Dietoterapia en artritis reumatoide: Revisión de la evidencia

RESUMEN

La artritis reumatoide (RA), es una enfermedad crónica reumática, caracterizada por un daño articular progresivo y manifestaciones extraarticulares, que pueden desencadenar una discapacidad. La etiología de las patologías autoinmunes, incluyendo la RA, es compleja, abarcando factores de tipo genético, hormonal, dietarios y ambientales. Sin embargo, los mecanismos fisiológicos por los que estos agentes contribuyen a la patogenia aún no están definidos completamente. Estudios sugieren un impacto de la disbiosis del microbioma intestinal en la patogénesis de la artritis reumatoide sugiriendo también la alteración de la permeabilidad intestinal como una posible causa. Esta se puede relacionar con patrones dietarios influyentes en la prevención de esta patología así como una propuesta de tratamiento complementario al manejo farmacológico tradicional, considerando el riesgo aumentado de estos pacientes de desarrollar síndrome metabólico y “caquexia reumatoide”, una acumulación de tejido adiposo acompañado de una disminución de tejido muscular debido a los cambios catabólicos debido a la inflamación crónica e inactividad física a consecuencia de las dificultades motoras. Ante evidencia reciente que propone patrones de alimentación e intervenciones dietarias como tratamiento complementario a la terapia farmacológica en el manejo de la RA, la siguiente revisión narrativa cualitativa se propone revisar la efectividad de intervenciones propuestas en términos de dolor y actividad de enfermedad, encontrando dentro de la amplia heterogeneidad de intervenciones propuestas, aquellos patrones dietéticos con efecto modulador de la microbiota intestinal como la dieta mediterránea y sus variaciones en contexto de la promoción de un estilo de vida serían positivas como terapia complementaria a esta patología.

INTRODUCCIÓN

La artritis reumatoide (RA) se presenta más en población femenina que masculina, con un ratio de 4:1 en individuos jóvenes y de 2:1 en población mayor1. A nivel mundial se estima que la prevalencia y carga de enfermedad es variable entre zonas geográficas, dependiendo del nivel de desarrollo y urbanización1,2. En población chilena se estima una prevalencia del 0,46%3. A partir de los resultados de la Encuesta Nacional de Salud 2016-2017 se estimó un valor en 0,6% (0,3–1,2), encontrando una mayor prevalencia entre mujeres4.

Desde la perspectiva genética, la AR es la forma más frecuente de artritis crónica en países desarrollados. Aunque la inflamación articular es la manifestación común, el cuadro clínico, la historia natural y la respuesta a la terapia varía de unos pacientes a otros5,6. El componente principal en la susceptibilidad al desarrollo de AR se encuentra en el complejo mayor de histocompatibilidad (MHC)7,8,9. Desde el punto de vista inmunológico, se han descrito diversos anticuerpos asociados a RA y sólo algunos de estos son específicos, entre los que se encuentran el Factor Reumatoídeo (FR) y los anticuerpos dirigidos contra proteínas y/o péptidos citrulinados10. Los anticuerpos más citados en diferentes estudios son: Anticuerpos dirigidos contra antígenos de los cartílagos como el colágeno de tipo II y la glicoproteína-39 del cartílago humano; Anticuerpos dirigidos contra enzimas de la ruta glicolítica como la glucosa-6-fosfato isomerasa y la creatinina quinasa; Anticuerpos dirigidos contra inmunoglobulinas como el FR; Anticuerpos dirigidos contra proteínas y/o péptidos citrulinados como la filagrina, el fibrinógeno y la vimentina; Anticuerpos antinucleares (ANAs) y Anticuerpos anti-citoplasma de neutrófilos (ANCAs)11,12,13,14,15,16,17,18.

Carolina Díaz Castillo1

Francisco Pérez Bravo1  

1Laboratorio de Micronutrientes. Instituto de Nutrición y Tecnología de los Alimentos (INTA). Universidad de Chile.

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