El 95% de los casos de ceguera por glaucoma se pueden evitar mediante una detección precoz

Haciéndose eco de los datos emitidos por el Consejo General de Colegios de Ópticos-Optometristas, la SEGG insiste en concienciar a la población de la importancia de la detección precoz del glaucoma. “La falta de sintomatología, hace que en muchas ocasiones el hallazgo sea casual tras una visita al especialista por otro motivo, y en otras ocasiones cuando los pacientes acuden a la consulta por percibir alteraciones en su campo visual, ya es demasiado tarde, pues ya se han producido lesiones severas, que desgraciadamente son irreversibles”, explica el Dr. Ramos, Secretario General de la SEGG.

 El glaucoma es la segunda causa de ceguera en el mundo, solo superada por las cataratas, según datos de la Organización Mundial de la Salud. No obstante, a pesar de su gravedad, la mitad de la población afectada por glaucoma lo desconoce, ya que generalmente no causa síntomas que adviertan de la patología. El problema es que, si no se detecta y se trata a tiempo, el glaucoma puede llegar a producir baja visión e, incluso, ceguera en el 5% de los casos. Con una detección temprana de esos casos de ceguera se podría evitar en un 95%.

Glaucoma, el enemigo silencioso

El glaucoma es una lesión irreparable del nervio óptico, normalmente provocada por un fuerte aumento de la presión intraocular. Esta lesión causa una pérdida progresiva de visión, que normalmente comienza por la periferia del campo visual.

Los especialistas suelen calificar al glaucoma como el “enemigo silencioso” ya que en la mayoría de los casos, el paciente no experimenta ninguna molestia ni síntoma hasta que se produce una pérdida visual permanente e irreversible. De ahí la importancia del diagnóstico precoz y el tratamiento en estadios iniciales.   Una vez diagnosticado el glaucoma son múltiples los tratamientos, que solo el oftalmólogo podrá aconsejar, siendo fundamental que el cumplimiento terapéutico sea absoluto, pues de ello depende el control de la enfermedad, más fácil cuanto antes se detecte, motivo por el que se aconseja someterse a reconocimientos periódicos a la población en riesgo, sobre todo los mayores de 40 años con antecedentes familiares de glaucoma. 

La edad, factor de riesgo

Aunque el glaucoma puede aparecer a cualquier edad, lo cierto es que el riesgo aumenta a partir de los 60 años con una incidencia del 2,1 por ciento. Cifra que asciende al 2,3 por ciento en personas de 60 a 69 años y, una vez pasados los 70, alcanza el 4 por ciento. Pero además, existen otros factores de riesgo que favorecen el desarrollo de la enfermedad en uno o en ambos ojos; como la diabetes, la presión intraocular alta, antecedentes familiares de glaucoma, miopía elevada (mayor de 5 dioptrías), hipertensión arterial o estar medicado con corticoides. 

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