Día mundial del Ictus: 29 de Octubre de 2018
- netmd
- 26 de octubre de 2018
- Cardiología
- 0 Comments
Tic tac… tic tac: cada 4 minutos un argentino sufre un ACV
En el marco de la Semana Mundial de la Prevención del Accidente Cerebro Vascular (ACV), especialistas alertaron sobre la importancia del tiempo en la detección de los síntomas y la asistencia médica, para evitar secuelas graves o la muerte.
Es importante decir que el accidente cerebro vascular (ACV) se puede prevenir. Sin embargo, también hay que decir que es una de las principales causas de muerte y discapacidad en el mundo, y lo peor es que nadie está exento, todos podemos tener un ACV a cualquier edad.
El 90% de los ACV se asocian a factores de riesgo que son controlables y tratables: hipertensión arterial, colesterol elevado, diabetes, sedentarismo, obesidad, mala alimentación, y tabaquismo, entre otros.
Casi en ninguna enfermedad del cuerpo humano la consulta rápida es tan importante como si ocurre un Accidente Cerebrovascular (ACV). Acaso por las alas que requiere esta urgencia es que cada vez se impone con más fuerza la metodología “Angels” propuesta por la European Stroke Organisation (ESO), que consiste en intervenciones específicas en las diferentes fases de la ruta del paciente con ACV, las cuales se encuentran orientadas a disminuir la discapacidad y la tasa de mortalidad en diferentes países del mundo. Boehringer Ingelheim patrocina la iniciativa Angels e invitó a El Tribuno a una conferencia para conocer el programa que ayuda a los médicos a configurar y optimizar las redes de atención al accidente cerebrovascular con el apoyo de sociedades internacionales y locales.
No se trata de medicamentos sino de procedimientos. El cerebro tiene aproximadamente 120 millones de neuronas y en situación de ACV se pierden casi dos millones de neuronas por minuto. “Esa persona, por hora no atendida, envejece una década”, dijo el médico emergencista Adolfo Savia y señaló que “es de suma importancia que el paciente reconozca los principales síntomas del ACV, pues el tiempo es determinante para que reciba atención médica oportuna”. “Entre más rápido solicite atención médica, mejor responderá a los tratamientos y aumentará las posibilidades de reincorporarse a su vida normal”, puntualizó sobre esta patología “tiempo-dependiente”.
Por su parte, la médica neuróloga María Cristina Zurrú, explicó que “el Accidente Cerebrovascular Isquémico Agudo, el tipo más común de accidente cerebrovascular (ACV), se produce cuando el suministro de sangre hacia una parte del cerebro se bloquea, ya sea por un coágulo de sangre en un vaso cerebral o ateroesclerosis (depósitos de grasa o placas que recubren las paredes vasculares). Un derrame cerebral puede conducir a una discapacidad o incluso a la muerte y siempre requiere un tratamiento rápido y agudo”.
Para detectar un ACV hay que tener en cuenta síntomas tales como alteraciones en el lenguaje, no poder pronunciar el nombre, entumecimiento o parálisis de una parte del cuerpo, y alteraciones en el equilibrio y la visión. La doctora Zurrú aclaró que un ACV no siempre genera dolor de cabeza, pero que “es necesario que el paciente esté alerta y consulte si padece lo que considera el peor dolor de cabeza de su vida”.
Y destacó que “el peor error que se puede cometer es subestimar los síntomas. La atención prehospitalaria, es decir todo el ciclo anterior a que el paciente reciba atención en un centro médico, es esencial para evitar secuelas mayores”.
Los factores que predisponen a un riesgo de ACV son la hipertensión, la diabetes, el tabaquismo, algunas enfermedades cardíacas y la obesidad. Por esto, la doctora Zurrú recalcó que “es importante que las personas tengan hábitos saludables para evitar estos factores, y en caso de ya padecer hipertensión o diabetes, tener un manejo adecuado de la enfermedad”.
Angels, una estrategia vital
Hasta ahora, los expertos aseguran que son notorias las dificultades en el proceso de atención, pues las personas muchas veces hacen caso omiso a los síntomas por desconocimiento, o porque acuden a hospitales que no tienen las capacidades para atenderlos.
A raíz de esto, la médica neuróloga María Cristina Zurrú señaló la validez de iniciativas como Angels, que consiste en la socialización de herramientas pedagógicas, a través de la web, para que los pacientes y los médicos puedan optimizar el ciclo de tratamiento de los ACV.
Valeria Caso, presidenta de la European Stroke Organisation (ESO), que propone la iniciativa Angels, explicó: “Nuestra misión es sencilla. Aumentar el número de pacientes que reciben tratamiento en hospitales con capacidades para el ictus y optimizar la calidad del tratamiento en todos los centros del ictus existentes. Estamos creando una comunidad global de centros del ictus y hospitales con capacidades para el ictus que trabajan día a día a fin de mejorar la calidad del tratamiento de todos y cada uno de los pacientes con ictus”.
Para eso piden a todos los centros de atención sanitaria del país que se unan a “Angels Initiative”, a fin de ofrecer una oportunidad a la vida. En Argentina son alrededor de 120 centros los que manejan ya los mismos códigos para la atención de pacientes con ACV.
Los factores de riesgo
– Hipertensión arterial: es el principal desencadenante de un ACV, presente en casi el 80% de los pacientes que lo sufren en Argentina. El 32% de la la población nacional presenta la enfermedad y el 60% de ellos no lo sabe.
– Diabetes: en nuestro país, el 22% de los pacientes que presenta un ACV es diabético y la enfermedad se extiende hasta un 12% de la población.
– Alcoholismo: el consumo excesivo de alcohol tiene una estrecha relación con el riesgo de sufrir hemorragias cerebrales. También la cocaína y otras drogas.
– Tabaquismo: fumar puede triplicar los riesgos de sufrir un ACV tanto para el fumador como para el fumador pasivo. El 27% de los argentinos son fumadores y un 40% está expuesto a ese humo.
– Colesterol elevado: las concentraciones poco saludables del “colesterol malo” en la sangre y bajas del “colesterol bueno” aumentan el riesgo de oclusión de las arterias que van al cerebro.
– Sedentarismo: en los últimos años la falta de actividad física se reprodujo en forma abrupta y constituye una de las causas de los ataques.
– Obesidad: su presencia potencia a otros factores. Los números aquí también encienden la alarma. El 35,4% tiene sobrepeso y el 18% sufre obesidad.
Principales síntomas de un ACV
Se calcula que el 73% de los argentinos conoce los síntomas habituales de un ACV; un dato por demás positivo. Los efectos que se presentan con mayor frecuencia son:
-Dificultad para caminar, mareo, vértigo, pérdida del equilibrio o falta de coordinación.
-Dolor de cabeza súbito y de máxima intensidad
-Dificultad para hablar.
-Problemas repentinos para ver con uno o los dos ojos.
-Pérdida súbita de la visión de un ojo, o visión borrosa o limitada.
-Dificultad para manejar los brazos o coordinar los movimientos.
-Confusión súbita, general, problemas repentinos para hablar o entender.
Datos alarmantes
En Argentina mueren 18 mil personas por año a causa de un ACV. Las estadísticas son alarmantes. Los ataques cerebro vasculares, en las últimas décadas, tuvieron un avance desmedido. De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud (OMS), 15 millones de personas sufren un ACV por año. De esos, 5 millones mueren y otros 5 millones quedan con una discapacidad permanente. En el mundo, es la segunda causa de muerte y la primera de discapacidad.
Se estima que en nuestro país, cada 4 minutos una persona padece un ataque cerebrovascular. De ese número, se desprenden 18 mil muertes anuales. “En el 70% de los casos el paciente se salva y sus secuelas suelen ser severas. Es una enfermedad muy discapacitante”, explicó el doctor Adolfo Savia.
Existen dos tipos de ataques cerebro vasculares: el isquémico, que es el más frecuente -alrededor de un 80% en Argentina- se produce a partir del taponamiento de una arteria. Por otro, el hemorrágico que implica la ruptura de una arteria dentro del cerebro que daña severamente el sector donde ocurre.
La ventana terapéutica
“La clave radica en reducir el tiempo de diagnóstico del paciente para decidir el mejor curso de acción y consecuentemente, mejorar la tasa de sobrevida y las probabilidades de recuperación”, explicó el médico emergencista Adolfo Savia.
Se estipula que la ventana terapéutica que permite reducir los daños cerebrales causados por el ataque cerebral es de 4 horas y media y se puede extender hasta 6 horas con un nuevo tratamiento que se está implementando. Afuera de esa ventana, los riesgos de discapacidad aumentan en forma drástica. El doctor Savia puntualizó: “Desde el momento en que se da el infarto mueren casi 2 millones de neuronas por minuto. Es por esto que el tiempo es tan importante para mitigar sus consecuencias. 15 minutos salvan mucho cerebro”.
Laura Álvarez Chamale