El envejecimiento y la atención a la calidad de vida, principales retos en el abordaje de los pacientes con VIH

08/04/2022  

Especialistas en enfermedades infecciosas participan en el Simposio SI, con participación de ponentes internacionales, organizado por Janssen.

Mejorar la calidad de vida de las personas mayores y con comorbilidades que viven con VIH es el principal desafío que afrontan en la actualidad los especialistas en enfermedades infecciosas en sus consultas. Un nuevo enfoque que busca no solo la supresión viral (logrando disminuir la carga de virus en sangre hasta niveles indetectables), sino incorporar otros aspectos clave para el día a día de estos pacientes, como la personalización de las terapias o el manejo adecuado de comorbilidades. 

Todos estos aspectos han sido abordados durante el Simposio SI 2022, organizado con la colaboración de Janssen Pharmaceutical Companies of Johnson & Johnson y que ha reunido a más de 100 expertos en enfermedades infecciosas en Madrid, Barcelona, Sevilla y Valencia, de forma simultánea bajo el lema ‘Pongamos luz al futuro del VIH’. “Este formato nos ha permitido establecer foros de discusión más participativos en las sedes y comparar las conclusiones de cada sesión, lo cual ha sido una fuente de enriquecimiento”, ha destacado la Dra. María Luisa Montes Ramírez, especialista de la Unidad de VIH del Servicio de Medicina Interna del Hospital Universitario La Paz (IdiPAZ) y una de las coordinadoras del encuentro. 

Cada vez son más los pacientes con VIH que superan la mediana edad, una realidad que exige facilitar una atención integral en la que se incluyan acciones preventivas frente al envejecimiento prematuro y las comorbilidades asociadas al virus. Por eso, el Dr. Josep Mallolas, jefe de la Unidad VIH-SIDA del Hospital Clínic de Barcelona y coordinador del Simposio SI, ha asegurado que “la mejora de la calidad de vida se ha convertido en la piedra angular en la que recaen la mayor parte de los esfuerzos actuales para mejorar la vida de nuestros pacientes. Ya no buscamos solo el éxito terapéutico virológico, sino abordar aspectos que en el pasado no tenían tanta atención y que ahora son fundamentales en la mejora de la calidad de vida de nuestros pacientes: opciones más convenientes, tratamientos parenterales y enfoque de las comorbilidades”. 

En cuanto a los avances que hasta ahora han hecho posible esta mejora, el Dr. Mallolas destaca “el nivel de eficacia, tolerancia y conveniencia de los tratamientos antirretrovirales (TAR) actuales” que ha permitido centrar la atención cada vez más en la calidad de vida. El coordinador del Simposio también ha adelantado que “dispondremos de medicaciones parenterales −tratamientos administrados mediante inyección por vía subcutánea, intramuscular o intravenosa− de larga duración, lo que será un avance importante para un número significativo de nuestros pacientes”

Las comorbilidades hepáticas 

Una de las comorbilidades que ha experimentado un mayor cambio en los últimos años en las personas que viven con VIH es la hepáticaLa Dra. Montes ha recordado que a lo largo de 30 años se ha estado lidiando con coinfecciones virales, como la hepatitis B, C y D. “Los programas de vacunación sistemáticos, los tratamientos antirretrovirales que incluyen fármacos frente a la hepatitis B y, por supuesto, los tratamientos con agentes antivirales directos frente a la hepatitis C han supuesto un cambio radical. Actualmente, la patología hepática de origen viral supone entre el 5%-20%[1],[2]; a pesar de ello, se estima que cada año, entre dos y seis personas de cada 100[3] que están en seguimiento desarrollan una elevación de transaminasas transitoria o crónica que en más del 80% de los casos corresponde a una enfermedad hepática metabólica”. 

La enfermedad hepática metabólica es una patología de curso lento que consiste en la elevada acumulación de grasa en el interior del hígado, frecuentemente con manifestaciones sintomáticas que muchas veces no son perceptibles, pero que supone un importante riesgo cardiovascular para el paciente.

Ante esta realidad, la Dra. Montes, también coordinadora del Simposio SI, ha insistido en la necesidad de “aumentar la sensibilidad hacia esta enfermedad, cuya expresión puede ser muy sutil e inespecífica durante largos periodos de tiempo; e implementar herramientas diagnósticas de fácil aplicación que nos ayuden a empezar a discriminar a los pacientes con enfermedad metabólica hepática y a los que están en riesgo de desarrollarla”. 

Para ello, es esencial la evaluación integral de los pacientes, atendiendo las comorbilidades que puedan estar asociadas al metabolismo de la glucosa y los lípidos, el sobrepeso, la hipertensión, el tabaquismo, alcohol y el estilo de vida, así como el tratamiento antirretroviral, para tomar medidas que ayuden a prevenir o retrasar cualquier complicación de salud que también perjudique la calidad de vida de los pacientes. 

La especialista ha explicado que, actualmente, gran parte de la actividad asistencial que se realiza con las personas que viven con VIH “está relacionada con el diagnóstico, prevención y tratamiento de múltiples patologías asociadas al envejecimiento y el estilo de vida de los países desarrollados”. Por eso, los principales retos a los que se enfrentan los profesionales de la salud consisten en informar sobre la prevalencia y al curso de enfermedades comunes en las personas con VIH, determinar si es necesario iniciar intervenciones preventivas o terapéuticas antes y/o de manera más intensiva; y entender si el tratamiento antirretroviral puede favorecer o prevenir el desarrollo de algunas comorbilidades. 

El cuarto noventa 

ONUSIDA propuso en el año 2014 el plan 90-90-90[4] con el objetivo de poner fin a la epidemia de SIDA, a través del diagnóstico del 90% de personas con VIH+, el tratamiento antirretroviral (TAR) del 90% de las personas diagnosticadas y lograr la supresión viral en el 90% de los pacientes tratados. Sin embargo, este plan no contemplaba problemas de salud relacionados con la infección por VIH que a menudo afrontan los pacientes, como las comorbilidades físicas, problemas de salud mental, dificultades económicas y el posible estigma relacionado con el VIH. 

Para abordar estos problemas de salud se presentó en la 17ª Conferencia Europea sobre el SIDA en Basilea, en noviembre de 2019, la iniciativa ‘Moving Fourth’[5] con la colaboración de Janssen, para alcanzar el ‘Cuarto 90’, un objetivo adicional que persigue la adopción de un enfoque personalizado a largo plazo en la atención al paciente, para desarrollar herramientas que puedan ayudar a mejorar la calidad de vida de las personas que viven con VIH. 

En España se diagnosticaron en España 2.698 nuevos casos en 2019[6]. El Dr. Mallolas ha recordado que, “aproximadamente 150.000 personas en el país viven con VIH y más del 85% de ellas está diagnosticadas, cerca del 90% recibe tratamiento antirretroviral (TAR) y más del 90% tiene carga viral indetectable”. Aun así, 13 de cada 100 personas con VIH en España desconocen que tienen la infección.[7] 

“El mayor desafío ahora es mantener el foco en las personas que están viviendo con VIH ya que muchos siguen con problemas de salud. El éxito de la supresión del virus hace que se pierda el enfoque en esta población tan importante”, ha asegurado por su parte el profesor Jeffrey Lazarus, codirector del Programa de Infecciones Víricas y Bacterianas del Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), y otro de los participantes en el simposio, quien también afirma que “mientras haya discriminación, habrá estigma. Y juntos perjudican la calidad de vida de pacientes con VIH”. 

Por ello, un grupo multidisciplinar con expertos de VIH en todo el mundo ha elaborado la ‘Declaración de consenso sobre el papel de los sistemas de salud para promover el bienestar a largo plazo de las personas que viven con VIH’[8] en la que se identifican los aspectos clave para ofrecer una atención sanitaria integral, centrada en la persona a lo largo de toda su vida. Para el Prof. Lazarus se trata de un avance sin precedentes. “Por primera vez, contamos con un consenso global para abordar, desde los sistemas de salud, la calidad de vida, más allá de la supresión viral”. 

El manejo de los virus respiratorios 

Después de un año con apenas infecciones por el virus respiratorio sincitial (VRS) y el de la gripe, el Prof. Adolfo García-Sastre, director del Instituto de Salud Global y Patógenos Emergentes de la Escuela de Medicina Icahn/Mount Sinai en New York, ha expresado en el evento que “se podría predecir que, en cuanto se eliminen las restricciones debido a la pandemia provocada por la COVID-19, estos dos virus respiratorios volverán a causar las complicaciones que producen habitualmente todos los años”. 

El problema es que la infección por el virus respiratorio sincitial (VRS) no induce una inmunidad protectora lo suficientemente buena. “Se necesitan varias infecciones, normalmente en la niñez, para desarrollar protección y esta protección se pierde en condiciones de inmunidad senescente, que es el deterioro gradual del sistema inmune provocado por el avance natural de la edad; o de inmunosupresión” ha señalado el Prof. García-Sastre. 

El virus respiratorio sincitial es la principal causa de bronquitis y neumonía[9] y una de las infecciones más frecuentes,1 afectando a más de 64 millones de personas en todo el mundo en un año típico, en todos los grupos de edad.[10] No obstante, este virus afecta desproporcionadamente a los adultos de mayor edad,[11] lo que pone de manifiesto una necesidad urgente de disponer de tratamientos que faciliten la prevención de la significativa morbilidad y mortalidad causadas por el VRS. 

En este contexto se pone de manifiesto la necesidad de contar con tratamientos preventivos que ayuden a abordar la infección. No obstante, el Prof. Adolfo García-Sastre se ha mostrado alentador: “Existen vacunas en desarrollo contra VRS, que esperemos puedan llegar a dar resultados y a ser aprobadas”.

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