan con un estado inflamatorio crónico de bajo grado y con alteraciones en la respuesta del sistema inmunológico”.

Los resultados están siendo prometedores, lo que hace que Sonia Fernández afirme que “creemos que el succinato no solo regula la respuesta inflamatoria sino que también puede ser un elemento clave en el correcto funcionamiento de nuestro organismo, concretamente en el mantenimiento de la homeostasis energética. Conocer sus funciones fisiológicas, y cómo estas pueden verse alteradas en situaciones patológicas como la diabetes y la obesidad nos puede ayudar en el desarrollo de nuevas herramientas clínicas para el tratamiento de estas enfermedades”.

Ante su potencia, este proyecto de investigación ha recibido una ayuda de cerca de un millón de euros en el marco de la Convocatoria CaixaResearch de Investigación en Salud de Fundación “la Caixa”.

Vencer a la obesidad

La obesidad afecta a más de 650 millones de personas y la OMS la considera una pandemia del siglo XXI.

En los últimos años ha crecido el interés en la capacidad de señalización de los metabolitos energéticos, es decir, de su capacidad de actuar como hormonas y que nos ayuden por lo tanto en el tratamiento de enfermedades como la diabetes, la obesidad y sus trastornos asociados.

“Los resultados derivados de nuestra investigación apuntan al succinato como un excelente biomarcador de disfunción metabólica – incluso mejor que la glucosa – que nos podría ayudar a identificar aquellos sujetos en estadios tempranos de la enfermedad, predecir la evolución de la misma, o incluso permitir la estratificación de pacientes para proporcionar el mejor tratamiento posible”, indica Fernández.

En este sentido, destaca que “estudios recientes de nuestro grupo han demostrado que los niveles circulantes de succinato pueden identificar inicio de enfermedad cardiovascular en la población joven. Además, hemos comprobado que es un biomarcador con alto poder predictivo en el contexto del tratamiento quirúrgico en el caso de obesidad severa”.

Sin embargo, no son los únicos hallazgos importantes, ya que el grupo de investigadores también logró demostrar que “determinar los niveles circulantes en sangre antes de lo que se conoce como cirugía metabólica (estrategia terapéutica más efectiva para la pérdida de peso y la mejora de las comorbididades asociadas en personas con obesidad severa) puede identificar con precisión qué pacientes van a presentar remisión de diabetes una vez intervenidos”.

“Además, estos niveles pueden ser utilizados como elemento objetivo para la selección de la mejor técnica quirúrgica ya que no existe un consenso totalmente aceptado sobre la selección del tipo de intervención en este tipo de pacientes. De este modo, podríamos evitar cirugías complicadas y de alto riesgo y obtener resultados similares en cuanto a mejora metabólica con técnicas mucho más simples y menos agresivas”, adelanta Fernández.

Encontrar una herramienta clínica

La jefa del grupo de investigación en diabetes y enfermedades metabólicas del Institut d´Investigació Sanitària Pere Virgili adelanta a IM Médico que “actualmente estamos realizando un ensayo clínico sobre el uso del succinato como herramienta clínica para la selección del tipo de cirugía metabólica en los individuos con obesidad y diabetes”.

“Tenemos además resultados muy prometedores sobre el uso de probióticos dirigidos a disminuir los niveles circulantes de succinato y mejorar así la inflamación y el control glucémico en el contexto de patología metabólica. Hemos trabajado intensamente para proteger dicho conocimiento (mediante patentes) y los próximos años van a ser clave para transferir estos resultados a la práctica clínica”.

Sin embargo, no se trata de un proceso. En el caso de los probióticos, Fernández detalla que acabado recientemente los estudios preclínicos (que se llevan a cabo en modelos animales), el siguiente paso es dar el salto a los estudios en humanos.

“Iniciaremos los estudios de toxicidad y seguridad en los próximos meses. Tendremos que trabajar para cumplir con todos los elementos regulatorios de las agencias pero el principal escollo que nos vamos a encontrar es la falta de financiación, ya que este tipo de estudios son muy costosos”, matiza.

https://www.immedicohospitalario.es/noticia/24529/sonia-ferandez-diamet-descubrimos-que-el-succinato-es-un-biomarca.html