Día y semana de la sordoceguera, 27 de Junio de 2018

El  día 27 de junio, coincidiendo con el aniversario del nacimiento de Hellen Keller, fue declarado Día Internacional de la Sordoceguera durante la elaboración de la Declaración de las necesidades básicas de las personas sordociegas, que tuvo lugar en Estocolmo en 1989.

Por otro lado, en una declaración del Presidente y del Congreso de USA, se declaró que la semana del día 27 de junio fuera reconocida como semana de la concienciación de la sordoceguera.

Tenemos, por tanto, día y semana para hacer difusión de la sordoceguera en los medios. El objetivo de la semana de este año es hacer que más gente conozca y hable de la sordoceguera. Se promueve mencionar este tema en todos los foros, o comunicades de Internet, como Facebook, en las que participemos.

La historia de Hellen Keller no es una historia típica de persona sordociega. Es la historia de una mujer excepcional, con sus claros y sus oscuros. Y a lo largo de su vida logró grandes cosas. Pero lo que todo el mundo debería recordar es que una persona sorda y ciega es una persona
plena, que tiene su necesidad de crecer y de madurar, de experimentar y de acertar o equivocarse.

Esta es la historia resumida:

Helen Adams Keller nació el 27 de junio de 1880 en Tuscumbia un pequeño pueblo en Alabama, noroeste de los Estados Unidos. Era la hija del capitán Arturo Henley Keller y Kate Adams Keller, ella nació con los sentidos de la vista y oídos normales. La casa en la que vivían era sencilla, hecha en tablilla, pintada de blanco, construida en 1820, por los abuelos de Helen. Él se ganaba la vida como dueño de una plantación del algodón y era redactor de un periódico local, el “Alabamian del norte”.

En febrero de 1882, cuando Helen tenía diecinueve meses, adquirió su enfermedad. Probablemente una meningitis. En ese momento y por la gravedad de la enfermedad se esperaba que Helen muriera, pero cuando finalizó la etapa de fiebre, la familia pensó que todo estaba bien otra vez, pero la madre de Helen pronto notó cómo su hija no podía responder cuando sonaba la campana de la cena y cómo no podía ver cuando ella pasaba su mano delante de los ojos de su hija. Llegó a ser así evidente que la enfermedad de Helen le había dejado sorda y ciega.

Su enfermedad trajo consigo problemas de comportamiento, “rabietas”, por ejemplo lanzaba platos y encerraba a su madre en un armario, por lo que sus parientes la veían como un monstruo y pensaron que debía institucionalizarse. En el momento en que Helen cumplió 6 años su familia estaba desesperada. Ocuparse de Helen costaba demasiado para ellos.

Viajaron a visitar a un médico especialista en Baltimore para que los
aconsejara. Allí se confirmó que Helen nunca vería u oiría otra vez, pero este doctor creyó que Helen podría ser educada y aconsejó visitar a un experto en educación de sordos. Este experto era Alexander Graham Bell, el inventor del teléfono, Bell ahora se concentraba en lo que él consideraba su vocación verdadera, la enseñanza de niños sordos.

Alexander Graham Bell sugirió que los Kéller debían escribir a Michael
Anagnos, director de la hoy escuela Perkins para ciegos en Massachussets, y solicitar un profesor para Helen. Michael Anagnos, le dio mucha importancia al caso de Helen y recomendó inmediatamente una antigua alumna de la institución, esa mujer era Anne Sullivan.

Anne Sullivan había perdido casi por completo la visión a los 5 años. En octubre de 1880 Anne comenzó su educación en Perkins y estando allí fue intervenida quirúrgicamente en sus ojos en dos ocasiones, lo que hizo que ella recuperara bastante visión y pudiera leer por periodos de tiempo muy cortos. Anne se graduó de Perkins en 1886 y comenzó a buscar trabajo.

Encontrar trabajo era muy difícil para Anne, debido a su baja visión, así que cuando ella recibió la oferta de Michael Anagnos para trabajar como la profesora de Helen Kéller, una sordociega, aunque ella no tenía ninguna experiencia en esta área, aceptó gustosa.

El 3 de marzo de 1887 Anne llegó a la casa de Helen en Tuscumbia. Anne comenzó inmediatamente a enseñar a Helen lo que podían hacer sus manos para comunicarse, al explicar la palabra “muñeca” para significar un regalo que ella había traído consigo para Helen. La palabra siguiente que ella le enseñó Helen era “torta”. Aunque Helen podría repetir estos movimientos de los dedos, ella no podría entender absolutamente lo que esto significaba. Y mientras que Anne seguía intentando técnicas para hacerse entender, también luchaba para controlar los problemas de comportamiento de Helen.

Anne y Helen se pasaron a vivir a una cabaña pequeña cerca de la casa principal, buscando independencia en Helen y que así, mejorara su comportamiento. Anne se preocupaba mucho por los modales de Helen en la mesa, Helen comía con las manos y no respetaba las normas.

Los intentos de Anne de mejorar los modales de Helen en la mesa, que se peinara sola y se amarrara los zapatos por sí misma, hicieron que Helen continuara con sus “pataletas” y rechazara sus aprendizajes. Anne castigó estas rabietas evitando “hablar” con Helen no deletreándole las palabras en sus manos. Unas semanas después, el comportamiento de Helen comenzó a mejorar mientras que una amistad creció entre las dos. Entonces, después de un mes
de la enseñanza de Anne, la gente llamó un “milagro a todo lo que estaba ocurriendo.

Helen hasta este momento no había entendido todavía el significado de palabras, hasta cuando Anne la condujo a la bomba de agua el 5 de abril de 1887 y todo a su alrededor cambió. Pues Anne bombeó el agua sobre la mano de Helen, Anne explicó el agua y escribió la palabra “agua” en la mano de Helen. Algo dentro de Helen le hizo entender el significado de la palabra, y Anne pudo ver inmediatamente en su cara que ella finalmente entendía.

A partir de ahí Helen aprendió el nombre de todo y pedía que fuera
deletreado en su mano cada cosa que tocaba. Helen aprendió el deletreo de treinta nuevas palabras.

El progreso de Helen era asombroso. Su capacidad de aprender era muy diferente a lo que alguien hubiera visto en una persona sin visión, ni audición. En 1894 Helen y Anne ayudaron a Juan D. Wright y Dr. Thomas Humason quienes planeaban instalar una escuela para sordos en Nueva York.

El 28 de junio de 1904 Helen se graduó de la Universidad de Radcliffe, siendo la primera persona sordociega en obtener un título universitario.

Juan Macy se hizo muy buen amigo de Helen y Anne y en mayo de 1905 después de una cercana relación, Juan y Anne se casaron. El nombre de Anne era a partir de ese momento Anne Sullivan Macy. Los tres vivieron juntos en Wrentham, Massachussets, y durante este tiempo Helen escribió “El mundo en el que vivo”, revelando por primera vez los pensamientos de su mundo. Por ésta época, Juan Macy introdujo a Helen en una nueva y revolucionaria manera de ver el mundo, por lo que en 1909 Helen entró a ser miembro del partido socialista de Massachussets.

En 1918 Helen, Anne y John, se trasladaron a Forest Hilles en Nueva York. Helen usaba su nueva casa como la sede para consecución de fondos de la Fundación Americana para Ciegos. Ella no solo recolectaba dinero, también hacía campañas para mejorar la calidad de vida y las condiciones de las personas ciegas, quienes eran rechazados y erróneamente educados en asilos. Su insistencia fue uno de los factores importantes para que sus condiciones cambiaran.

Poco antes de su muerte en 1968, en la edad de 87 años, Helen Keller le dice a un amigo, “En estos oscuros y silenciosos años, Dios ha estado utilizando mi vida para un propósito que no conozco, pero un día lo entenderé y entonces estaré satisfecha.” El primero de Junio de 1968, en Arcan Ridge, Helen Keller muere mientras dormía. Helen fue incinerada en Bridgeport, Connecticut y su funeral se realizó en la Catedral Nacional de Washington DC, la urna con sus restos más tarde fue llevada a un lugar cerca de los restos de Anne Sullivan y Polly Thomson, las mujeres que le acompañaron en su lucha por las personas ciegas y sordociegas.

http://www.apascide.org/index.php/2012-04-11-07-25-41/60-dia-y-semana-de-la-sordoceguera