Efectos del programa de intervención psicoeducativo “Vivir mi jubilación de manera plena: no a la depresión y sí al bienestar” en las experiencias subjetivas de depresión en personas jubiladas
Resumen
El objetivo del estudio fue analizar los efectos del programa de intervención psicoeducativo “Vivir mi jubilación de manera plena: no a la depresión y sí al bienestar” en las experiencias subjetivas de depresión en jubilados. Estudio Cualitativo. Intervención psicoeducativa, evaluación comprensiva a través de estudio de casos con interpretación fenomenológica. Se incluyeron seis personas adultas mayores jubiladas, mayores de 60 años, dos hombres y cuatro mujeres, que asisten y participan en una casa de día para personas jubiladas. Para la evaluación, se realizó un muestreo teórico no probabilístico por conveniencia. Se usó la entrevista individual a profundidad grabada en audio. Se realizó un análisis de tipo fenomenológico. Los resultados mostraron que gracias a la intervención las personas jubiladas vieron la importancia de realizar actividades y de relacionarse socialmente. Además, obtuvieron conocimiento nuevo, destacaron sentimientos positivos y recalcaron la importancia de seguir preparándose. El resultado de la intervención realizada con las personas jubiladas fue positiva.
Introducción
Entre los trastornos neuropsiquiátricos más comunes en personas adultas mayores, están la demencia y la depresión. Un 7 % de la población adulta mayor se ve afectada por depresión mayor, esto representa un 5.7 % de los años vividos con una discapacidad entre las personas de más de 60 años. Se estima que más del 50 % de personas adultas mayores permanecen en hospitales psiquiátricos al no existir otras alternativas de tratamiento en su comunidad (Organización Mundial de la Salud [OMS], 2017; Organización Panamericana de la Salud [OPS], 2013).
De igual manera, la depresión es un trastorno del estado de ánimo y se considera un problema de salud pública. La persona presenta tristeza, pérdida de interés y capacidad de disfrutar, sentimientos de culpa o baja autoestima, trastornos del sueño o del apetito, cansancio y falta de concentración (OMS, 2019). La depresión en población adulta mayor aumenta la percepción de tener mala salud, la utilización de servicios médicos, así como el aumento del costo de asistencia sanitaria (OMS, 2017).
Según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI, 2015), las características asociadas a niveles altos de satisfacción son el no estar en condiciones de pobreza y vulnerabilidad, tener redes sociales, haber tenido un ascenso o aumento del sueldo en el trabajo y confiar en cinco o más amistades. Entre las que se consideran con niveles bajos de satisfacción están en no confiar en la familia, no tener amistades, considerar su nivel de vida inferior al de su niñez, considerar que no se han tomado decisiones importantes en la vida y que haya abuso de sustancias en el hogar.
En una investigación realizada por Henning-Smith (2014), se vio que las personas adultas mayores que viven solas tienen mayor riesgo de sufrir trastornos psicológicos y una peor calidad de vida que quienes viven en pareja. Un factor importante para el bienestar es la interacción social, como parte de esta, las amistades son recursos importantes para las personas jubiladas porque alientan la interacción social permanente, al igual que los recursos sociales y comunitarios, como las personas vecinas (Loureiro, Mendes, Camarneiro, Silva & Pedreiro, 2016). También, se ha visto que la satisfacción socioeconómica y la resiliencia están estrechamente relacionadas al bienestar en la jubilación (Nalin & França, 2015).
En un estudio realizado por Gewolb (2015), se encontró que la manera de llegar a un retiro y envejecimiento exitoso es el mantenerse ocupado y activo. En una revisión sistemática sobre bienestar en la jubilación, realizada por Amorim & França (2019), se vio un consenso en que la salud, las finanzas y las condiciones sociales influyen en cómo la jubilación puede ser evaluada en términos de bienestar. De igual forma, se vio la importancia de prepararse para la jubilación. Es por ello por lo que se ve la necesidad de realizar intervenciones encaminadas a elevar el bienestar y disminuir la depresión en esta etapa de cambios que es la jubilación.
Las intervenciones psicoeducativas comenzaron a ser una demanda social, a partir de los años setenta las cuales tenían un enfoque más psicotécnico y eran parte de la psicología educativa (Fernández, 2011). Estas intervenciones plantean integrar un enfoque educativo, preventivo y psicológico, con el objetivo de fortalecer las capacidades de afrontamiento de un modo más adaptativo (Cuevas-Cancino y Moreno-Pérez, 2017). En las intervenciones psicoeducativas, se favorece una situación de enseñanza y aprendizaje.
Las principales intervenciones encontradas de personas jubiladas mostraron que, gracias a la intervención, se hicieron conscientes de sus problemas y expresaron el deseo de mejorar (Aguilera et al., 2013). Adquirieron emociones positivas y conocimientos nuevos (França. Murta, Negreiros, Pedralho y Carvalhedo, 2013). Se logró que desearan seguir preparándose y planificando (Aguilera-Velasco, Pérez-Solís & Pozos-Radillo, 2014). Así mismo, hubo cambios cognitivos, motivacionales y de comportamiento (Leandro-França, Seidl y Giardini, 2015) y se recalcó la importancia de realizar intervenciones psicoeducativas para disminuir el síndrome del retirado (Yektatalab, Zeraati, Hazratti & Najafi, 2017).
Un objetivo de las intervenciones para promover la salud y el bienestar durante la transición a la jubilación no es solo fomentar el ajuste en la jubilación, sino también apoyar un envejecimiento saludable y prevenir, incluso, la fragilidad (Rodríguez-Monforte et al., 2020). Además, promover y apoyar la preparación a la jubilación para un mejor entendimiento de esta (Aguilera et al., 2013; Aguilera- Velasco et al., 2014).
Aunado a lo anterior, las teorías en las que basamos nuestro programa de intervención fueron tres, la teoría de la continuidad, la teoría de la actividad y la teoría de la andragogía.
La teoría de la continuidad fue creada por Robert Atchley en Estados Unidos en 1971. Esta teoría resalta la necesidad de las personas de mantener una conexión entre el pasado y el presente; es decir, la actividad es importante, pero no por si misma sino en la medida que representa la continuación de un estilo de vida (Papalia, Wendkos y Duskin, 2010).
Una premisa central de la teoría de la continuidad es que, para envejecer con éxito, las personas deben mantener un equilibrio de continuidad y cambio en las estructuras internas y externas existentes. De igual manera, se destaca el hecho de realizar trabajos o actividades similares a los que hicieron en el pasado y de mantener roles hace que se cosechen beneficios a medida que se envejece (Papalia et al., 2010). Las fases propuestas por Atchley en su modelo son prejubilación, jubilación, desencanto, reorientación y estabilidad (Aymerich, Planes y Gras, 2010).
La teoría de la actividad, propuesta en 1964 por Robert Havighurst, describe que las personas que envejecen mejor son los que tienen buenos niveles en lo emocional, físico y social. Esta teoría explica que conforme la persona envejece vive eventos como la viudez, la pérdida de la salud y el retiro, lo que provoca que se reduzca su participación en la sociedad. Esta pérdida de roles produce menor actividad, lo que lleva a un menor bienestar y declive en las funciones. La teoría habla sobre la sustitución de los roles perdidos por otros para mantener la autovalía, como comprometerse en roles sociales (De Liema & Bengtson, 2015).
Finalmente, la teoría de la andragogía fue popularizada por Malcolm Knowles en los años 70, considerado el padre fundador de la educación de adultos. Es considerada como una teoría basada en la educación y el aprendizaje del adulto. Entre sus premisas están la necesidad de saber, la capacidad de autoaprender, la orientación, la motivación, la disposición para el aprendizaje y, finalmente, el uso de las experiencias como recurso importante para su aprendizaje (Morales y Leguizamón, 2017).
En virtud de lo anterior, el objetivo del presente estudio fue analizar los efectos del programa de intervención psicoeducativo “Vivir mi jubilación de manera plena: no a la depresión y sí al bienestar” en las experiencias subjetivas de depresión en personas jubiladas.
Constanza Celia Nieto-Marín1, María de los Ángeles Aguilera Velasco2
1 Maestra en Gerontología, Universidad de Guadalajara. Docente, Centro Universitario de Ciencias de la Salud. Universidad de Guadalajara. México.
2 Doctora en Ciencias de la salud en el Trabajo. Profesora Investigadora, Departamento de Salud Pública, Centro Universitario de Ciencias de la Salud. Universidad de Guadalajara. México.
Para descargar la investigación completa haga clik a continuación:
https://revistas.ucr.ac.cr/index.php/gerontologia/article/view/43365/44837